Carmen LyraSandino

REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXVI San José, Costa Rica 1933 Sábado 25 de Febrero Núm. Año XIV. No. 624 Un libro sobre Cicerón El injusto apetito de los tiranos.
Hoy ha hecho veinticuatro años Una bufonada tragica, Era de justicia decirlas.
El Dr. Marañón prepara un libro sobre la vida intima de Galdós.
Rasguños.
Carmen Lyra. SUMARIO Manuel José Forero Versiones de Stéphane Mallarmé Cicerón Dos misticos: González y Esquiú. Blanco Fombona Fray Mamerto.
Economía Doméstica. Pláticas (1) Garcia Monge Rasgos, gestos, hechos y actos.
Los derechos de César.
Enrique José Varona La capitulación de Sandino Susana de Larach Ricardo Palma.
Rafael Lozano Jorge Luna Valdés Alberto Cerchunoff Elena Torres Enrique Azcoaga Viera Altamirano Juan del Camino José Gálvez Un libro sobre Cicerón De El Espectador. Bogotá.
El estudio de las disciplinas clásicas ha sido característica de los pueblos cultos en los días de su prosperidad y crecimiento, y su menosprecio u olvido constituye en la historia de las naciones factor inevitable de agotamiento y decadencia: Sobre las ruinas del templo pagano, o en medio de los destrozados mármoles de una edad augusta, surgió al conjuro dcl investigador benedictino la vida procera de las ciudades romanas; y ante la evocación silenciosa del suelo cuyas colinas se copiaron en las pupilas del Estagirita, se vió iluminado el angustioso crepúsculo del feudalismo con los rayos apacibles del sol de Atenas.
Viene de los más remotos días la ad. miración del mundo por aquella edad y por aquellos hombres. Grecia y Roma han alimentado el espíritu de la humanidad sin que se agoten sus fuentes gloriosas. Un conjunto innúmero de sabios se ha recreado en la contemplación de los días lejanos cuya frescura llega hasta nosotros sin mengua; y en vano queCiceron rrán las mudanzas del genio humano sus.
Busto. En la Galeria tituir la grandeza de tales recuerdos por degli Uffizi, Florencia.
otras grandezas insospechadas: siempre volverá a gustar la misma miel que gustó el pueblo griego bajo sus seculares La magna figura de Cicerón atrajo encinas y siempre irá en pos de la somal insigne humanista y lo llevó a conbra de Virgilio a la campiña romana.
densar en estas páginas sus impresiones Tales pensamientos acuden a nuestra y el fruto de maduros estudios. Aquel mente después de dar lectura a un libro tribuno habló no solamente para Roma que se escribió en el silencio de recogido sino para la humanidad. Justo es, por aposento, y ha visto la luz pública en tanto, que en la tierra de Caro y de Cuervo se recuerde su nombre con elomomentos en que sacude nuestras calles y plazas un estremecimiento de atambo gio y se estudie su carácter a través de res y dianas. La obra se intitula Cice los períodos inaravillosos de su oratoria.
rón. Psicologia de su oratoria y ha si Cabe recordar aquí el desarrollo que do escrita por el aventajado humanista tuvo tan difícil arte en los días de Rodoctor josé Celestino Andrade.
ma. fin de conquistar reputación de Seríamos insinceros si no confesara elocuencia los patricios se esforzaban, mos la admiración que nos ha producien los días de la juventud, en atacar a do la publicación de un libro como éste los hombres, eminentes de su patria. De en los días que corren; si temas de la este modo adquirían notoriedad y temnaturaleza del que nos ocupa siempre plaban, de seguro, su espíritu para fulhan sido manjar de muy contadas meturas luchas ciudadanas. Plutarco obser sas, con mayor razón en estos instan va a este propósito que los romanos tes de la vida nacional, cuando soplos consideraban honrosas las acusaciones de materialismo siguen llegando hasta que no procedían de resentimientos parnosotros, y las cuestiones especulativas ticulares, y. gustaban de que los jóveno absorben, como antaño, la actividad nes se lanzosen en persecusión de los de cierto. número de cerebros.
culpables como los perros valientes se encarnizan con las fieras. Así se explica la multiplicidad de las diatribas contra los hombres públicos, y la vehemencia de los acusadores, llenos del impetu de la juventud y de los arrebatos de la ambición.
El autor de la obra que mencionamos en estas páginas analiza punto por pun.
to así las cualidades propias y distintivaz de la oratoria en sí misma, como la aplicación que el tribuno latino hiciera de ellas en el acto de dirigirse a sus compatriotas. Unas veces le interesaba la defensa del poeta Arquia, y, prorrumpiendo en exclamaciones altísimas, despertaba a su rededor la simpatía del.
pueblo y del senado; otras veces era Sextio Roscio Amerino objeto de su ora.
ción y entonces los sentimientos del magistrado y del plebeyo se movían al compás maravilloso de su palabra. Si se ocupa de Antonio exclamará. Qué estrella, Padres de la Patria, gobernará mis destinos, que nadie en los últimos veinte años, ha sido enemigo de la república que no me haya al mismo tiempo declarado a mí la guerra? No tengo que proferir nombres; recordadlos vosotros. Mas ninguno de ellos fué ml enemigo espontáneo; a todos hube de herirlos yo antes, para defender la patria. Mas, tú, Antonio, sin que yo te hubiera herido con una palabra, más audaz que Catilina, más frenético que Clodio, gratuítamente me colmaste de agravios, pensando que el romper conmigo era la mejor recomendación para hacer alianza con los ciudadanos impíos.
Llena está la historia de Roma del nombre de Cicerón. Con justicia anota el autor: Cicerón, que levantó la prosa latina al nivel de la universalidad, para expresar todos los conceptos de la ciencia de entonces, y la hizo vehículo del pensamiento para muchas centurias y base de expresión en una ancha área de Europa, supo también con ella obtener en la oratoria grandes efectos psicológicos. sigue anotando: No como dice uno de los que no le comprendieron, que sus triunfos se debieron sólo al influjo misterioso del lenguaje en la mente, pues ya vimos que tiene siempre fondo sólido de ideas, sino porque con Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica