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REPERTORIO AMERICANO 081 Objetivismo histórico Según la traducción inglesa de Max Eastman. En The Militani, de Nueva York.
a Todcs digieren los alimentos y oxigenan su sangre; pero no todos se atreverían a escribir una tesis sobre la digestión y la circulación sanguínea. No ocurre lo mismo con las ciencias sociales. Porque todos viven blajo la influen: cia del mercado y del proceso histórico en general, consideran suficiente el sentido común para escribir ejercicios sobre temas económicos y especialmen.
te histórico filosóficos. Por lo regular, sólo se exige objetividad a la obra histórica. Pero, lo cierto es que por más sonoro que sea este título en el lenguaje del sentido común, nada tiene que ver con el objetivismo científico.
El filisteo, sobre todo, si el tiempo y el espacio lo separan del campo de la lucha, se considera el mismo por encima de los contrincantes, simplemente porque no entiende a ninguno. Cree de buena fe que su ceguera en el juego de las fuerzas históricas es signo de alta imparcialidad. Como que está acostumbrado a considerarse sí mismo la medida normal de todas las cosas. Muchos trabajos históricos, no obstante su valor documental, se escriben con ese criteV. Ulyanov Lenin rio. n embotamiento de las aristas cortantes, la distribución de las luces y las sombras, una moral conciliadora sobre mis simpatías políticas personay una perfecta ocultación de las simpa les, sino sobre las bases materiales de la tías políticas del autor, aseguran fácil sociedad. He considerado la Revolución mente a una obra histórica una alta facomo o proceso histórico de la lucha dima de objetividad.
recta de las clases por el poder. He comAsí cuando el motivo de estudio es un centrado mi atención en los cambios que fenómeno tan poco conciliable con el ia conciencia de clase experimenta bajo sentido común como una revolución, di el ritmo febril de la misma lucha. He cha objetividad histórica dicta por considerado los partidos y factores poladelantado sus inmutables conclusio líticos a la luz de los movimientos y cho.
nes: La causa de los trastornos se debe ques de las masas. Cuatro procesos paque los conservadores eran demasia ralelos condicionados por la estructura do conservadores y los revolucionarios, social del país formaron así el fondo de demasiado revolucionarios; el exceso toda la obra: la evolución de la concienhistórico llamado guerra civil podría evi cia del proletariado desde febrero a octarse en el futuro si los poseedores se tubre; la transformación del espíritu mostraran más generosos y los ham del ejército; el crecimiento de las reibrientos más moderados. Un libro de vindicaciones de los campesinos; el des tal tendencia ejerce un efecto sedante pertar y la rebelión de las nacionalida: sobre los nervios, sobre todo,. en un des oprimidas. Al descubrir la dialécperíodo de crisis mundial.
tica de la conciencia de las masas el autor El imperativo de la ciencia, que no había de dar con la clave más acertada es la objetividad del filisteísmo aca de todos los sucesos de la Revolución.
démico, impone sin embargo, que se Una obra literaria es verídica o ar muestro el origen social de los aconteci tística cuando las relaciones entre los mientos históricos por más desagrada héroes se desarrollan no de acuerdo con bles que resulten para el sistema nervio los deseos del autor sino con los de las so. La historia no es un cúmulo de do fuerzas latentes de los caracteres y de cumentos y máximas morales. La his las situaciones. El conocimiento cien toria es una ciencia tan objetiva como la tífico difiere grandemente del artístico, fisiología. En vez de imparcialidad aunque tienen algunos rasgos comunes hipócrita requiere método científico. Se determinados por la interdependencia puede aceptar o rechazar el materialis de la descripción y la cosa descrita. Una mo dialéctico como método de la cien obra histórica es científica cuando los cia histórica, pero no se puede prescin hechos se combinan en un proceso total dir de él, La objetividad científica pue que, como en la vida, se desarrolla side y debe estar contenida en el mismo guiendo sus propias leyes intrínsecas.
método. Si el autor no acierta con su ¿Es exacta la descripción de las clases aplicación hay que señalar precisamente rusos. Hablan estas clases a través de donde está el error.
sus partidos y políticos su propio lenHe intentado fundar mi Historia no guaje. Se remontan los acontecimien.
tos con naturalidad, sin ser forzadosa la fuente social, es decir, a la lucha de las fuerzas históricas vivientes. La concepción general de la revolución choca con los hechos reales? Tengo que reconocer con gratitud que un gran número de críticos se ha acercado a mi obra con un criterio realmente objetivo sea científico. Sus observaciones críticas pueden ser justas o falsas; pero en su gran mayoría son fructíferas, Sin embargo, no es casual, que aquellos críticos que echan de menos la objetividad hayan descuidado completamente el problema del determinismo histórico. Se quejan en realidad de la injusticia del autor respecto a sus rivales como si se tratara no de una in vestigación científica sino de una libre ta escolar con notas de buena conducta.
Uno de los críticos se ofende en nombre de la monarquía, otro en nombre de los liberaies, un tercero en nombre de los conciliadores. Como las simpatías de estos críticos no obtuvieron reconocimiento ni indulgencia de la misma realidad en 1917, les gustaría hallar ahora, consuelo en las páginas de la historia; así como alguna gente busca protección contra los embates del destino en la li.
teratura romántica. Pero de lo que menos se ocupó el autor, fué de interpretar en su libro el fallo del proceso histórico mismo. Las personas ofendidas, no obstante los quince o dieciséis años de que han dispuesto, nunca intentaron explicar las causas de lo que les había ocurrido. La emigración blanca no ha producido una sola obra histórica digna de este nombre. La causa de su infor tunio tratan de encontrarla aún en el oro aiemán. el analfabetismo de las masas, y en las intrigas criminales de los bolcheviques. La irritación personal de los apóstoles de la objetividad confieso que esto es indiscutible debe ser tanto más aguda ciranto más convin centemente revela la obra histórica la inevitabilidad de su destrucción y lo vano de toda esperanza en el futuro.
Los más prudentes de estos críticos, políticamente desilusionados, disfrazan a menudo la causa de su anonadamien to, quejándose del autor de la historia por haberse permitido el tono polémico y la ironía. Eso, creen, está por debajo de la dignidad científica. Pero la revolución es en sí misma una polémica con vertida en acción de masas. Tampoco carece el proceso histórico de ironía, pues durante la revolución puede medirse en millones de Las arengas, las resoluciones, y las cartas de los que han participado en ella y que luego fue ron coleccionadas tienen necesariamente un carácter polémico. Nada más fácil que conciliar todo este caos de amarga lucha de intereses e ideas con el método de la áurea mediocridad. pero nada, tampoco, más estéril. El autor se ha esforzado en definir el poder relati Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica