Communism

REPERTORIO AMERICANO.
299 Mister Lewis.
te, hizo que se estableciera la confianza, perdiendo así, una parte de su carácter biblico, hasta el extremo, de que al por Otro de los agudos cuentos de Marcos Antilla, relatos de cañaveral. Edit. Hermes. La Habana. 1933 Para Higinin 1: Medrano torriqueño, ya le gustaba pasar el rato a costa del jamaiquino. Además, la no está en la ropa. Ahora me doy cuen moral de Mister Lewis, asentada sobre No se le puede pedir al hombre de ta de que dije. una tontería. La ropa la base del matrimonio cristiano, se pula guardarraya que se ponga un cha debe ostentar la dignidad del ministerio so a prueba muchas veces. La colonia leco fantaseador para recibir a las bue que ejerce el hombre, pues ya sabemos sólo contaba con una mujer, esposa, o. nas almas que llegan al cañaveral. Los que el traje hace el monje.
lo que fuera,. de uno de los jamaiquinos números no mienten; así dice siempre la Usted me ha comprendido. rezonllamado Fred. Yo no sé si Fred padecía de los ojos o se hacía, de la vista gorda, contabilidad del ingenio. si en la gó Mister. Lewis.
En torno del manso enviado, atador y: pero, el caso era o fué, que el porto Cubanacán Sugar Company. todo está regulado por la verdad de lo que no desatador de espirituales coyundas, po rriqueño y el dominicano atentaron o dia leerse, como en las diversas hojas atentaban contra la norma de la pareja tiene vuelta de hoja. por qué razón va a mentir la fantasía del chaleco imagide un mismo libro, el alma de aquella. única. Ante las islas de Santo Domingo.
nativo de unos pobres diablos, que ga veintena de cortadores de caña, casi so y Puerto Rico, un día, Mister Lewis cimetida a un idéntico destino. Resumen tó versículos de la Biblia contra el linan, acaso lo propio, para inflamar la ilusión de que comen con el sudor del de alma antillana, que en los ojos de un viano pecado del deseo ilegítimo. el trabajo? He aquí, por qué en la colonia Santo Domingo o un Puerto Rico decía. dominicano, que tenía sus especiales no nos dimos cuenta de que algo o al. curiosidad escéptica; en los de Cuba. puntos de vista sobre el amor libre, le dijo: guien llegara. Yo, a quien la ciega irreverencia burlona, mientras el ojo de certidumbre de mis compañeros me esHaití no decía ni que sí ni que no. Sólo. Reverendo, con esto, nosotros, estatimaba rey sin ser tuerto, al principio en los faros visuales de la isla de Jai. mos haciendo el ensayo de la sociedad maica había acatamiento y respeto. Yo futura. Por ahora, es el único comunisme imaginé que entre nosotros había surgido un fantasma, pero atando corto me dije: luengos años de Biblia y go. mo a nuestro alcance y el que nos perla criolla imaginación y limpiándome bierno inglés no son una vana palabra.
miten las democracias de las democraPero, en fin, a excepción de esto, bien: cias de América.
los ojos con el dorso de la mano, vine a ver que no había tal fantasma. No era sabía yo, que un mismo mar recoge la III más que el Reverendo Mister Lewis, basura de nuestros pecados ancestrales Aquel domingo a Chano Galbân, basutil y ceremonioso jamaiquino, que vey la virtud elemental de nuestros me la perdida en los espacios de América, nía al cañaveral a mostrarnos la olvidajores sueños.
según el punto sensato y racional de sus Comenzó Mister Lewis una especie de da palabra de Cristo, y, de paso, a venmeridianos sociales, hijo de San Pedro dernos la santa Biblia, señalada elocuenculto para salvar el alma del pecador, de Macorís, en Santo Domingo, y que más la venta de biblias. resultó. escasa. había caído en el cañaveral como un al temente en este versículo salvador: Ve nid a mí los que estáis trabajados y penas un par, que leían por turno 1oo. borotoso chubasca de octubre, se le ocudos los aficionados a la palabra de Cristo.
cansados, que yo os haré descansar.
rrió pasar también el rato a costa del ReEn el barracón, comprobé que las leyes. Todo sea por el amor de Cristo verendo. No estaba mal embromarle un psicológicas que regulan el complicado concluyó por decir, no muy satisfecho, poco, para sacudir el tedio de los días Mister Lewis.
proceso de las percepciones no son pasiempre iguales del cañaveral, donde radojas. En verdad, que Mister Lewis, Con una aguda intención en la pupi manejaba la cuchilla de cortar caña, seallí, entre estos cortadores de caña, dela, le dijo el dominicano.
gún sus propias palabras, para documenjados de la mano del hombre, por no Reverendo, si no tiene mucho que tarse en este aspecto de la vida antilladecir la de Dios, parecía algo fantástihacer, dese, una vueltecita por aquí, el na. cuando Mister Lewis nos edificaba sábado, pues suelen bajar algunos co. co, con sus lentes de aros de carey, en con el postrer versículo de su partida, le difícil posición sobre la nariz, regada en. lonos cristianos con dinero. Fico, Larra escondió el paquete de biblias. Era cuchea, el buen hermano de San Francisco toda la cara y su traje moreno de morerioso observar y poner a prueba la fe de Asís, que protege con tanta caridad de este humilde servidor de Jesucristo.
no pastor que busca su rebaño extraa los haitianos que le trabajan. barato, viado en los campos de caña de Cuba. Bien hermanos, me voy, porque al libre, pues, ante nuestra sombra, bajo tiene dos hijos que hay que cristianizar, que lleva sobre su carne mortal la sua. la luz. intertropical, él era un lejano y porque no creen ni en la bondad de su.
ve carga del Señor, no le es permitido blanco reflejo de la eterna claridad, inen: padre. Además, él tiene siempre este es detenerse en ningún punto de la tierra.
sajero de Aquel que vertió en la tierra tribillo en la boca, por no decir el ho. El que me ordena: es un río de vida, sudores de sangre por amor a los que cico: Al César lo que es del César y que no se detiene, porque pasa por totodos los días, en la guardarraya, se bea Dios lo que no sea del ingenio. No dos los surcos. Yo les digo como adiós, ben el sol del cañaveral. Yo le dije a lo dude usted, Reverendo, es un gran. en la despedida: Es hombre de poca fe Mister Lewis: corazón este Fico Larrachea.
el que no pone su causa en las manos Bienvenido, Pastor, a esta su ca. Ahora, el sol, iba buscando lentamendel que dijo: Venid a mí los que essa barracón; está usted entre camarate la gente de la otra banda, para lletais trabajados y cansados, que yo os das y hermanos; alíviese de la carga de varles el diario beneficio de su luz, ya haré descansar.
su paquete de biblias y quítese el chaque a nosotros nos había tostado basAutomáticamente, Mister Lewis hizo quetón. Como buen hijo de las Anatitante el pellejo este largo día del Señor.
ademán de cogerá su paquete de libros, llas, usted comprenderá que en estas Solitario y libre el cañaveral de nuesmas la mano derecha no encontró nada.
endiabladas latitudes, el calor es el cuartros golpes de cuchilla, tenía un suave Volvió a buscar con la izquierda. Nada, to enemigo del alma y del cuerpo del rumor de mar que se acopla con la tarsobre este punto del criollo suelo. Enhombre.
de. Era la hora en que los haiitanos tonces, su mirada trazó un círculo inqui. El Reverendo depositó sobre el priese vuelven sordos y con aguda voz de sitivo. Nada, nada, absolutamente nada.
to suelo su carga sagrada, pero no se falsete hablan todos para no oirse. Una ligera impaciencia hizo parpadear despojó de su sacerdotal chaquet. Dijo II sus ojos, mientras las piernas ampliaron con una aguda y azucarada piedad, miel círculo indagador. Ni el polvo rando para su pieza de espalda: No estoy muy seguro de si el aspecto ¿Dónde estaría el paquete de biblias, Se Ohesto no es una carga penosa práctico de su cristiana misión le dió un ñor. No era un pedazo de carne, para para mí, que siento en el espíritu el resultado óptimo al Reverendo Mister que selo hubiese llevado el perro del ba. calor de nuestro Señor Jesucristo. Lewis, mas, lo cierto fué, que éste, an rracón; mucho menos dinero, que siem Verdad, Reverendo, la calentura. dando por la colonia el tiempo suficien pre solivianta la codicia del pecador. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica