116 PEPERTORIO AMERICANO Un lector argentino de Rousseau Dos alegres meses de vida nómada, a caballo y en carreta, de Tucumán a Buenos Aires, a través de 360 leguas, y.
el encierro colegial como término de la aventiira! Comenzaba a languidecer el pájaro del trópico, entre rejas, a orillas del Plata. hubo que libertarlo. Pierdes tu beca y te dedicaremos al comercio. Scré comerciante. lo pusieron a practicar en una cienda, frente al mismo colegio donde había penado. Pero no abandonó su amor a la lectura y le absorbió un libro, recién descubierto, al que dedicaba las horas libres y los asuetos dominicales. Por qué saliste del colegio, si tanta afición tienes a leer. preguntóle un pariente que lo sorprendía siempre temoviendo Las ruinas de Palmira. Bien arrepentido de ello estoy suspiró melancólicamente el joven lector. si te pusieran de nuevo en el colegio. entrarías con gusto. Sin duda alguna. Juan Bautista Alberdi reingresó al Colegio de Ciencias Morales. Aplicóse con fervor al estudio; sólo dormíase en clase de latín. Cierta vez que bostezaba ovendo leer al profesor un trozo de Virgilio, su compañero de asiento, Miguel Cané, no menos aletargado, sacó un volumen del bolsillo. Qué libro es ese. Una novela de amor que se titula Julia o La nueva Eloísa.
Leyó el curioso algunas líneas de la primera carta, sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas y cerró, hechizado. el libro, rogando al condiscípulo que lo llevase todos los días. poco abandonó aquel instituto cuyo régimen disciplinario afectaba su salud, y suspendió sus estudios. En cambio, cultivó la música y, por consejo rnédico, aprendió a bailar. Pero permaneció fiel a Rousseau. Después de La nueva Eloísa conoció el Emilio. luego el Contrato Social. mas sin traicionar a su hada: durante cuatro años, Julia le mantuvo el alma inundada de dulces ilusiones. otros tantos corrieron, y nuevas y diversas lecturas interesacon entonces al estudiante de jurisprudencia. En ese tiempo escribiría Alberdi medio siglo después contraje relación estrecha con dos ilustrísimos jóvenes que influyeron mucho en el curso ulterior de mis estudios y aficiones literarias: don Juan María Gutiérrez y don Esteban Echeverría.
Ejercieron en mí ese profesorado indirecto, más eficaz que el de las escuelas, que es el de la simple amistad entre iguales. Nuestro trato, nuestros paseos y conversaciones fueron un constante estudio De La Prensa. Buenos Aires lución que se operó en mi espíritu coni: las lecturas de Víctor Cousin, Villemain, Chateaubriand, Joufroy y todos los eclécticos procedentes de Alemania, en favor de lo que se llamó el espiritualis.
mo. Echeverría y Gutiérrez propendían, por sus aficiones y estudios, a la literatura; yo, a las materias filosóficas y sociales. mi ver, yo creo que algún influjo ejercí en este arden sobre mis cultos amigos.
Apasionado por la música, componía, al mismo tiempo, algunas piezas bailables, inició su carrera de publicista con dos ingenuos tratados: El espíritu de la música y el Ensayo sobre un método nuevo para aprender el piano. Podrá negarse que permanecía, así, bajo la fascinación de Juan Jacobo? Pero, a semejanza del ginebrino, compositor y musicógrafo, al dirigirse a Voltaire enviándole la partitura para la Princesse de Navarre. por él retocaJuan Jacobo Rousseau da, el melómano porteño hubiera podido excusarse declarando que pretendía ser, Busto de Houdon sobre todo, hombre de letras. sus actividades en el Salón Literario de libre, sin plan ni sistema, mezclado, a Marcos Sastre, y sus artículos de cosmenudo, a diversiones y pasatiempos de tumbrista, y su tesis doctoral Fragmundo. Por Echeverría, que se había mento preliminar al estudio del Dereeducarlo en Francia, durante la Restau cho. lo habrían comprobado.
ración, tuve las primeras noticias de Este libro calificaba de satánico el Lerminier, de Villemain, de Víctor Hu poder ilimitado en el gobierno, y Rogo, de Alejandro Dumas, de Lamarti sas lo ejercía. No obstante las precaune, de Byron y de todo lo que entonces ciones naturales de inmunidad. tomase llamó el romanticismo, en oposición das con previsora prudencia, el autor a la vieja escuela clásica. Yo había es vivió cías intranquilos. Cerrábase, entre tudiado filosofía en la Universidad por relámpagos, el horizonte de la patria, y Condillac y Locke. Me habían absorbi Alberdi según su propia declaracióndo por años las lecturas libres de Hel fué el primer joven que atravesó el río vecio, Cabanis, de Holbac, de Benthan, de la Plata con miras revolucionarias de Rousseau, Echeverría debí la evo contra Rosas. Tenía 28 años al partir; cuarenta de alejamiento le esperaban.
Instalóse en Montevideo. Hizo periodismo junto a Miguel Cané y Andrés Lamas; fué secretario del general Lavalle; batalló su pluma en favor de las ideas liberales y la estética romántica. en 1843.
decidió ausentarse a Europa en compañía de Juan Marría Gutiérrez, también refugiado en la ciudad sitiada después de haber sido encarcelado en Buenos Aires.
Mas no era fácil salir de la Nueva Troya. Madame de Mandeville facilitó la fuga; Giuseppe Garibaldi recomendó el barco; y con numerosas cartas de presentación para los mazzinianos de Génova y rara el mismo Mazzini, proscriplo en Londres, embarcáronse en El Edén.
La navegación, peligrosa y accidentada, les dió tregua en la 20na tórrida. La serenidad del trópico devolvióles sus hábitos y pu1. Alberdi dieron reanudar sus lecturas maDibujo de Eduardo Alvarez tinales. Cuál más agradable que Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica