366 REPERTORIO AMERICANO MOMENTOS TROPICALES En el delta del. Reventa ó Poema libre, de tinte americano Envio del autor. San José, AMANECIENDO Todo es quietud, sosiego. en absorta natura, En pos se fué la flama que diambula; que trasuda el hervor de plenitud del día. y surge un aire breve, Es la aurora; y con ella el aliño ancestral. El nervio se dijera del ser y de la planta, un céfiro en que ondula Es la alborada: en un ansia letal se transfigura, el olor del pensil, la esencia leve.
la que semeja la creación de la nada.
como si se sintiera la ambrosia Es la luz con su estela de embeleso triunfal. tropical del rayo que amamanta Va cediendo el bochorno Es la porfía la ternura.
que circunda el contorno.
en que irradia el fragor del nuevo día.
Trueca la somnolencia, un despertar Todo impulso se apaga o se diluye de agreste melodia.
Llegóse tramontana la deidad rosicler, en la buraña modorra del marasmo.
El miraje retorna a señorear, pródiga en dones.
El ansia no espolea; matizado por arte de un color Uncidos vienen a su carro los bridones el instinto huye, triste, que plasma en el fervor Lampo, Faetonte, que violan el amanecer cediendo su hora al forestal espasmo de la melancolia.
donde la diosa en la siesta floral de Galatea.
pule la filigrana con sus dedos de rosa.
Es la tregua de Pan, Vino la tarde. penumbra, rogación, en tanto priva Ceres al correr de los pliegues de la celosía.
Ronda una suave claridad que avanza en su lecho de afán.
En el llano, en la cumbre, en la alquería, como un fulgor pone su altar el ángelus. unción, e invade la tiniebla en derredor.
mortaja y letania.
No empece el señorío Pronto emerge en abrupta lontananza de la pausa vital, se percibe el avio, el astro rey. signo de pulsación de aliento integral, Cunde el ocaso el alma de Natura y de su grey!
que pone en cada soplo su acento sideral.
con su zafir de oriente mortecino. Hay como un eco, en que anida y se absorbe Brota el celaje, Resuena en los espacios la algarabía cam el respiro febril del hálito del orbe.
con la nube de plata. pestre.
y la nube de vino Del mar en el escollo clamorean las gaviotas de color escarlata;La selva calla, o se adormece.
bu graznido de loa, férvida salutación.
la nube de trensaje En el playón de estío. en el rudo linaje del ámbito terrestre que remeda el boscaje. hurtándose al bohio prorruinperi impetuosas las critalinas notas en medio del derrumbe el saurio se guarece, de la selva que afina su prodigioso orfeón.
del astro que sucumbe.
ofreciéndose inerme al deleite que duerme En su canto febril dice la chorcha de oro. a la vera del río.
Por el cerril otero la alegria del vivir.
salta el culleo artero, Tunto a la tranca. sobre el mirto casero, Duerme el remanso. Allá en su seno, en finta circular. el yigilirro filial alardea del esmero en el cieno fecundo. en la hirsuta maraña, de su sentir, atisba el alimaña busca el pez errabundo en el ir y venir el fin crepuscular.
si forraje.
del rondó que tamiza su trino plañidero. en el cristal sereno, Busca el ave su nido, simulan maridaje Al amor del naciente firmamento, de la fronda escondido la linfa y el paisaje.
en su vívida proeza. en el ramaje.
acuden en parvada bulliciosa, Busca la mariposa, En el cubil duerme el jaguar; asilo de la rosa.
Jos papagayos, que corean el portento de la Naturaleza, y en la grieta la iguana.
en el encaje.
El viento al aletear el relornar de su lumbre auspiciosa!
en la ceiba lejana, Entona un salmo el guaco acaricia la péndola Del prado allá en la linde brama el toro. hechizo de oropéndola. de refrán elegiacoatento a los balidos del corral, balanceando el primor frente a la serranía.
do el voraz ternejón del nido precursor.
Se yergue y canta el gallo hurga el ebúrneo, uberrimo tesoro aquel son de desmayo del materno caudal.
que asume alegoria.
Todo es sueño apacible. Es más bien un en(sueño.
En el aura hay efluvios, en el espacio aromas; Es la grácil quietud del embeleso.
Adiéstrase el cocuyo.
hay en el aire numen; hay trémor en la fronda.
Puebla el vacío, un éxtasis de divino ex un síncope risueño Es un dulce beleño, en su cándido orgullo, en su nimio tesón, travío.
Oh refulgente Sol: es que tu disco asomas. que Febo nos depara, en su fúlgido beso. a romper la penumbra que su fanal alumbra Roto al cendal de niebla, tu risueña faz blonda Bajo el tórrido afán que todo inflama, a guisa de ilusión.
es símbolo de ardor, de vida y atavío.
ha surgido la sombra con su scama; bajo la copa umbría Acércase la noche misteriosa: Oh grata sinfonía del primer arrebol. sienta reales el día.
serenidad suntuosa!
cuando la tierra comulga con el sol Apágays. las voces del barullo viénese con ella el urgir del descanso en mancomún unción.
en transporte anheloso: bajo su palio manso, Sobrecogida y muda el alma humana, reina el goce mimoso no atina a balbucear su gran hosanna tras el diario pregón de la brega animosa.
bajo el cálido arrullo.
de glorificación de la mañana!
Tras de la ruda faena, ATARDECER tras el duro avatar del trabajo o la pena, MEDIO DIA Ha pasado el oficio la dulce tarde en su aspecto piadoso, en el templo de Osiris, es el rito de preces, en ajuar: El astro en el cenit. Diáfano el horizonte. tras el último indicio es el preludio del reposo.
Reinado del marasmo. Su monarca el río. del arco iris.
El viento se satura de esencias seculares. En el supremo alarde Víctor Guardia Quirós En distante confin, la arista azul del monte. de su coquetería, Cercano el mar, con su rimado vocerío. allégase la tarde Nota. Este poema, escrito en noviembre de 1927, Vistosa el alma, en su tul de azahares. en poz del dia.
ha sido retocado para Repertorio Americano. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica