REPERTORIO AMERICANO Encuentro de un Oidor con una fantasma se con las vidas ajenas? Cada uno es dueño de tratar con quien le acomode y allá Dios le pedirá cuentas de lo que haga, Sucede, señor don Juan, que por Final del Cap. VII del tomo de El Visitador, novela histórica. En las cierta faltilla conventual que no es del Obras Completas de Don José Millar. Tercera edición. Guatemala, 1897 caso referir, nuestro Padre me ha im La campana grande del convento co bre montones de hojas secas. Volvió la puesto la penitencia de rezar once mil menzó entonces a hacer oír sus sonidos cabeza involuntariamente y vió que le Padrenuestros y otras tantas Avemapausados y solemnes, dando las doce. ceguía a poca distancia una figura blanrías diarias. tira más tira, he podido. Es muy tarde, dijo el Oidor, y cs ca, con una mancha roja en el pecho completar tres mil dos cientos veinti.
tiempo de retirarme. Señor don Juan, y un rosario de cuentas gruesas en la cuatro, desde que su Paternidad :ne os repito que estoy pronto a obedeceros, maro. El pobre Oidor creyó llegada su: intimó la orden; así es que ya como el soldado inás decidido a su ge última hora, pues comprendió que aqueme ha recargado mucho la cuenta. Esneral. Buenas noches.
lla aparición era el alma en Pena del ta noche hice examen de conciencia y Buenas noches, doctor, contestó don fraile muerto. Quiso gritar y la voz se me dije: Pablo, esto va malo; estás reJuan; pronto os diré lo que tenéis que ahogó en su garganta; hizo un esfuercargándote y las distracciones inevitahacer. Por ahora he deseado únicamen zo para correr; pero no pudo conseguirbles del convento tienen la culpa. Anite procurarme la honra de conoceros y lo, pues sentía ambos pies como si fuemo, Pablo, y vamos a un sitio apartado saber si podía contar con vos. Ahí en sen dos enormes masas de plomo.
y solitario donde puedas despacharte, la huerta encontraréis a uno de mis cria Entretanto la fantasma seguía avansin temor de que alguno te interrumpa.
Jos, que os conducirá hasta la puerta. zando con paso lento hacia el Oidor, Con esta resolución, señor don Juan, lueBuenas noches.
que al ver que la aparición estaba ya a go que la comunidad estuvo recogida, Diciendo esto, don Juan acompañaba dos varas de él, no pudo tenerse en.
tomé la llave de la otra puerta de la al doctor Araque hasta la puerta del jar. pie y cayó sin conocimiento. Entonces huerta, y me vine por acá. Púseme de dinillo que daba a la huerta. La abrió, y el alma en pena, o lo que fuese, se rodillas, lejos de la puertecita de la havió deslizarse por entre los árboles una aproximó al doctor y se inclinó para bitación que ocupa Vuesa Merced, y en como antasma vestida con un traje ta apartar la capa que le cubría una parte tres horas y media que habré estado lar blanco, que se perdió en un bosque de la cara, como si quisiese reconocerle. aquí, he rezado por lo menos veinticuacillo de naranjos. El oidor no pudo ver. Este anda también por aca? dijo tro mil Padrenuestros y Avemarías, con aquella aparición, por estar vuelto ha. a media voz la aparición; buena va la lo que tengo ya hasta adelantados los cia adentro, para hacer el último saludo danza. Con que no sólo mis dos her de algunos días. Alivia da mi conciencia, al huésped de los mercedarios. Don manos tienen tratos nocturnos con el iba a retirarme a descansar, cuando troJuan 110 dijo una sola palabra de aquel huésped, sino también los señores de la pecé con el cuerpo de este hombre, que incidente y el doctor Araque, embozán real Audiencia?
por cierto no sé quién es, y cuando me dose hasta los ojos, echó a andar, bus El Oidor continuaba desmayado y no disponía yo a levantarlo, para ver si escando la puerta de salida. pudo escuchar aquellas palabras, que se tá vivo o muerto, aparecisteis vos.
La conferencia había sido larga, y guramente le habrían hecho recobrar la Don Juan escuchó la peregrina relasiendo ya muy tarde, el esclavo apos tranquilidad, haciéndole ver que la su ción del lego, sin interrumpirlo, y cuantado para conducir al Oidor no pudo re puesta fantasma era un hombre de car do hubo concluído, le dijo: sistir al sueño y se durmió tranquila ne y hueso, vestido con el hábito de los Bien, hermano Pablo; puesto que temente al pie de un frondoso árbol de legos del convento. La supuesta alma néis tanta necesidad de buscar un sitio jocotes, que proyectaba en el suelo la en pena se disponía a marcharse, deapartado y solitario, donde a favor de la combra de su copa majestuosa. Araque jando que el doctor Araque volviera en oscuridad y del silencio podais cumplir buscó por todas partes y no encontransí cuando le diera la gana; pero al vol entero recogimiento la penitencia do al negro, supuso le aguardaría en la ver la espalda, se encontró a su vez que os ha sido impuesta, yo me entenpuerta que daba a la calle y continuo frente a frente de otra aparición, que deré con el Provincial, que os prosu camino al través de la arboleda de la le hizo dar dos pasos hacia atrás. Era porcionará algo que os convendrá más huerta. La hora, el silencio, interrumpi don Juan, que habiendo visto la fanque la huerta. Retiraos, añadió con todo únicamente por el tañido de la cam. tasma cuando despedía al Oidor, quino imperioso; y obedeciendo el desdipana grande que hacía vibrar sus últi so averiguar quién fuese el importuno chado lego prontamente, dejó al huésmos ecos pausados y melancólicos; la que rondaba su habitación en aquella ped con el doctor, que comenzaba a reoscuridad de la noche, que apenas perhora.
cobrar el conocimiento.
mitía ver las siluetas fantásticas de los Paréceme, hermano portero, dijo el Don Juan, luego que hubo tranquiliárboles, que se dibujaban en el fondo huésped, que os habéis propuesto eszado al pusilánime Oidor, diciéndole ceniciento de un cielo nebuloso, fueron piarme.
quién era en realidad el alma en pena poco a poco impresionando a don Am Líbreme Dios y nuestra Señora de que tan terrible susto acababa de caubrosio de Araque. Como la mayor parMercedes, contestó Fr. Pablo, de semesarle, le condujo hasta la puerta de la te de las gentes de aquel tiempo, el jante cosa. Qué tengo yo que hacer calle. Enseguida el huésped misterioso doctor no temía a los vivos, pero temse dirigió a la puerta, de donde pasó a blaba a la sola idea de que se le apala celda del Provincial, llamó, y habiénreciera una alma de la otra vida. LueINDICE dose levantado Fr. Bonifacio, al reconogo recordó haber oído contar que hacia cer la voz de don Juan, le dijo éste unas aquella parte del convento caia la hapocas palabras al oído. El Religioso inbitación que había ocupado un fraile loclinó la cabeza en ademán de asentico, muerto hacía poco tiempo, y le vimiento, y volvió a entrar a su celda, nieron también a la memoria ciertos ru6 LIBROS QUE LE INTERESAN mientras el huésped se dirigía a su hainores de apariciones nocturnas de aquel bitación.
difunto, Araque apretó el paso, desean Poyo y Cendrero: Prácticas minedo verse cuanto antes en la calle; pero ralogía y geologia. Pasta.
Al siguiente día los religiosos se co7. 50 Royo y o. Cendrero: Clave mineraló municaban unos a otros, al oído y con por inás que hacía, no encontraba la gica. Pasta.
puerta de salida. Iba y venía de un la Rioja y Cendrero: Prácticas elemenespanto, una extraña noticia: Fr. Pablo 00 tales de biologia. Pasta. do a utro; la oscuridad y el miedo le Molinos, el lego portero, tan observante hicieron perder la cabeza; sintió que un Rioja y Cendrero, Practicas de ana de la regla y tan querido del Protomia y fisiología. Pasta.
vincial, había amanecido en la cárcel del frío glacial corría por sus venas, al oír Otto Rühle: El alma del niño proletario. 50 a sus espaldas un rumor como el que convento! Luzuriaga: Antología de Pestalozzi. 50 formarían los pasos de un hombre so.
Solicitelos al Adr. del Rep. Am.
José Milla con 00 00 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica