33 REPERTORIO AMERICANO.
ria espada de gramáticos. como tan falenas de mis sienes cuando tus manos aurora para novias enfermas, un murmutos empecinados circundaban el cadáver amparen mi cabcza. Tú me enseñarás a llo de suspiros se levanta de cada balcón del diccionario, imaginamos que en muy coger la flor del mundo aljofarada, sin de Salambó. Sus poetas no son los funcercana hora no llegaríamos a entender deshojarla nunca con mis polvorientos de cionarios de tus ciudades cenicientas que su acento rancio, como hoy ocurre cuandos de profesor. Ya sólo quiero, como ganan dinero con suis versos. Vagabundo hablamos con esos extraños castella tú, leer novelas que no fatiguen los ojos dos, condottieris o mendigos, en su esclanos de Salónica o de Estambul, esos ju ni el espíritu. Delicada artífice de la vina quedan reflejos de púrpura. Entre díos que lamentan, en fabla heterodoxa, bores exquisitamente inútiles encaje, ca. un ciprés y un inausoleo se les ha visto la dulzura de una España obsoleta. ricia o ramillete, tú ahuyentarás mi jan por la noche evocar en versos de letal deEntonces vinimos a buscar, en la fiesta. senismo que mide toda felicidad por lo licia a la amiga perdida; y otras veces, perenne de tu raza, un refrigerio para que dura y la desecha gimiendo. más allá, gobernaron provincias arrebanuestra inquietud de aventureros. yo ¡Ay! son propósitos tan fugaces como tadamente, como ese emperador que lletraje también mi incienso cándido, la aro la primavera de París! Vanamente prevando en la mano rienda y lira sentía sumática mirra de mi juventud, con el tendi libertarme de aquella tiranía de la bir hasta las cuerdas el desbocado afán asombro de la romería. En tu ciudad sangre; vanamente por tu Versalles, que de su cuadriga. Mis abuelos fundiedeslumbradora he sido el mago moreno parece cuando el otoño lo transfigura el ron alguna vez tipos de imprenta para y tributario, el peregrino pálido del Eldorado vivo de mis abuelos, yo tamfabricar balas con ellos y de un cañón verso que cena langostinos mientras la bién fuí a sorprender la cita del silvano.
inválido salió el bronce de la campana compañera escribe en el espejo, con el Busca en los troncos mi inicial; en algudel convento. Yo presencié la guerra cidiamante de la sortija, un nombre más. no de sus laberintos quedan huellas de vil cuando era niño, en mis sentidos ha En horas cenicientas o tan alegres, cuanun ramillete mío. Pero en los bordes de quedado su olor de pólvora y de sangre.
do el champaña hierve y canta, París y un jarrón de mármol aquellos adolescenPero también en mis noches solitarias se tu imagen se confunden. No sé si fué tes esculpidos que se inclinan para mirar levanta la imagen de una ciudad remota, la ciudad loca la que adoré en tus rasen el fondo el polvo de hojas muertas, polvorienta y casi muerta, donde las hogos o si ella es sólo un ornamento de tu son el emblema intolerable de mi juvenras caen con sonido ritual sobre plazas inmortal frivolidad. Todos sus barrios tud que leyó a Becquer.
lunáticas y por las calles dormidas que son jalones de mi itinerario sentimental atraviesan los gatos como trasgos de una Compadéceme, pues, Amada mía, si no y todos sus jardines me conocen. Bajo puedo ser tuyo únicamente; perdóname edad medrosa, la sombra de las ventaesa alameda del Luxemburgo me confenas de reja está encendida de amor. oh ubilante! si marchita en la vigisé a media voz; en el Jardín de Plantas, lia mi corona. Hay tantas cosas que me como esta noche de júbilo en Montfrente a las águilas desterradas de mi martre queda lejana de mis noches lunaseparan de ti, porque son enteramente cielo, me abrió su corazón una mujer res, como en la amena fiesta adiviné la americanas: paisajes, perfumes, melancoamada y olvidada; y aquellas altas galetiranía de mis atavismos, he sentido lías! Toda la historia de mi infancia trasrías de Notre Dame. Dios me perdone!
bruscamente, Amada mía, mientras es ciende a la opulenta flor del chirimoyo fueron fresca cita para un cálido amor.
fácil la risa y dulce el vino. la flaqueque llevaban las limeñas en sus vestidos ¡Oh festines de besos, oh fiestas rubias, za imperiosa de murmurarte que siglos y coloniales; no queremos probar la miel caudal intacto de una juventud que dilapáramos y mares dividen nuestras almas de Grecia porque nos dió el camuati su enlazadas con este abrazo triste, porque pida cada mañana su ventura! En la más suave delicia; y la calandría nos immadurez entumecida una bandada de aleviví mi infancia bajo estrellas distintas, pide escuchar al ruiseñor. Pero hay 50grías se levanta súbitamente palpitando en un raro y lejano país.
bre todo, Amada mia, tristezas que son con un rumor de golondrinas que se van únicas. Por los caminos de mis serranías París, 1912.
juntas, y el disperso recuerdo me ator he escuchado cantos quechuas con ninmenta como el de la juventud que ya no guna de tus óperas comparables. Su deAGUJA DE MAREAR vuelve.
solada cantilena me oprime el pecho hoy Pero no, basta de lágrimas: te prometo Vibrante de los flancos al curdaje mismo; y a través de los siglos, los mese alejó mi goleta de la orilla; enmendarme, Bien Amada. Olvidaré en jores ingenios de mi estirpe se quejan mi flauta rústica todas las notas del ya también con ese acento de alegría desesgaviotas augurales de su viaje palpitaban con la vela amarilla.
raví. ejemplo de tus parques civiliza perada: Gozad porque el bien se acados que obedecen a una oculta geome ba. dicen un indio genial, Rubén Darío ¿En cuál Venecia de oro, en cuál Antilla tría, quiero mondar cada mañana el alma y el rey Netzahualcoyotl.
no desdeñó la paz y el hospedaje, bárbara. Me despojaré como un paisaje Soy de la raza violenta y buena que tosólo atenta a la doble maravilla de Versalles en noviembre, abandonando davía mata por cariño. No supe nunca de un nuevo mar y el futuro celaje?
la hojarasca de mi sensibilidad románti desprenderme de esa túnica ensangrentaca. Merced a ti conozco ya las exquisi da que es la pasión en la turbadora aleAlma loca de amor y travesía, tas mentiras y las calinas frases que son, goría del mito. Oh, Amada mía, el amor en la comedia del sentimiento, más vertriste de antiguos puertos, todavía es más dulce en snis comarcas y más arredaderas que el amor. En tu gracia bur batada la cólera. Durante un siglo hezarpas hoy a Citeres o Estambul; lona y ponderada he aprendido el sutil mos escrito, coino decía el doctor Ilumiy el ancla llena de corales muertos, arte de no entregarme nunca.
nado con pluma de amor; tinta de lá.
no sabes carenar en nuevos puertos apartaste para siempre del florido rito grimas y papel de pasión. Porque solas impurezas de la mar azul.
de Margarita y el provincial arrullo de mos apasionados, so nos jóvenes. En Julieta. Acaso un cielo de París delica nuestras selvas catedrales vivientes y damente gris y rosa, acaso tu ironía, mi más altas un Dios o un Numen habitan CANTAR DE LOS CANTARES tigaron mi natural hipérbole. Bajo es que son pródigamente niños como nostelares noches tristes junto al Sena o adi otros. En mi pois Beatrices y Julietas Por alamedas morenas, por parajes vinando una sonrisa tuya en la penum mantienen el dulce rapto, la suave humil de mirtos te he visto venir, Esposa mía, bra, puse en olvido las pasiones eter dad acongojada que yo vi en las anuncia morena como las alamedas. deshora nas. para sólo buscar la gracia efímera ciones de tus museos. No sabes qué dul llegas, salterio y vihuela de mis noches, y venial de un amor que tiene reglas co zura tienen nuestras mujeres para los y desfallece mi corazón con el vaivén de mo el bridge. Te imitaré, te seguiré has diálogos de las noches de luna, no sabes tus caderas. Ven aquí, Esposa mía, para ta adquirir lo que no tengo: la alegría qué arte ingenuo de languidez para el di respirarte.
invicta de los selectos genios de tu raza. minutivo y el arrullo. La luna misma 29 ;A dónde irá mi desazón que no Esas inquietudes que hacían delirar a conserva allí su cándido prestigio. Cuan te llame? Lágrimas no verteré, quejas no Pascal y nos envejecen, se alejarán como do despunta delicadamente como una daré al viento mientras quiera de mí la Tú me Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica