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264 REPERTORIO AMERICANO Heme aquí, pues, en la plaza de San Isidro, disfrutando de la placidez de una soleada mañana. De La Nación. Buenos Aires Concluyo de leer la vida de Stalín, el dictador ruso. Favorecen el destilar de la meditación las imágenes que refleja en mi espíritu el paisaje sedante, todo bañado en la fluida tibieza del aire.
La novela más trágica de las que brindan un trozo desgarrado de vida a nuestra cruel apetencia de dolor humano, la ficción más angustiosa tejida con sangrantes fibras de la realidad, palidecerían ante ese veraz y cinico relato de la vida del georgiano de leyenda de que habló Lenin. Nada más atrayente y repulsivo que la formación y el crecimiento de este soberbio felino que vivió rampando en los oscuros antros de la vieja sociedad rusa, podrida hasta los huesos, y subió a plena luz en la rojiza aurora de la revolución, llegando al fin a proyectar su sombra elástica sobre el mayor imperio del mundo. Enseña con más claridad y eficacia que una brazada de volúmenes sobre la trascendencia de la revolución rusa, las revaloraciones políticas, económicas y éticas que entraña.
Como espectáculo, es de vivísimo interés. Hay tiempos de tan dramático acento, que aun los observadores superficiales o distraídos perciben fácilmente cuánto más rico y sabroso es el contenido de la realidad cotidiana que el de las más osadas creaciones Stalin imaginativas. La novela histórica hace palpitar tragedias del tiempo actual quebrando con sus gritos la mudez de los viejos escenarios, de comprensión necesario para in zas, el género mediocre gana una desempolva las máscaras desusaternarse en las profundidades de popularidad inmensa. Cansados de das, amontona arrumbados arneuna vida extraordinaria. Culpa es, las historias escritas para los del ses y vestuarios para disfrazar a en parte, de los historiadores. So oficio, tediosas e inacabables, buslos protagonistas con los atribufocada yace la historia bajo in can los hombres en estas semihistos de los hombres pasados; pecesantes aluviones de documen torias una apariencia de vida. Los ro el hombre vivo del presente tos, exhumados en prolijos cateos griegos, maestros en todo, pracanhela siempre leer en los libros orientados según los pacientes y ticaron también mejor que nossu propio destino, busca su imaausteros métodos del cientifismo otros esos géneros de decadencia.
gen en las desvanecidas figuras germánico. Sobreabundan los da El viril Tucídides cede el paso al que parecen evocadas del reino de tos nuevos, las comprobaciones, ameno Jenofonte. La biografía niebla y sombra de lo que fué; los pequeños hechos significativos, anovelada vulgariza ese es su rastrea en las páginas llenas de investigaciones y descubrimientos, pecado lo que el arte redimiría cifras arcaicas el enigma de su depurados y valorados por la téc definitivamente de las escorias de existencia. La pretensión de revinica más util y las más sagaces la vulgaridad. Llega fatalmente vir el pasado es tan químérica coinquisiciones. Prodigioso alumbra una hora, una hora declinante, en mo la de profetizar el porvenir, miento de materiales para alguna que a la médula de león de TáTodo artista digno de este nombre futura construcción genial, pero cito se prefieren las escandalosas traduce el ideal de su tiempo. Pe que esperan todavía en vano al historietas que descubren los sero la novela histórica, estudiada arquitecto que ha de ordenarlos. cretos de las alcobas de los Céen sus creaciones magistrales, tie Mientras llega el gran artista que sares.
ne aún una jerarquía artística, edificará la gran historia, entre. También en la novela la copia una singular nobleza de expresión, tienen sus ocios, y los de los cu ahoga a la chispa original. Queda si se la pone en parangón con las riosos y apresurados lectores del en ella un colosal archivo para biografías anoveladas que gozan momento, los biógrafos novelado los hombres futuros.
en nuestros días del favor del pú res, adulterando vidas heroicas pa Sin dar la razón a Carlyle, comblico. No podría exagerar el te ra convertirlas en novelitas sen prendemos su admiración por las dio que me provocan esos libros timentales. La flor de idealismo biografías verdaderas y heroicas.
hibridos, cómodas almohadas de la de la existencia de Shelley se true Ansiamos saber algo de lo que sumediocridad y la pereza intelec ca en relato insípido. En esta cede en torno nuestro, en el metuales: blanda papilla para men época frívola como todas las de dio en que vivimos. Los libros doctalidades incapaces del esfuerzo trascendentalcs cambios y mudan tos e interminables que lo estudian nos exigirían un espacio demasiado grande de nuestra vida para. asomarse como por un resquicio, a un solo episodio del mundo contemporáneo. De ahí la utilidad de una de estas biografías, cuando están escritas hasta dónde es posible con deseo de verdad. Qué lección la vida de un hombre como Stalín que ha ascendido manchado de barro y sangre desde las procelosas profundidades de la sociedad contemporánea! Asaltante a mano armada para enriquecer con los despojos de sus víctimas la caja del partido, en tanto proseguía éi su vida habitual de privaciones; conspirador silencioso, sobrio como un soldado espartano, tan tosco y grosero en la especulación teórica como sagaz y perseverante en la acción revolucionaria y en el husmeo de las presas; profesional del atentado y de la violencia individual o colectiva; lento y taimarlo en el acecho, con la paciencia del tigre prepara el salto mortal; capaz de todas las felonias y traiciones siempre que redunden en beneficio de la causa: más allá de la moral, de las nociones del bien y del mal, cuyos mandatog ni siquiera sospecha. La autobiografía de Benvenuto Cellini enseña más que muchos volúmenes sobre la esencia del Renacimiento.
La historia de Stalin, bastaria para adoctrinarnos sobre esta hora, renacimiento o edad media, aurora o crepúsculo, que presenciamos atónitos.
El instrumental de que se sirve. es el comunismo: la doctrina marxista vista al través del teinperamento de Lenín. Este revolucionario es en el fondo, un reaccionario. Parece desembocar por ignotas e inesperadas rutas, dosde un pasado inmemorial. Sus métodos de gobierno, el biógrafo lo subraya, reviven el despotismo del Asia remota en las fronteras de Occidente. El pueblo, la masa en cuyo seno acaba de consumarse una de las grandes transformacio.
nes históricas y sociales, da, apretada entre sus manos rudas, la impresión de una docilidad plástica no de una rebelde dureza. En el mundo cambiado de abajo arriba continúa el pueblo rumiando sus viejos sueños: En las hornacinas sagradas han mudado lo.
iconos; pero el pueblo se prostem.
na aún devotamente ante los antiguos altares. No olviduré nunca la anécdota que lei en una vida de Lenín: Padrecito le rogaba una vez un campesino nosotros te amamos y esperamos de ti que nos libres de los infames bolcheviques! Una vez más es verdad que sólo puede aspirar a ser original lo que está dentro de una (Pasa a la página 271. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica