REPERTORIO AMERICANO LAS HORAS Poesias TROPICO Para Waldo Frank Tomadas de Quijongo. Madrid MAX JIMÉNEZ Las horas son concavas y tienen el ritmo que llevan los muertos.
Las noras son mazo que va sobre el bronce.
Sanudo c3 el puño que lanza las horas y escomi:ran el pueblo.
QUIJONGO La tarde se diluye en la vida campesina.
El sol, con su fiesta, alimenta la boca insaciable del horizonte.
Una tarde que se duerme en su propia voluntad.
Unog pájaros, apaciblemecie, se ponen agua de cclajes por unas plumas aurora tropical. la tarde se alarga en su tibieza de cariño.
El Creador se ha hecho magia.
Atardecer que se tributa al infinito.
Las horas son concavas, con voces de grito, de un primer grito, y siempre entre llanto. nadit está firme, lo danzan las horas; ni el blanco ni el negro resiste asa danza.
VENDIMIA Las horas son concavas, y rajan los bronces; las horas no tienen donde dar sus horas. Implorar. Implorar?
Si esto no dura, es como agua en las dos manos; si nos estamos yendo, todos esfuerzos vazos.
Si cada primavera cubre un tronco más viejo. Oh, zumo el de las vides que más vive de anejo!
MADRID Las horas que vienen de tierra de nadie; con risa de huesos, con risa de roca.
Poesia Implorar. Implorar.
Al que esta noche misma me quita un haz de vida. Acaso a mí me importa que venga otra cosecha ¿Acaso porque imploro se ha de parar la vida?
No queda inás que el lloro en esta obligada y miserable brecha. todo estí puesto en ritmo de horas. todo rebota en su nisma corriente también el gran bronce que sirve a las horas.
NOCTURNO DE GRANJA LA TARDE QUE ES MIA Para Enrique Azcoaga Pastan las cabras en el azul de cielo.
La luna es capeza de virgen con su manto de estrellas.
En esta noche que acaricia, tienden los higuerones sus ramas al sueño.
El enimo sin jugo.
cuando todo es lo niismo.
Cuando el sol nada prende ni la noche hace noche; cuando vamos con cáscara qlie no siente pulpa; cuando el árbol no habla de su oro de Otoño.
Cuando todo es lo mismo: en el propio sembrado robar la semilla, dejar la cosecha.
Ni tedio ni humo, ni llanto ni canto.
Los gestos en urna que no dan palabra.
No ir tras los dias; Jejar que en el tieinpo Nos barien las horas.
Noche de la granja, esencia de Nocturno.
Aire que se lleva mi alma allá donde pastan las cabras, que se corrien el azul de las noches y descansan en la luz del sol.
LA ESTRELLA DE TODOS Max Jiménez: Quijongo.
Espasa Calpe. Madrid, 1933.
En un clásico libro de Peralta, titulado Costa Rica, Nicaragua y Panamá en el siglo xvi. se define América Central: Una vasta region, que se extiende como un puente gigantesco, levantado entre los océanos Atlántico y Pacífico, para unir los grandes continentes del Norte y del Sur del Nuevo Mundo. Política y geográficamente, aquellas tierras eran conocidas de todos; pero su historia literaria permanecía casi ignorada, como reconoció inuy bien don Marcelino Menéndez y Felayo cuando escribió la Historia de la poesia hispanoamericana. obra de verdadera trascendencia para la raza latina y prodigio de documentación, como todas las de nuestra firan crudito. Desde entonces acá. la América del centro, como todo el continente de habla española, ha sido pródiga en poetas. Recuérdese que el nombre de Nicaragua está gloriosamente unido a la poesía por Rubén Darío. En lo que se refiere a estos últimos años, las antologias han recogido con frecuencia mucstras excelentes de la lírica de aquellos paises, incorporada a los movimientos de la actualidad y con ritmo de las más avanzadas escuelas, De Costa Rica hilo sutil entre los dos mundos aniericanos, nación apacible y cadenciosa nos llega ahora la voz de un poeta a través de un libro editado entre nosotros por Espasa Calpe. Quijongo es su titulo y Max Jiménez el autor. Quijongo es un instrumento típico de aquellas regiones. Un arco con una ficara adherida a la madera, que hace que los contactos que tienen lugar en la cuerda se transformen en voces humanas, en gemidos de una nostalgia delicada y bruja. Una especie de guitarrito polinesio. De música de Hawai. Es simple puede oírsele al poeta y tiene el encanto de los instrumentos que solamente pueden ser tocados con el alma. Tenemos, pues, la explicación del título, porque el libro de Max Jiménez es eso: música triste, voces llenas de emoción, sones de quijongo.
Un dia nos llegó un libro: Gleba. Más tarde, otro: Sonaja. Con el debajo del bra.
zo conocimos a Max Jiménez, que venia a nosotros on momentos bien trascendentales. Pasa a la página 159)
Por alma las pasiones que ya no tocan tierra, y carne hecha de carne.
CORAZON DEL MAR Los cjos son de lago y orillas invernales, Riberas que se juntan y ocultan los pecados que guarda el infinito.
En las jarcias de mi alma aún puedes en.
sayar: Romos vietos amigos, viejo mar.
Yo sé de tus tristezas, yo sé que las auroras no te logran consolar, yo conozco tus penas, corazón del mar.
Labios eternamente abiertos en humedad de trópico.
Labios con ritmo de montañas que belen en los cielos los besuy de las tardes.
Aquí, donde las palmas arrullan tu tibicza.
allá, donde las olas ven la aurora boreal.
tu impetu se dubla, y caes en tu tristeza, tu vida y la mia siempre será otoñal. Cabellos, con vidit en tempestades y rizos en los vientos.
Melena en que dejaron las huellas digitales grabadas las pasiones. l ara qué las estrellas y la luz llena de luna?
Tu alma y mi alma se vuelven a juntar hoy que tienes aspecto de indolente laguna en donde un viejo albatros, unos listones negros se ha puesto a dibujar.
Yo soy tu fiel amigo, corazón del mar. como si un páramo al fin da una corola que nunca engendra el fruto, los senos, que nunca serán pechos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica