REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXVII San José, Costa Rica 1933 Sábado 18 de Noviembre Núm. 19 Año XV. No. 659 Vicente Lombardo Toledano Una biografía de Pierre Curle por Madame Curie.
Criollismo literario Matla (5)
Vicente Blasco Ibáñez Pensando en Omar Dengo.
De un costarricense según el Espíritu a quien seguimos admirando y amando SUMARIO Gabriela Mistral La tragedia de los intelectuales.
Félix Lizaso Euclides Chacori Méndez Qué hora es. Alejandro Alvarado Quirós 09 Cómo se debe leer la Biblia Juan del Camino Cabos sueltos Carlos Luis Sáenz Versos Duevos Alberto Gerchunoff Claudia Lars 65 Una biografía de Pierre Curie por Madame Curie De La Nación. Buenos Aires. Biografías de esposas. Varias biografías de Pierre, Curie se han escrito en estos años que la química enseñorea y se han publicado en enciclopedias, revistas científicas y volúmenes. Pero enfila. das ellas sobre un mostrador de librería, nosotros nos iremos derecho a este libro breve y editado por Payot. Cómo no, si lo firma la compañera y asociada de los trabajos, la noble, mujer polaca del sabio francés!
El caso de que una mujer se haga biógrafa de su marido no es nada común, y conocemos sólo el de la condesa Tolstoy, que se ha visto forzada a hacerlo para defenderse de la jauría de los tolstoyanos, que por amor al maestro han metido garra y diente en su reputación Tolstoy, el cosaco, fué, en cuanto a marido, el antípoda de Pierre Curie el francés, y así los libros de las dos mu jeres se oponen como una tarde de estío provenzal y una noche de borrasca cerrada en la estepa (la noche de Amo Madame Curie y Criado. De una parte, dos criatu ras felices en su pobreza, trabajando codo con codo en una alucinante investigación, estimándose las cualidades y pidamente las edades que ella no le goagradeciéndose las ayudas. cotidianas; zó a su compañero: infancia y primera de la otra, el barín y la barina infelices juventud. Pierre Curie era un mozo a pesar del latifundio próspero y la va espigado y con cierto desgarbo físico, jilla de plata, el semidiós inventor de hecho de abandono; la cabeza se le reórdenes cristianos con los cuales no pueconoce latina, de latinidad francesa, que de, y enrostrando a Sofía desde su en. es más suave que la italiana. En la cosa trometimiento en el Diario hasta su tumbre doméstica es un hombre austero chorro de hijos.
y delicado a la vez, con las sobriedades Es un alivio pasar de las confesiones del trabajador y las ternuras del que no de la rusa a las de la polaca.
tiene a muchos cerca en quienes gas El uso de estas biografías debería getarlas; una llaneza extrema, la del socianeralizarse. El que la mujer de sabio o lista del tiempo, que era un socialista escritor redacte mediocremente sus ob romántico y no todavía marxiano, y una servaciones y eſ que la convivencia con timidez tan excesiva que se quedará el héroe le baje un poquito el énfasis siempre al margen de las ocasiones de admirativo, no importa demasiado. Ella ascender, porque mientras los pechadoes la mejor creadora de documentos mo res profesoriales pasan, él se queda rales y la dibujante natural de unos detrás del último sin decir cosa que le apuntes domésticos cargados de realidad. valga. Repugnaba la vida social por inútil, por desperdiciadora del manojo de ΕΙ y ella. Madame Curie cuenta. rá los días, pero gustaba la frecuentación de los colegas y era un gran afectivo dentro de la familia y de los camaradas de infancia (las mejores, a su parecer. Madanie Curie habla varias veces del aire absorto de sus ojos claros y de una larga reverie en la cual vivió, y que no le entenderán los que creen que el sabio tiene que ser siempre uno que está despierto entero. Su lema se lo había cua jado dentro de su temperamento y es taba diciendo siempre que hay que hacer de la vida un sueño y del sueño las realidades. Amaba la pintura por cierta pasión infantil del color que le haría esperar que el rádium le daría coloraciones ricas; era un buen auditor en los conciertos y gustaba de la lectuua.
literaria como cualquier sabio francés, que pone sus puntos de honra en saberse a sus clásicos y en leer a sus modernos. Sus cartas dicen de un sensible subido, al que las geometrías no amojona ron el corazón de carne.
Podemos injertar aquí alguna noticia corporal de ella, para el lector que la esté pidiendo. La hemos conocido trein ta años después de cuando la miró, y la escogió Pierre Curie, pero no importa.
La madrina del rádium lleva ya una cabeza entera blanca, que sobre el negro unánime del traje deslumbra al que la ve de golpe. Los cabellos van echados bruscamente hacia arriba y atrás, donde hacen un moño duro; la piel es limpísima y de las más frescas; las líneas finas de la cara dicen que tuvo belleza en la juventud. Habla sobrio y preciso, desde su costumbre de definiciones y de las de química, que son las más rotundas; le gusta tratar lo suyo que es su vida, y se calla si el tema no la obliga con el parentesco. La voz con: tiene la autoridad suficiente y la mira: da tempera el gobierno de la voz. El tra. je oscuro, de una sencillez más purita que de monia católica porque la monia misma se ha guardado una buena porción de gracia no deja al ojo dis traerse en él y lo echa sobre la cabeza cerámica, de blanco y rosado absoluto.
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