REPERTORIO AMERICANO 943 ROGELIO SOTELA día evitar la protesta cuando se trataba de aceptarla totalmente. Se sentía inclinado a descartar los aspectos duros, sórdidos y falsos de las cosas, La tenden.
cia a la tristeza que Turgueniev descuABOGADO brió en James, éste la reconoció en aquél. el carácter melancólico de su naturaleNOTARIO za era profundo y constante. James comprendió asimismo la actitud de TurOficina: Pasaje Dent gueniev con su patria distante que lo atraía y rechazaba a la vez. Turgue.
TELEFONO NO. 3090 niev nos da la impresión de estar en desacuerdo con su país. Ama lo viejo Casa de habitación, Teléfono No. 2208 y es incapaz de ver, donde nace lo nuevo. todavía: Turgueniey nos impresiona como un hombre desencanta dards igualmente rígidos, aunque difedo. en el país que le es querido La rentemente orientados en lo que se refermentación de los cambios sociales ha fiere al arte que todos ellos practicaban.
arrojado a la superficie de Rusia un dilu No fué solo en casa de Flaubert donvio de pretensiones huecas y de presun de James veía a Turgueniev, también lo ciones vanas, en medio de las cuales el visitó en más de una ocasión en su saamor, sea. de las viejas virtudes o sea loncito verde en casa de los Viardot. Lo de las nuevas proezas, encuentra muy que le llamó particularmente la atención poca gratitud.
era el enorme diván, tan grande que las Los domingos en el departamento de personas más chicas que Turgueniev teFlaubert, un pequeño salón del último nían que acostarse más bien que sentarpiso de una casa al final del Faubourg se en él; y también algunas muestras esSaint lionoré. donde, según James, Tur cogidas de la pintura francesa, especial.
gueniev mostraba su exquisito don de mente un hermoso Rousseau. Además, conversador más brillantemente, aclara lo visitó en su preciosa residencia de ron su opinión de este genio tan accesi. Bougival, donde la biblioteca de Turble, tan tratable y tan poco pagado de gueniev presentaba el mismo aspecto de sí mismo, que tuvo la suerte de tratar. sencillez: unos pocos libros, un vasto Nuestros standards convencionales, mo diván, y varios cuadros valiosos. El reralísticos, anglosajones y protestantes, cuerdo más bello de todos es quizás el de dice james, le eran completamente ex cierto almuerzo parisién en un nuevo y traños. Pero durante las horas pasadas suntuoso café de la Avenue de Opera, en esa compañía, el joven americano sin donde estuvieron conversando desde el tió además que el ruso, como él, estaba mediodía hasta el atardecer. algo desilusionado respecto de los stan. La neblina gris de un diciembre pa.
risién. le daba al obscuro interior del café un aspecto más amable y hospitalario; mientras la luz palidecía y las lámparas se encendían y los habitués entraban a tomar su ajenjo y jugar su par.
tida de dominó, nosotros continuábamos todavía nuestra sobremesa. Turgueniev habló, casi exclusivamente, de Rusia, de los nihilistas, de las notables figuras que producían, de las curiosas visitas que recibía, de las sombrías perspectivas de su patria.
Los dos escritores tenían más afinida.
des de las que podían sospecharse. Tur.
gueniev estaba en la tumba cuando Ja.
mes le escribía a Stevenson: Quiero dejar una multitud de pinturas de mi tiempo, de modo que la serie pueda cons.
tituir un conjunto que tenga cierto valor como observación y testimonio. Este fué en esencia el esfuerzo de Turgue.
niev. James, como Turgueniev, era, se.
gún la frase de Edmundo Gosse, un hom.
bre esencialmente desarraigado. Los dos sintieron que el escenario nativo les borraba y, como dice James, no podían ya confiar en expresarlo Los dos se vieron acusados de traidores en los diarios de sus patrias, pero el destierro de Turgueniev ocurrió muy tarde para perjudicar su obra. No intentó proyectarse en un ambiente en el que no tenía propiedad trasmitida y heredada. Po.
día dejar durante un tiempo colgada su arpa ca un sauce de tierra extraña, pero no ovidó a Jerusalem, y su mano de.
recha no se paralizó.
se Avrahm Yarmolinsky (MATLA. FOLLETIN DEL Rep. Am. 21) la tribu condenaría su cuerpo a la voracidad de las bestias y el sitio donde se Pero esa evidencia en la que el Caci. da de repudiado origen la ocultó en su expondría su cadáver prohibirlo como que no creía, la ofreció el hallazgo en poder? Además. por qué Matla rehusalugar maldito. Matla no se arredraba.
poder de Matla, del amuleto de Yara. ba contestar a las preguntas que se le La voluntad fuerte, ingénita en su raza, Debe recordarse que representaba a un dirigían al respecto, si la menor explicaconcurría ahora para sostenerla en el satigre, símbolo de la tribu chorotega. ción de su parte bastaría a salvarla?
crificio. Hubiera deseado acelerar la caPor consiguiente, la sola posesión de tal ¿Qué interés existía en mantener ese murrera del tiempo y concluir pronto: le prenda significaba encubierta infedilidad. tismo acusador?
estorbaba el vivir. Qué mejor cosa poEse amuleto que fué tolerado en el seno Al fin, vencida por la evidencia de las drían hacer los suyos que herir su carne.
de Yara. por qué aparecía en manos de acusaciones, impotente ante la verdad y y desangrar su corazón? Sería su última Matla. Cuándo lo había adquirido? En dispuesta a sufrir las consecuencias, Maofrencia a los dioses. Luego, cuando el el caso de que la muchacha lo hubiese tla confesó su culpa. Ella, y sólo ella. diente roedor de los días conviértese en olvidado con la precipitación de la fuga, era responsable. No tenía cómplices; sí, polvo sus huesos, Matla, su cuerpo, ma¿por qué estaba en posesión de Matla, solamente uno: su corazón. Entre el sateria frágil, habría desaparecido en el celosamente guardado, y no en el apo crificio de la juventud floreciente de Yaregazo apretado de la tierra y los homsento de su legítima dueña? si la an ra y la bendición de su libertad, escogió bres nuevos que, al marchar a la gueciana io había encontrado en ese lugar, esta última. Matla no supo resistir al rra, holla sen su tumba, no sabrían que ¿por qué no lo entregó inmediatamente a dolor de la nicoyana, ya en el umbral ahí bajo sus pies, reposó una vieja es los investigadores del caso. Por qué de su calvario. Los jóvenes tienen dere clava güetar, sacrificada con sangriento rehusarlo a la acción de la justicia. Es cho a la vida; los viejos sólo anhelamos. ritual. Pero el alma que animó esa maque había interés en estorbar ésta? Si la tierra, declaró noblemente ante sus teria seguiría fiel a su raza y desde lo ello fuera cierto, Matla favorecía a Yara, jueces.
hondo del misterio enviaría a su hercon lo cual confesaba su complicidad. Matia no desea más que desaparecer. manos soplo de aliento fraternal. Con Matla cignoraba, acaso, que el hallazgo Toda su vida sirvió a los suyos, luchó fortada por tan generoso ánimo, Matla de tal prenda facilitaría en mucho las por los suyos. Traición. gritaba la esperaba la muerte con serena resignapesquisas y, por consiguiente, el escla tribu, y Matla sonreía con tristeza: esa ción. Para ella, alma excelsa, la eternirecimiento de la incógnita. Podría ser palabra no tenía sentido para ella, que dad no era más que un sueño venturoso.
eso admisible en la inteligencia y pers sólo concebía la misericordia y el amor. Por eso cuando las gentes de la tribu picacia de la anciana esclava? Pero, ad Ante la pena del prójimo Matla era copo decidían su condena, Matla sonreía y mitiendo que ello fuera verdad. por de espuma que evapora la brasa del sol.
perdonaba. Así sus pecados no tenían el qué, cntonces, tratándose de una pren ¿Qué podían exigirle, pues? La ley de sabor de un amargo licor. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica