Imperialism

374 REPERTORIO AMERICANO e esa pérdida es el retiro que ha hecho el Departamento de Estado de su persona, sustituyéndolo por el señor Caffery, otro experto codiciado. Cuba debe ir agente en quien el De.
partamento de Estado tenga ejecutor im.
perioso de su política, porque Cuba ha sido sitiada por la conquista de una plutocracia que está haciendo de su nación un imperio. El fracaso del señor Welles hace variar de táctica al Departamento de Estado y envía al señor Caffery, con más años y más habilidades de todo género. Colombia fué para el señor Caffery campo en donde penetrć certera.
mente. Las leyes petroleras que hombres despiertos habían puesto a regir como dique contra la voracidad imperialista. tuvieron en el señor Caffery como funcionario del Departamento de Estado a un certero aniquilador. Sólo este hecho le da relieve grande. Luego se apodera del mando mediante la traición cuartelaria el sanguinario Martínez y el Departamento de Estado sitúa en El Salvador al señor Cafferv. El resultado es que Martínez continúa en el poder entendién.
dose con banqueros y negociantes yanquis sin que haya tenido el menor tropiezo a pesar del no reconocimiento aparente de ese mismo activo Departamento de Estado. El señor Caffery arregló bien las deudas de El Salvador provenientes de empréstitos y demás créditos dados por banqueros imperializantes y el gobierno de Martínez subsiste. Eficaces los conocimientos del señor Caf.
ery como experto en asuntos latinoamericanos y son aprovechados por el Departamento de Estado. Sale de función eminente en ese Departamento y recoge la Embajada que el señor Welles no pudo sostener imperiosamente.
Por eso decimos que es. grande asunto el de los sucesos que está viviendo Cuba y no puede pasar sin que meditemos y hagamos nuestra censura y demos jui.
cio que ayude a la nación acechada a defenderse El Departamento de Estado etá vivamente interesado en no permitir a los cubanos que ordenen sus propios problemas sin la intervención a que él pretende tener derecho en virtud de las inmensas inversiones de capital que hacen de Cuba una factoría yanqui. Declaró el segundo Presidente Roosevelt que su fin era ayudar al cubano a libertarse del machadato y con ese espíritu situó Embajador de su confianza. Cae Macha.
do y Roosevelt se obstina en no dar reconocimiento al Gobierno que barre con la organización hecha por el señor We.
lles. Es decir, proclama que los hombres que están en posesión de los destinos de Cuba no son merecedores del apoyo del Departamento de Estado. Con lo cual azuza la inconformidad que siente que el establecimiento de un Gobierno no sumiso a las fuerzas imperialistas es mal terrible para sus codicias y rapacidades.
Si fué ayuda lo que hubo el noble ánimo de dar al cubano de honor, no tiene justificación la negativa a tratar con hombres empeñados en gobernar de acuerdo con principios nuevos, totalmente distin.
tos a las normas de la barbarie del machadato.
Mas lo cierto es que Machado se había gastado y ya no le servía al Departamento de Estado. Se juzgó que el cubano iba a entregarse a todos los regocijos olvidando que el machadato era simplemente un accidente. cuando se le ha visto que tiene un plan de defensa y que lo hace regir sin consultar pareceres de la Embajada Norteamericana, se le cerca y se quiere hacer de él un juguetc miserable de los caprichos del Departamento de Estado. Esos caprichos prepararon el Gobierno efímero de un an.
ciano sin visión ninguna para dar la batalla que libere a Cuba de su esclavitud económica. Con él pensaba el imperii.
lismo cambiar decorado y dejar a Cuba arrastrando la misma cadena esclavizadora. Las organizaciones, bancarias industriales norteamericanas no podían quedarse sin dominio sobre el Gobierno cubano. Dándole oportunidad a hombres sumisos al yanqui se aseguraba en la Ad.
ministración Pública el amparo para ta.
les organizaciones. Con Machado hicieron enormes negocios y el déspota pros.
tituído les fué entregando cuanto ellas pedían para expansionarse y cerrar más una dominación inicua sobre la Isla. Los cubanos en el padecimiento terrible fueron recogiendo los actos de complicidad del yanqui con el machadato. El Departamento de Estado jefeado por las Admi.
nistroaciones de Coolidge y de Hoover amparó al tirano y supo de todas sus in.
famias en daño de un pueblo inteligente y trabajador. Machado tuvo la protección incondicional de esas Administraciones que empujaron a la Electric Bond and Share y al Chase National Bank en.
tre los arietes de mayor destrucción. Es decir, el Departamento de Estado usó a Machado para convertir a Cuba en factoría norteamericana.
Los cubanos hablamos de los cubanos de honor, no de los descastados que (MATLA. FOLLETÍN DEL Rep. Am. 26)
de plegaria. El Cacique, densamente había permanecido con los ojos bajos, pálido a pesar de las frecuentes libacio negándose a contemplar la terrible esnes del día, consultó el cielo y, advirtien cena, Por primera vez parecía darse do que el sol tocaba casi el horizonte, cuenta de su situación; sus ojos, gastaordenó iniciar el solemne acto. De la dos y secos, perdieron una mirada en el multitud salió un sordo y prolongado azul oscurecido del cielo, y luego, se murmullo, Luego la quietud se hizo com. posaron, con asombro, en la multitud pleta. Los timbales no cesaban su mo que la rodeaba. Por doquiera hallaba norrítmica lamentación.
hostilidad, gesto de acusación. Con mo. fué en ese momento cuando los sa vimiento instintivo volvióse hacia el Cacerdotes tendieron sobre la sagrada pie cique, quien, al sentir sobre él los ojos dra a la primera víctima. Apretada mor.
mortecinos de aquella mujer que le nudaza impedíale sacar la voz y casi le astrió de niño, cerró los suyos, vencido.
fixiaba. Las ataduras le estorbahan to Matla pareció no advertirlo. Miró al cie do movimiento. Pero sus ojos giraban lo de nuevo, dejó ahogar en sus labios para todos lados, dilatados de terror, una última palabra e irguiéndose cuanto como buscando un rostro amigo, un gesera posible, dirigióse a la mesa en la cual to de compasión. Miraban sin luz, en dejaría para siempre su corazón. Al sal.
sombrecidos de angustia. El cuerpo se var el peldaño superior, frío el sudor le retorcía como metal en crisol, sobre la corría por el cuerpo. Las mejillas temsiniestra piedra. Pronto no fué más blábanle perceptiblemente. Los ojos, en.
que despojo sangriento que devorarían cambio, permanecían secos.
los cuervos en macabro festín.
En un şantiamén fué despojada de sus Uno a uno fueron los otros obligados vestiduras y tendida sobre la fatal piea ofreadar su corazón a la feroz deidad. dra. El pueblo contempló un momento El pueblo observaba con estúpida vene aquel cuerpo exhausto, moreno y húración. Los tambores no interrumpían medo, rígido por violento esfuerzo.
sus fúnebres bum bum.
El Gran Sacrificador levantó el arma, Cuando llegó el turno a Matla, ésta se que recogió un postrer reflejo del sol incorporó lentamente Hasta entonces casi desaparecido, y al hundirlo en el seno vacío de la infeliz, un ronco grito, grito de horror y de suprema protesta, escapó de su garganta: aquel grito vibró con extraña modulación y se perdió en la altura La cabeza de Cararé cayó sobre sus manos crispadas. Matla había muerto; su corazón sangraba en el puño levantado del Sumo Sacerdote, quien lo ofrecía al sol mientras recitaba una fórmula cabalística incomprendida lel vulgo. La víscera extraída palpitaba en las sacerdotales manos, pero poco a poco fué aquietándose conforme expelía su precioso contenido. Luego, estrujado sin piedad, cayó sobre el seno yerto de la sacrificada. En ese momento se ocul.
tó el sol y la noche cubrió con un sudario de sombra aquel montón macabro.
La ceremonia del sacrificio había con.
cluído. En el aire quedó vibrando, como una evocación dolorosa, el melancólico bum bum de los timbales.
Al día siguiente el cuerpo de Matla no apareció. Secretamente fué incinerado por orden expresa de Cararé, y sus cenizas en artístico vaso de barro, enterra.
das en su propio aposento. Con ellas se acogió al regazo de la tierra, el fatal amuleto de Yara. EPILOGO Sigl:os después, en pleno desarrollo de Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica