REPERTORIO AMERICANO Tomo XXVI SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1933 Sábado 13 de Mayo Año XIV. No: 634 Núm. 18 En torno al centenario de Ricardo Palma.
Poesias Un cuentista peruano Apreciaciones.
SUMARIO Clemente Palma propósito del Segundo Congreso Iberoamericano Salazar de Estudiantes El Caballero Duende México en 1933 Los libros. Poesía Miguel de Unamuno y Libros y Autores José Santos Chocano Qué hora es. Aspectos de la enseñanza literaria Enrique López Albújar en la escuela común (y 2)
Antonio Marichalar Algunos recuerdos de don Rubén Dario Juan del Camino Vicente Lombardo Toledano Pedro Mourlane Michelena El caso Julio Zimens.
Rilke, el ido.
Pedro Henriquez Ureña Alardo Prats En torno al centenario de Ricardo Palma De La Nación. Buenos Aires tivo Ricardo Palma Por Juan Carlos Huergo Con Bartolomé Mitre, Faustino Sarmiento, Andrés Bello, Benjamín Vicuña Mackenna, Juan Montalvo y Jorge Isaacs, comparte Ricardo Palma la universalidad del prestigio de la obra artística o científica que realizaron los escritores sudamericanos que surgieron en el siglo xix, a raíz de la emancipación política de este continente meridional.
Fueron estos escritores la más alta culminación espiritual y en cuya obra, en lo que al Arte se refiere, se cumplía el concepto u observación de Renán de que el estilo y el carácter constituyen la médula perdurable de la obra artística. en este sentido acaso me parcialice el afecto filial la obra de Ricardo Palma es la que, en el acervo riquísimo de las letras hispano americanas, muestra la más honda impresión de esas dos garras de superioridad espiritual porque lo que distingue a las Tradiciones peruanas es el estilo de una personalidad genuinamente sustantiva y el carácter de un género literario nuevo, forjado con elementos de técnica retórica o de contenido que el crítico podrá encontrar dispersos en Plutarco, Villehardouin, el Arcipreste, Cervantes, Quevedo, Voltaire, Saint Simon, Walter Scott y en los cronistas de historia o de picardía mundanal, elementos que se acondicionaron y tomaron una fisonomía típica y única en el criollo espíritu de Ricardo Palma, cristalizando en un nuevo modo de recoger la vida de un medio social o de una época en relatos fragmentarios, en los que palpita lo cterno y sólido de la vida y lo alado y rutilante del arte del buen decir. Eso es la tradición de Palma; la tradición grave y fundamental que es memoria de la humanidad, que es alma de las religiones y de la historia, que encierra diluído el secreto del pasado de los pueblos, es tomada por las manos privilegiadas de un alquimista de Arte y se transforma en piedra filosofal, en pepas de oro de ley, cuyo quilataje se modifica ganando en brillos y ductilidades por la maravillosa aleación del ingenio sutil y travieso, del vocabulario ágil y saturado del frescor de la tierra, y de una fantasía reconstructiva tan brillante y vital, que el lector no sabría decir en dónde está la verdad básica, si en la carnación del episodio, respaldada en cronicones y textos severos, o si en el ropaje con que el tradicionista envuelve y mueve sus evocaciones de hombres, cosas y momentos.
El Gobierno del Perú o el municipio de Lima se prepara, o mejor dicho, se preparaba a conmemorar el centenario del gran escritor limeño; pero entiendo que lo más probable es que no se haga nada apreciable en honor del ciudadano que hizo mayor obra de nacionalismo y que más difundió, entre los hombres que leen en el mundo, el nombre del Perú.
Nació mi padre el de febrero de 1833, de familia modesta de menestrales. Siempre se vanaglorió Ricardo Palma de tres cosas: de no tener en sus venas sangre azul, de no ser coronel y de no ser doctor.
Su aristocracia literaria, se la formó él solo; sus credenciales de nobleza intelectual las hizo manipulando en los archivos y bibliotecas con los hechos y dichos de reyes, virreyes, conquistadores, inquisidores, encomenderos, oidores, togados, frailes, títulos de Castilla, empingorotadas damas, arzobispos, damiselas y toda la balumba de gentes de pro y de pobres diablos que hicieron vivieron la historia del Perú colonial y republicanó. Poco se rozó Palma con los Incas y cutacas de las épocas que precedieron a la venida de Pizarro; de allí que las Tradiciones no tomaron en mayor consideración la historia del Perú incaico, sino en lo que tuvo relación con la vida colonial.
Sin embargo, la tradición inicial fué una leyenda incaica, Palla Huarcuna. referente a la leyenda popular sobre la muerte de una doncella destinada al serrallo de Tupac Yupanqui. La escribió en 1860, cuando tenía mi padre 26 años.
Ya tenía en su haber una profusa producción de poesías románticas y artículos críticos, y hasta un drama histórico. Rodil. representado e impreso en Lima, del que se arrepintió mucho después; tan malo le pareció que hizo perseguir todos los ejemplares que circularon, destruyéndolos, a semejanza de lo que hiciera Alonso de Villegas Selvago con su Comedia Selvagia. contemporánea de la Celestina de Rojas.
Toda esa juventud que había nacido durante la etapa inicial de la vida republicana del Perú recibió con entusiasmo las nuevas brisas literarias y poéticas que venían del Viejo Mundo, también conmovido briosamente por nuevas idealidades artísticas de reacción contra los moldes clásicos. La nueva hornada de escritores y poetas peruanos quería estremecer al mundo con sus rimados lamentos amorosos y con los desbordes liricos de una fantasía sin freno, emulando a Byron, Musset, de la Vigne, Hugo, Dumas, Espronceda, Zorrilla, Quintana y demás propugnadores del romanticismo, de los que era una especie de plenipotenciario el poeta español Velarde, residente en Lima. Por esa época los más destacados de la nueva cohorte intelectual, entre los cuales estaban el poeta, Luis Benjamín Cisneros y José Antonio de Lavalle y seis u ocho mozos más que habían de llegar a ser cumbres de las letras peruanas, resolvieron fundar un palenque para sus lucubraciones, y comenzaron la publicación de La Revista de Lima. que fué, por su importancia, algo así como una prolongación del Mercurio Peruano. famoso receptáculo de la Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica