Enrique EspinozaKropotkinNihilism

REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXVII San José, Costa Rica: 1933 Şábado de Diciembre Núm. 22 Año XV. No: 662 El abolengo de Turguénley. Au revoir in. América Matla (7)
Garcilaso. Don Segundo Sombra.
Creiamos en la República de Trabajadores.
SUMARIO Enrique Espinoza Salidas de Aldous Huxley en la novela Contrapunto Avrahm Yarmolinsky Versos nuevos.
Euclides Chacón Méndez Arturo Capdevila Sobre Contrapunto Leopoldo Lugones Versos nuevos Juan del Camino Turguénier y nuestro idioma.
Max Jiménez.
Benjamin Jarnés Brenes Mesén Enrique Espinoza Homenaje a Iván Turguéniev en el cincuentenario de su muerte (Iniciativa y colaboración de Enrique Espinoza. Buenos Aires, Rep. Argentina)
El a bolengo de Turgué nie Ensto del autor. Buenos Aires Me duele, confieso, el silencio, unánime de nuestra inteligentsia en el cincuentenario de la muerte de Iván Turgueniev; y, aunque en forma, mínima, quisiera romperlo aquí con estas notas fugaces sobre el gran escritor olvidado, a quien, antes que a ningún otro, debe mos todos la revelación de la literatura rusa.
Por mi parte, la deuda es directa y.
tiene ya un cuarto de siglo Fué en la escuela primaria, en los libros llamados: de lectura, donde encontré por vez pri.
mera algunos cuentos rusos de Turgue niev: Maruja. El pote. La sal.
Tan grande impresión me hicieron, que de cuantos autores había en aquellos pobres libros infantiles sólo retuve para siempre el nombre extraño de Iván Turgueneff. Estando en la escuela lo iden.
tifiqué también, de manera más española, en cierta revista popular, al pie de una conmovedora (v ripiosa) versión poética de El mendigo. Recuerdo todavía una de sus estrofas. maestra, en. 1862, su posición patriarcal de clásico vivo en un país que no los tenía muertos, Puschkin y Gógol fueron, puede decirse, sus contemporáneos no saltaba a la vista como ahora. Con. todo, no faltaron en Rusia críticos clarividentes que se lo descubrieran a la joven generación. Pero esta tardó en comprenderlo. El príncipe Kropótkin, uno de sus mejores representantes entonces, a quien Turgueniev distinguió luego en París, cuando éste llegó escapado de una prisión zarista, dice en su admirable estudio sobre el autor de Tierras Vírgenes. Cuando el campesino llegue a conse.
cuir algo y a vivir como la gente va la hierba crecerá sobre mi tumba. No com nrendíamos esta actitud del nihilista de Turoueniev. Sólo más tarde. cuando wolvimos a leer Padres e hijos. descui.
brimos en las palabras de Bazarov, nije tan poco nos habían agradado, la semilla de una filosofía realista de la solidaridan del deber que sólo ahora comienza a adruirir contornos definitivos.
En 1862 Turgueniev tuvo que defenderse de los ataques de la juventud, explicando en una carta a los estudiantes rusos de Heidelberg que allí donde él había escrito nihilista había nue leer revolucionario. Sin embargo, la palahra creada por Turgueniev primó sohre su sentido durante veinte años y sólo cuando su obra de escritor estaba termi.
nada y en ella desde las Memorias de un cazador hasta Senilia. pasando por Demetrio Rudin. Nido de hidalgos y la víspera. fijados los tipos renre.
sentativos de la sociedad rusa que han impreso su sello característico a las peneraciones ulteriores. Turgueniev fué clamorosamente reconocido por todos.
Hasta los campesinos, a cuya liberación había contribuído con su pluma, se acercaban a las ventanillas del tren en que hacía su viaje triunfal para preguntarle si él era el autor de Jor y Kalinitch. a su muerte, en 1883, una multitud de Iván Turguéniev Perdón, no llevo dinerodije al pobre pordiosero. perdón, amigo, perdón. tendiéndole la mano estreché la del anciano con ternura y emoción.
Quizás ninguno de los grandes escritores rusos que tanla influencia han ejercido en América, está espiritualmente más cerca de nosotros que Iván Turguénlev.
Su famosa novela la víspera es hoy un verdadero simbolo para el Nuevo Mundo. Por nuestra parte, muchas veces hemos sentido la misma desesperación de Turguéniev y también su misma fe. Como él, en su novela citada, hemos ido a buscar nuestro héroe a un país hermano, y este héroe nos ha descubierto nuestra propia esperanza. Por esto, a pesar de todos los fracasos y de lodes las deserciones de nuestros hombres nuevos y viejos, la voz de Turguénlev nos acompaña: Oh, fuerza vegetal de la tierra. Ellos vendrán. Para estos hombres que están naciendo en todos los paises de nuestra América son las páginas de Avrahm Yarmolinsky que narran otro aspecto inedito de la vida del gigante creador de Tierras virgenes, sus relaciones personales con la intelligentsia. de la América del Norte. de los Maruia. El pote. La sal. El mendigo. Muchos años después supe.
recién que estas páginas infantiles las había escrito Turgueniev, como es natural, en la vejez. Senilia fué justamen.
te el título latino que puso al pequeño libro que las contiene; libro traducido a nuestro idioma con mucha pulcritud por el malogrado poeta mejicano don Francisco de Icaza. Sin embargo, pocas páginas más apropiadas que aquellas de Senilia para encantar a un niño con la imagen de un abuelo remoto y genial.
Esta idea es aún la primera que asoma a mi espíritu cuando pienso en Iván Tur.
gueniev.
Pero, en verdad, el abolengo de Turgueniev en la literatura rusa del siglo pasado, tiene un sentido menos personal y más profundo. Basta para hacerlo evidente recordar la más famosa y dis.
cutida de sus novelas: Padres e hijos.
Cuando Turgueniev. publicó esa obra Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica