284 REPERTORIO AMERICANO Rubén Darío y la literatura española ante el que era de Diog el escogido. Concluye. Véase la entrega anterior)
Las gentes del lugar, si lo miraban, todas sc arrodillaban esperando sus gantas bendiciones; en las gracias celestes repartia, y en pago recibía amor de aquellos puros corazones.
En el poema un labriego, que reviste la forma del terceto, la influencia de Andre Bello es ostensible. En los versos: la ambición y deseo de ajena gloria, ni de fama eterna; carne sabrosa y tierna, vino aromatizado, pan blanco de aquel dia, on prado, en fuente fria, halla un pastor con hambre fatigado, que el grande y el pequeño somos iguales lo que dura el sueño.
y tú a la orilla encuentras el descanso en caluroso día; y las bermejas flores cortas ufano, y las pintadas, mineros de dulzor de las abejas, esta otra en la que asoma el párroco aldeano que Campoamor describe en Los grandes problemas: Seguíanle las niñas y los niños ansiando sus cariños, asianse del hábito del viejo; y tl les daba, sonriéndose de gozo al mirar su retozo, alternando una fruta y un consejo; En el romance hay versos como estos: la semejanza con estos otros de La oración por todos, es innegable: ya sobre la tersa frente posan, ya beben el aliento a las bermejas bocas, como lo chupan las abejas a Ir. fresca azucena y al clavel.
Con esta. cnvidia que digu, y lo que paso en silencio, a mis soledades voy, de mis soledades vengo.
La décima de Fray Luis de León reza de esta manera: En el mismo libro se encuentra la composición denominada La cabeza de Rawi, que refleja también la influencia de Núñez de Arce y de Campoamor, y a la que pertenece la VI décima que principia: La misma influencia la de Bello se descubre en algunos otros versos de la misma composición: Aquí la envidia y mentira me tuvieron encerrado.
Dichogo el humilde estado del sabio que se retira de aqueste mundo malvado.
Allá están las espigas agitadas.
Allá están las mazorcas apretadas.
Asullá está la era, aquí el sembrado.
Aquí la seca parva, allá el arado.
Luego el altivo monarca con órdenes imperiosas llama a todas las hermosas mujeres de la comarca que su poderio abarca.
Este último, sobre todo, recuerda el siguiente, entresacado de la silva la Agricultura de la Zona tórrida: con pobre mesa y casa en el campo deleitoso con sólo Dios se compasa, y a solas su vida pasa, ni envidiado ni envidioso.
En esta décima, Darío hace uso de las consonantes de la conocidísima décima de El vértigo, que reza. Aquí el vergel, allá la huerta ría.
Continuando la lectura del poema, tropiézase con este verso: Dio soberano el monarca en feudo a Juan de Tabares las seis villas y lugares de aquella agreste comarca; cuanto con la vista abarca, etc.
Pero si los expresados versos no bastaran para inducir a recordar la mencionada silva, se podrían citar aún los siguientes: Déte siempre sus pámpanos octubre, que saguramente, es una evocación del primero del soneto de Lupercio Leonar.
do de Argensola que principia: Cándida te dará la rubia poma sabroso néctar. En su Elogio a Montalvo, escrito en versos endecasílabos blancos, y en su Sátira a Ricardo Contreras, en tercetos latinos, Darío se ciñe, una vez más, a los receptos clásicos En esta sátira declara: Llevó tras si los pámpanos octubre.
que sin duda guarda parecido verbal con este otro de la misma silva. Finalmente, el terceto; Sus rubias pomas la patata educa.
La muerte vemos, de la muerte hablamos, y a veces nos reímos de la muerte, y que somos mortales olvidamos, En el mismo poema un labriego encuéntranse versos que revelan la influencia de Lope de Vega y Fray Luis de León: traen a la memoria los siguientes versos que pertenecen a la Epístola moral: Gústame de emplear en lo inventado el sutil arcaísmo, y la que brilla metáfora altanera es de mi agrado; sin rastrera hinchazón que el arte humilla, sin frase rebuscada o descompuesta, sin pintar el retrato de golilla, y sin cura expresión torpe o molesta, como la que repleta de fárrago. con que más de un autor nos indigesta. naturaleza con visible ejemplo te alecciona y bien gozado pasas el tiempo, lejos del bullicio, y sin ser envidioso ni envidiado.
Las hojas que en las altas selvas vimos cayeron. iy nosotros a porfía en nuestro engaño inmóviles yivimos! la ambición se ríe de la muerte.
Y, en el final de la misma sátira, increpa a su detractor en los siguientes términos. Hacen bien al decir tantos ultrajes y al sentido común! Diles horrores, lanza agudas saetas sin ambages; y esi dejen de céfiros y flores, y se oiga en armonia soberana el dulce lamentar de los pastores (12)
y las odas viriles de Quintana.
Los poemas de Lope de Vega y de Otro de los poemas de Primeras noFray Luis de León que se pueden citar tas es el intitulado La nube de verano, a este respecto son Canción y romance que evoca los sextetos del Idilio de Nú.
de la Dorotea, del primero, y Aquí la ñez de Arce. este poema pertenecen envidia y mentira, del segundo, por más las siguientes, estrofas, cuya pobreza de que, a decir verdad, estos poemas fue rima y de conceptos es ostensible.
ron a su vez influenciados por el epodo de Ruris deliciae de Horacio, cuya ideo Era Fray Juan un viejo capuchino logía constituyó un lugar común en la sostén del peregrino, poesía española de los siglos xvi y xvii. brazo del infeliz, pan del hambriento.
En la canción de Lope de Vega a que Era Fray Juan el venerable anciano, el de cerquillo cano se alude, encuéntranse estrofas como la la presa mejor de su convento. siguiente: Por eso el prior amábalo en extremo, Ni temo al poderoso y su voto supremo ni al rico lisonjeo, en asunto de fe siempre era oído, ni soy camaleón del que gobierna, que la comunidad muy reverente ni me tiene envidioso inclinaba la frente Entre los poemas correspondientes a Primeras notas se encuentra también El (11) Los poemas. La nube de verano, La cabeza de rawi, Elogio a Montalvo y sátira a Ricardo Contreras, los he conocido fragmentariamente, a últimas fechas, a través del artículo intitulado Primeras notas de Rubén Darío, de Wenceslao Jaime Molins, fechado en Buenos Aires, el mes de febrero de 1916. El mundo de los sueños. Prosas póstumas de Rubén Dario.
Libreria de los Sucesores de Hernando, Madrid, 1917. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica