REPERTORIO AMERICANO 263 que cueste, la verdadera República de Panarná, con una conciencia clara y nítida, responsable y comprensiva, de su personalidad internacional y nacional, de modo que nuestra vida ciudadana se agite en medio de un ambiente de pu.
reza administrativa y de honestidad política contra la cual se estrellen todas las claudicaciones, se desvanezcan todos los errores y se cautericen todos los vi.
cios que hasta hoy, en virtud de ese relajamiento político,. económico y moral en que hemos vivido, han constitui.
do y constituyen, la línea de conducta de nuestras relaciones con los Estados Unidos de Norte América.
Estados Unidos de Norte América es un país organizado y con conciencia plena de su responsabilidad histórica y con madurez política innegable. Mientras nosotros sigamos siendo niños, y niños débiles, inmorales, mediocres, hara pien.
tos, jamás podremos ni siquiera discutir con esa nación que tiene todos los atribu.
tos del hombre fuerte, la razón de ser de nuestras aspiraciones. La primera labor, nuestra, pues, está en adquirir la medurez necesaria y compatible con o en re. lación con nuestras oportunidades 50ciológicas.
Estas cosas, doctor Méndez, no crea que las afirmo sin pensarlas y sin oprimir el corazón. Ellas son conclusiones dolorosas a que me ha llevado la meditación sobre el por qué de nuestros males y del cómo remediarlos. Si alguna den verificarse en esos hombres, en esas instituciones y en esos sistemas.
ROGELIO SOTELA Le me hablado, doctor Méndez, como yo acostumbro hablar siempre: con fran.
ABOGADO queza. Dispense Ud. y cualquiera otra persona que pueda creerse lastimada con NOTARIO mis anteriores apreciaciones. Ellas no han sido hechas con el deseo de mortiOficina: Pasaje Dent ficar. Son las manifestaciones espontáneas, sinceras de quien cree que la verTELEFONO No. 3090 dad dicha, lo que se cree que es la verdad, es la mejor palabra y la mejor acCasa de habitación, Teléfono No. 2208 ción.
Su afectísimo, trascendencia histórica tendrá la geneAlberto Rodríguez ración de hoy, a la cual pertenezco, es la de saber expiar el pecado, el gran pecado, de las generaciones que la han Esta carta fué llevada personalº precedido, rectificando los errores me mente por mí al Lic. José Isaac Fábrediante una labor de reconstrucción ¿no ga, para su publicación en La Estrella será mejor? de construcción nacional. de Panamá y devuelta por el mismo Lic.
De aquí que no sea de los que aplau Fábrega, con las siguientes frases: Ro.
den sin reservas el gesto audaz de nues dríguez, su carta está muy interesante; tro Presidente al ir a conferenciar con pero los directores de los diarios de Pael Presidente Roosevelt respecto de nues namá nos comprometimos a no dar ca.
tras dificultades con los Estados Unidos bida en nuestros periódicos a artículo de Norte América. es que la solución algunc que sea contrario a lo resuelto de nuestros problemas no dependen ni por el Excmo. Sr. Presidente de la Repodría depender de la buena voluntad pública, por todo el tiempo que dure su del altruismo de dos hombres por más misión en Washington. Si otro periódique éstos se acerquen a Dios en su po. co desea publicar su carta, rompiendo derío y magnificencia. Nuestros males o ese compromiso puede hacerlo.
problemas son crisis de sistemas, de instituciones y de hombres. Su solución esA.
tá, pues, sujeta a los cambios que pue(MATLA) FOLLETIN DEL Rep. Am. 9) Al salir el Cacique aparece Matla, anciana esclava descendiente lejana de ción de Guaré, en cuyo regazo pasó sus La cautiva escucha estas palabras con la tribu de Nicoya. Es una marchita flor mejores tiempos.
indiferencia: nada en su exterior traicio. que aun se sostiene firme en su tallo. Por qué, entonces, como tórtola na la intima impresión. El Cacique tra Su cabeza blanca parece cubierta por fisorprendida, tiembla Yara?
ta en vano de penetrar el sentir oculto nísimo polvo de arroz o aureolado de Yara está tranquila como el rocío en de aquellos. ojos impasibles, de aque nubes. Su rostro, del que huyó hace la flor.
llos labios callados, de aquel corazón inmucho tiempo la frescura juvenil, está. El rocío puede ser robado por las conmovible. Vencido al fin, se levanta cruzado de grietas como la corteza de mariposas y es frío como la brisa del disponiéndose a salir.
un achacoso árbol. Las flaccidas carnes amanecer. Que sea cumplido el deseo del pridenuncian la belleza y consistencia que Yara, señor, responde comprensi sionero!
Pero en va sabe que su corazón está quieto y tuvieron en mejor edad.
su con esta orden despide a todos, dormido como el jugo en el coco. excepto a Yara, obligándola a permanecuerpo no hay temblores: aunque en el En los hermosos ojos de Yara se ha cer en su sitio. Una vez solos, el Caciocaso se mantiene fuerte, con algún resdetenido un rayo de luz que no es el que dice a su cautiva: to del vigor racial. Matla es pequeña y mismo de siempre. No olvide la bella flor nicoyana la un poco encorvada como espina de ro. Yara miraba el brasero agonizar re promesa de Cararé. El sólo anhela que sa. Hay en su paso suavidad de brisa plica con obstinación la muchacha y, Yara pueda volver a cruzar el golfo, cacrepuscular y en su voz soplo maternal.
sin duda, una llama se enredó en sus mino del paienque de Kaurki. Si Yara Venerada por todos en la Corte, Matla pupilas!
es buena, Cararé perdonará. goza de gran confianza y libertad. Más. Yara demanda impaciente el Ca. Así habló el señor del valle de Uja que una esclava es una reliquia en el cique dice la verdad?
rrás en ese anochecer inicial del estío.
amor de los suyos. Ambula por todos Nunca supo otra cosa Yara, señor! Yara se limita a escuchar en silencio haº lados, conoce a todo el mundo y sirve. mintió hábil y valiente la cautiva. ciendo ligera inclinación de su gracioen cierta forma, de consejera a las donLa presencia intempestiva de un nue so talie. Luego sale cabizbaja y lenta. cellas de la tribu. No le son desconocivo personaje, interrumpe el diálogo. Es Ni una palabra ni el menor gesto de dos muchos detalles de la vida cortesaun alto servidor en la Corte que habla comprensión; enigmática y muda como así al Cacique: na y se mantiene dentro de ella como monumento egipcio, traspone la cortina. Señor, un extraño individuo, ex Firme, con la marcial firmeza de su un regulador de las costumbres y de los tranjero en tus dominios, ha sido apre. cuerpo vigoroso, con el gesto de un hom ritos religiosos. La está permitido pesado. Sólo sabe cantar y dice que no bre que ama y no el del soberano que netrar en las habitaciones íntimas y recuerda a su tribu. Debe haber cami ordena, Cararé contempla pensativo la despierta siempre profundo respeto y nado inucho porque sus pies están hin movible tela tras la cual ha desapareci simpatía. Matla conoce la situación de chados. Ha dicho, con dificultosa voz, do su joven cautiva. En sus ojos asoma Yara, a quien, compadecida, protege en que desea ver a Cararé.
su sonrisa la esperanza.
secreto. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica