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REPERTORIO AMERICANO 191. teamericanos dueños de la electricidad, su visió, eso sí. No abandonemos el no hay normas del visionario Roosevelt. principio de que la electricidad es una La conquista imperialista exige que se fuerza del porvenir y como tal debemos atropelle a Cuba y se le quite su elec libraria de las garras fenicias de la Electricidad. La isla sirve como factoría del tric Bond and Share hoy, y mañana de imperio torteamericano. De manera que cualquiera otra compañía que nos sueltodo Gobierno de los Estados Unidos ten en actitud de conquista los bancos está obligado a trabaiar por el impe de los Estados Unidos. No seamos merio. Los poderes satánicos que dentro nos que los Estados Unidos en cuestiode lo propiamente norteamericano tra nes eléctricas. No somos país conquisten de impcrer vasallaje de cierta intado. Nuestra electricidad está libre de cole sobre el ciudadano norteamericala explotación de esa siniestra Compano, deben sufrir el repudio de ciertas ñía norteamericana extendida a lo largo normas grardes. Pero cuando esos misde este Continente. La lucha continúa y mos poderes emigren aleccionados por si no abandonamos la visión de que hael conquistador, va no son seguidos por bla el Presidente Roosevelt, si no abannorma alguna. Pasada la frontera terdonan esa visión los hombres de lucha minaron las restricciones, finalizó la vique tiene la América nuestra, la electrisión que no deja perecer a los pueblos.
cidad se salvará y no seremos factorías Tengamos presente que el Presidente por este aspecto vital. No creamos, enRoosevelt habla para su gente nada más.
tonces, en que el Presidente Roosevelt Su gobierno es para su pueblo. Para ha generalizado, para provecho del munnue su pueblo no perezca concibe él la electricidad nacionalizada. Pero hasta do, normas grandes y visionarias. Creaallí su visión de la electricidad. Cuanmos en esas normas si tenemos la capada la Electric Rond and Share cae decidad para implantarlas, para ponerlas a combatir contra el poder que nos asesoladora sobre Cuba, Cuba no tiene apocha cada día con más codicia y mayoyo del gobierno de los Estados Unidos nresidido por el segundo Roosevelt. La res esperanzas de triunfo. Creamos en factoría es una necesidad del imperia normas que son de penetración honda lismo en hacer factorías son hábiles en el porvenir. Pero asegurémonos de todas las organizaciones norteamericaque en realidad somos dignos de un pornas que como la Electric Bond and Sha venir: Para esto combatamos al optire son perseguidas en los Estados Uni mista tonto, que es el menguado que todos por la visión de un Roosevelt.
do lo mira desde la orilla de las cosas, De manera que no pequemos de opque no se separa del trillo trazado sobre timistas tontos, ni caigamos en el infanesa orilla, que teme internarse a los sitios en donde aguardan el trato supetilismo de suponer que el visionario Roosevelt ha sentado normas, al defenrior las realidades oscuras.
der la electricidad, que pueden invocarJuan del Camino se ante él para defender la electricidad.
de estos pueblos. Aprovechémonos de Costa Rica y marzo del 33.
Emilito, después de escucharle recitar una poesia, cosa que hace admirablemente el niño, le ha dado unos golpecitos en el hombro y le ha dicho: Bien, Emilio, bien: vas a ser un gran hombre. después, en tanto que el niño le mira embelesado. Vas a hablar mejor que don Joaquin! Emilio corre alegre hacia su casa; su madre, cuando le ve, le dice: Tú traes algo; algo te pasa. Pone al niño sobre sus rodillas y torna a preguntarle si le sucede alguna cosa. Los ojos del niño están llenos de regocijo; Emilito cuenta lo que acaba de decirle el maestro, y la madre, con los ojos húmedos, pone la cara del niño bien apretada contra su cara y hace estallar un.
ruidoso beso. Quién es don Joaquín. Un romántico empedernido que un día tuvo en las manos el poder y otros muchos días apenas puede ganar lo suficiente para seguir vivicarlo Es don Joaquin María López, de quien Edgar Quinet escri birá poco después: Su voz vibrante es un continuo choque; tiene los acentos de un corazón que se desgarra y que se entrega. y un cierto tono ronco y africano que le es peculiar y que se adentra en el alma hasta las entrañas. Me parece oír el grito ardiente de Africa en un alma cristiana. El calor, la vida, el sol de Murcia, relumbran en su verbo atraviesan como una espada. Pero don Joaquír prefiere escribir ensayos acerca de la salida del sol, vista desde una montaña o sobre la lunii contemplada en las altas horas de la noche.
Por 230 acabará por vivir y morir pobre, después de atravesar las apetitosas encrucijadas del Tesoro Público, donde el oro suele deslizarse hacia los bolsillos de quienes saben cerrando los ojos y 13 boca abrirlos en momento oportuno. FI modelo de Emilito no puede ser más desdichado. Un hombre que canta fervorosamente a los crepúsculos!
En España hay otro modelo entre las dos especies de hombres se reparte el siglo xix. hav un tipo que no endechas a la luna, pero sabe deslizar un poco de viento de ambición en oidos serviles, subalternos, y preparar furibundos trarces en que el poder se tambalea y acaba por caer en brazos del soplón.
Este tipo sabe operar en antecámaras y cuerpo de guardia; sabe, por modos súbitos, inclinar a su favor la historia.
Pero Castelar ha de seguir la ruta del amigo de Quinet. Cantará a las estrellas, en vez de requebrar miserablemente a los fetiches. Desde Cádiz pasando por Elda y Alicante emprende Castelar la marcha contra el Madrid petrificando or todas armas lleva consigo dinamita en frases, cartuchos de ideas: espíritu. Armamento verdaderamente humano. Yo estuve obligado a domar Europa con las armas lijo alguna vez Napo. eón. el que venga detrás de mí deberá convencerla por medio del espiritu; porque siempre el espíritu la hará prevalecer sobre la espada. Un poeta. Fritz von Unruh se pregunta. De dónce le vino esta frase a Napoleón? él mismo se contesta. Es que Napoleón había mirado a Goethe en 3 més profundo de los ojos. La marcha de Cádiz. Viene de la página 18 1)
a las entrañas de los honbres, determinando, en todo o en parte, su destino, puede prolongar este bosquejo, hacia atrás, cuando le plazca. Respetuosos con todo lo misterioso desistimos de hurrar en las raíces del presente arbusto humano.
La vemos nacer en días de contradicción Amagaba constantemente el hogar un espionaje que no se detenia ante lo más íntiino y sagrado. Un día la madre aún convaleciente del parto Manuel Castelar tuvo que huir de la ca.
sa, dejando al pequeño Emilio poco mcnos que entregado al azar. Con otros compaſieros de fe y de sacrificio, se encaminó a Gibraltar, donde permaneció nadie sabe hasta cuándo, porque las huellas del fugitivo se nos pierden.
Pero no importa gran cosa precisar ciertos datos y fechas. Lo cierto es que la madre y sus vástagos emprendieronaproximadamente en 1834 el viaje de retorno a su provincia. Hicieron antes una visita a Aliaga, pueblo de Teruel, donde tenían parientes? Estos son detalles secundarios cuya comprobación es ajena a nuestro sencillo plan. En 1836.
Emilio, con todos los suyos, reside ya on Elda, donde comienza verdaderamente su infancia, porque toda su vida anterior apenas fué una cadena de insignificantes balbuceos. Desde ahora, sus gestos, sus palabras, van a tener sentido. Comienza su vida significativa.
He aquí cómo, años más tarde, recordará el mismo Castelar en su autobiografia esta etapa infantil: Doña María Antonio Ripoll, viuda en la flor de la edad, dotada de un corazón extraordinario, de un talento tan grande como su corazón, de singulares virtudes, consagróse exclusivamente a la educación de su hijo y a realizar el pensamiento de su marido, de que fuera útil a la familiava la patria por una brillante educación literaria y científica. La biblioteca, en todo cuanto tenía de más notable, fué rescrvada, a pesar de la ruina y la desgracia, para que contribuyese a este fin, que no hubiera podido conseguir sin el generoso auxilio prestado por su hermana doña María Francisca Ripoll, casada y residente en Elda, pueblo de la provincia de Alicante, señora de rara hermosura y de más hermoso corazón todavía, que abrió las puertas de su entonces rico togar a la viuda; juntó entre sus hijos a los dos huérfarc. 3, a Emilio y su hermana mayor, Concepción Castelar. un poeta español nacido en aquellos campos, Azorín, escribirá más tarde del pequeño Emilio: Es un niño regordete, viviracho; sus ojos tienen una luz que no tienen los de los otros niños. Seguramente que el maestro de Benjamin Jarnés Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica