REPERTORIO AMERICANO 41 na vida de Rubén Darío De El Mercurio. Santiago de Chile Francisco Contreras, el buen chileno y el buen americano del Mercure de France. ha publicado la biografía cabal y colmada de Rubén Darío, que ya venía siendo una deuda atrasada de nuestros escritores hacia el Maestro.
La obra sale de una mano ejercitada en la crítica literaria durante veinte años, en la grande, que es la crítica sin histerismos de admiración ni de aborrecimiento, y de la que Francia ha sido y sigue siendo la enseñadora. Enseñadora, ella, de aquellos que pueden aprenderla y que son, de una parte, los capaces de labor bibliográfica tiesa y dura, y, de otra, los de naturaleza sana que no inficionan un trabajo crítico con su propio humor ponzoñoso.
Rubén Darío, que todo lo fecundo y de todo proveyó a nuestra raza (poetas, narradores y críticos. andaba por ahí Rubén Dario, a los 25 anos; con su pobre nombre llevado y traído en como era cuando estuvo en Costa Rica. 1892)
artículos de buena o de mala voluntad, más o menos extensos, más o menos anecdóticos, de anécdota veraz unas veces, Una biografía de Rubén Darío de este desfigurada las más y también perversa.
tono sereno, de esta visión completa de conjunto y de detalle, no nos la esperáLa filialidad literaria, tan común en bamos pronto, sin embargo, aunque la una Alemania joven que se ha puesto a estuviésemos necesitando. La gesticumontar guardia celosa en torno de su lación en torno del Maestro, la favorable Nietzsche, o en una Provenza vieja, que y la adversa, no han pasado todavía, y cela, como la niña de sus ojos, la vida de este manoteo doble conturba al mejor su Mistral; la filialidad de las gentes eucrítico y le vuelve la cabeza a derecha e ropeas que saben lo que significa para izquierda, rompiéndole la derechura útil su propia estampa fijar de una vez por de la mirada.
todas la verdad acerca de sus maestros, La obra de Contreras se halla dividida es cosa que en nuestra América está toen dos porciones desahogadas sobre la Vi davía en puro agraz.
da y la Obra, y cada una de las partes En tres ocasiones solamente yo he senha sido tratada con un orden y una claritido que el Rubén que me servían era el dad que llamaríamos docentes. si la legítimo, el Ruben que no tuve la fiesta noble palabra 20 estuviese tan envilepascual de conocer: una fué en la con cida.
versación de Manuel Ugarte, hombre Creíamos sabernos bien esta Vida, de aseado en la conciencia literaria como en tanto chismecillo como nos ha corrido las otras, y cuya mano trata sin tiznar su asunto americano; otra fué las charlas familiares que tuvimos Lolita de Turcios, la santa hermana de Rubén Darío, y yo, en el San Salvador de nuestro encuentro; la otra es la lectura de la obra de Francisco Contreras, más lo que de su boca recogí hace años en su casa, con tenta de escuchar en acento chileno cosas nobles sobre Darío. Es malo deber me decía una vez Pedro Prado, explicándome la malquerencia de algún deudor. La sensación de servicio es nociva de sentir para algunos porque les irrita, y ya en esta irritación comienza la llaga.
Me he acordado de estas palabras muchas veces a propósito de Darío. No sólo dió mucho, sino que casi nadie se libro de recibirle; hasta a pesar suyo le reci.
bieron, y lo regalado eran cosas fundamentales como ojos nuevos y orejas nuevas. y algún trueque de entraña, de modo que tales presentes durables no se Rubén Dario, a los 29 años.
pueden negar ni olvidar. Dibujo de Schlafino)
por la oreja sobre los cuarenta años del Maestro. Lo peor en estas cosas no es estar en ayunas de noticias sino haberlas recibido a tontas y a locas, es decir, de tontos y de pícaros.
Al fin tenemos aquí, articulada de modo que nada útil nos falte, la existencia del hombre nacido para nosotros en Nicaragua, zarandeado en una docena de países nuestros y claveteado como un pobre quetzal en el cartón frío de Europa. para bien suyo, creía él. para su bien y para su mal, por iguales partes, decimos nosotros ahora, los criollistas. Aquí están, en la cumplida biografía, los tres casamientos, que llamaríamos mejor casorios. por lo mal hechos: bien seguidos están los viajes en busca de dineros americanos que nunca dieron de vivir, porque no eran estables y si lo hubieran sido, no le bastaran al amiguero dispendioso que fué siempre y el carácter noble, el natural caballeroso guardado a pesar de enfermedades y pobrezas, para acoger a los amigos a los de su jerarquía, a los medianitos y a los ínfimos, dándoles su tiempo liberalmente; la manera reservada sin perfidia mestiza, y el rebosamiento de la alegría en las noches de copas. la lengua de hombre pulcro, desprovista de obscenidad y de injuria, rara en español pirenaico o ultramari.
no. Toda la menudencia valiosa del trato que sirve para informar y sugerir, se nos entrega aquí desmenuzada abundantemente. Son cosa de agradecer al memorioso que las supo guardar, y al acumulador de datos que las ha escogido en montaña anecdótica. Cuenta a su Maestro con precioso pudor, Francisco Contreras y, a la vez, sin pujos de defensa protectora; refiere lo honorable de aquella vida y señala lo feo sin dejar ahí el índice pegado, y no tiene vergüenza de ser tierno muchas veces y de desenterrar a su Lázaro como Jesús al suyo, descompuesto de sepultura, con los ojos húmedos. El lector dice lo que los otros: Ved cómo le quería. Mejor es que desentierren así los del oficio críti.
co que como Brousson lo hizo y lo si.
gue haciendo. El que mucha podre saca, tiene cierto gusto de ella, y parece que la aumenta en sui mano.
Rubén Darío arrastra todavía una reputación que no alcanza a la de poeta maldito, pero sí a la de alcohólico empedernido, o sea, a la de hombre desmoralizado.
Hasta qué punto fué Darío un alcohólico, hasta dón:lc dió largos años a la bebida, yo no lo sé a pesar de todas las confidencias fáciles que de él nos han hecho sus compañeros. Sabemos, eso sí, que un hombre de botella cotidiana no deja detrás treinta y cinco volúmenes; sabemos que un alcoholismo radical elimina toda posibilidad de trabajo, y, es Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica