310 REPERTORIO AMERICANO londradamente, sabría asimismo la la ciada de Nueva York como en las coo: Saluda respetuosamente al señor dibor sostenida de colaboración con Espa lumnas de un diario ilustre, ella pudo rector, pidiéndole muchos perdones por ña que he desarrollado en el Instituto usar para su compañera de Chile medios una carta tan extensa, su servidora obde Cooperación Intelectual de la Socie mejores de discusión que los que ha secuerte que le agradece mucho la dádad d: Naciones, y de que pueden dar usado, y que están enteramente al mar diva de espacio y atención que se ha testimonio cabal dos o más escritores gen de las normas de señorial cortesía dignado darle en esta circunstancia.
madrileños, maestros en decir la ver, que emplea para hablarnos el escritor dad y en hacerla creer, Se me ocurre español de hoy, y creo que el de cualGabriela Mistral que ese conjunto de tributo callado y quier tiempo.
Madrid, 28 de julio de 1936.
largo a España pese un poco más en la balanza que las anécdotas caricaturesDUPLICA UNA CONSULESA cas que da de mi persona la señorita Teresa de Escoriaza.
Gabriela Mistral o la crueldad araucana la frase que se me atribuye res(De La Libertad. Madrid, julio 30 de 1933 pecto de Cervantes preferiría no contestar; es demasiado burda para que val Coincide mi llegada a Madrid con la dad española por lo que se refiere al pre ga la pena gastarse en ella la réplica de publicación de la réplica de la señora sente caso.
otra frase.
Mistral a la última crónica que envié a Yo reconocí en mi artículo pegar una He respondido, señor director, a La Libertad desde Nueva York, dentellada a la actual consulesa de Chiartículo cargado de deslealtad en la idea ello me permite redactar oportunamen. le; pero la calificaba de leve. ahora y de descortesía en la forma con la conte esta dúplica.
puedo añadir que fué cariñosa uno de ciencia responsable y la manera hidalga ¿Se comieron las gentes de Caupoesos mordiscos dados en clase de carique convienen a los que, del otro y de licán a Pedro de Valdivia? Se lo comie cias si se compara con los bocados feeste lado del mar, trabajamos por la ron incuestionablemente. se lo counidad salvadora de los pueblos latinos, mieron vivo. Le cortaron los brazos y roces que en su réplica Gabriela Mistral me pega a mí. Sigue la demostración. y dentro de ella, por el capítulo de la. las piernas, que asaron ante su vista, En mi artículo solamente la llamé unidad iberoamericana. Me parece que extraviada por el dolor y por el horror, sea este lenguaje limpio de odio el único paladeando así la carne del infeliz, que equivocada pedagoga como posible que deban hablar entre ellos los que anse veía devorado! En cuanto a que Val. censura, y como elogios indudables exidan en el trance misionero de las cul divia se comiese a ningún prisionero, ni mia poetisa (esto dos veces) apasiola propia Gabriela Mistral se atreverá nada lírica y gloria literaria chilena.
turas Pienso que entre estas gentes misio a decirlo. ella ha correspondido declarándose neras se cuenta la propia señorita Esco Por lo que al conquistador español del al margen de las normas de señorial riaza, que enseña español al pueblo nor Arauco se refiere, pues, la crueldad escortesía. desleal y maliciosa. torpe. teamericano para ligarlo a España y a pañola queda muy por bajo de la cruel de conducta atolondrada en el juicio, la América del Sur. Ella se convencerá dad araucana. asimismo supera en propagadora de necedades sombrías. más tarde de que, así en la cena desgra mucho la crueldad araucana a la cruel etc. etc. insultos que amenguar no pue un. MATLA) FOLLETÍN DEL Rep. Am. 17) manitario que le inspirase el rival cau tivo, habíase trocado en odio: odio in su alma habíase escanciado la esperan. Pero Matla no se decidía. pesar de dígena. inmisericorde, que ansía la za, la dicha, y en las transparencias de que en aquel momento el destino le re venganza, que necesita la muerte para sus pupilas enredaba sus hilos de luz, velaba en su pensamiento, el umbral de vivir. Cararé no podía sustraerse a esa la sonrisa de un ideal, el amor. Yara lo Desconocido, no se avenía a contramodalidad sentimental de su ingénita era joven como mariposa que acaba de riar las leyes de su tribu. Xilotl mere psicología.
abandonar su crisálida y prueba sus te cía la muerte, no había duda, y Matla Todo eso lo reflexionaba Matla, inmónues alas en el primer vuelo entre rosas. sabía que toda gestión en su favor sería vil por horas en su aposento. así pa La gracia y el contento del mundo le inútil: con el enemigo la justicia indísó la noche. Cuando la primera luz aguardaban y su porvenir era una pro. gena no tenía caridad.
El Cacique, brilló en Levante, Matla dormía profunmesa azul, de encantadas perspectivas. además, que odiaba a aquel hombre amadamente, doblada aún sobre las rodillas ¿Por qué, pues, sacrificarla en el albor. do por Yara y củya suerte los dioses puescuálidas. En su faz macilenta se pode su ventura; negar a sus ojos la fos sieron en sus manos, extremaría, sin saba la calma y en sus labios delgados forescente visión de los dulces, ensue: duda, el rigor de la sentencia. La desa y secos jugaba, como botón de rosa al ños, de los acariciadores idilios; por parición de Xilotl era, en el cálculo frío amor del céfiro, delicada sonrisa. Qué qué amenguar en su corazón el ardor de y egoísta del despechado Cararé, una había resultado del insomnio de la vieja los goces, la sugestión de las tentacio ventana a la esperanza del amor de la esclava compasiva. Por qué, si toda cautiva.
nes primeras, las embriagueces juveni. El tiempo, suprema panacea, la noche la pasó estrujada al torcedor de les. cicatrizaría las heridas y borraría los re su pensamiento, el amanecer, la saludó Además, la muerte de Xilotl no signicuerdos en Yara, mientras él esperaba sonriente. Qué pasaba en el corazón, pacientemente. Cararé era de fuertes ficaba para Yara el final sino el princilerdo y sufrido de Matla, cuya frágil vida pio de horrorosa tragedia que la amar impulsos pasionales, pero sabía dominar. estaba ya en el brocal del Más Allá?
garía para siempre. En cambio, Matla, los. Su desengaño en el amor de la mu Muchas horas habían transcurrido desa chacha, cruel y absoluto, no le hizo, sin de que el sol abandonara su lecho en que de su vida sólo probaba los ácidos sorbos. qué interés podría tener en vi embargo, renunciar en definitiva a ella; oriente y el calor llovía hilos de fuego a solas con su corazón, Cararé, hombre, sobre el valle esmeralda, y aun Matla, vir. Qué esperaba su alma ávida del sonreía a la esperanza.
Xilotl era el descanso definitivo; qué podría ofrecersiempre encogida sobre sus corvas flaobstáculo. Oh, cuánto le odiaba! Qui cas, permanecía profundamente dormile de halagador el porvenir a una esclava zá si hubiese sido nada más que un gue da, como bajo la influencia de un narcóanciana, sin familia, sola en la existencia, llevando junto con su frágil humani rrero enemigo, le habría perdonado; petico, y sus labios continuaban sonrien do.
dad, el rosal mustio de las ilusiones ro dueño del afecto de Yara, poseedor idas. Por qué no morir, desaparecer ya de aquella alma hermosa, de la doncella UNA CANOA MENOS si la esperaba la paz, la serenidad, el amada por el con toda la vehemencia sueño perfecto. de su pasión, el menor sentimiento hu. Hasta aquí no llegarán. la voz de. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica