361 REPERTORIO AMERICANO Estampas rinos y los jóvenes a la obra. Palma publicó cía pálido y doliente, ante mí, y se pecir de Horacio en el Hamlet. Acaso moderada crítica, en la que reclamaba día el auxilio salvador de otro hijo del en la hora en que la conciencia humade González Prada mayor serenidad y ofendido, y que, para mayor ironía, se na, según piensan los cristianos ortoponderación para juzgar la obra de los llamaba Ricardo Palma! Diez o doce doxos, hace una liquidación de saldos hombres de la generación posterior a la días después se repetía el fatal ataque y morales, quiso don. Manuel cancelar independencia, pues si muchos errores el señor González Prada fallecía. algo cuentas. No se sabrá nunca lo que cometieron y muchas taras tuvieron, también misterioso, que jamás será desello fué. Cuando al día siguiente, mi en ciertos puntos de vista hicieron tam entrañado, ocurrió. En momentos en padre, que ya casi no veía, agobiado bién buenas cosas y algunos méritos tu que el anciano escritor abandonaba la por el peso de ochenta y cinco años de vieron. Palma tenía entonces 54 años y vida, sonaba el teléfono en casa de mi infatigable lectura, se hizo leer los diaGonzález Prada ocho o diez menos: pro padre, y alguien que no sabemos quién rios, se enteró de la muerte de Gonzá.
piamente ni el uno representaba la vefuera, dijo a mi hermana que el señor lez Prada. Después de un momento jez decrépita, ni el otro la juventud ar González Prada deseaba hablar con don de silencio, movió melancólicamente la dorosa y renovadora; pero la mucha Ricardo Palma. Este se había quedado cabeza, exclamando. Pobre Prada. chada literaria quiso ver en los dos es en cama cuidando un romadizo, y tal ¡No creí que me adelantara el viaje.
critores los símbolos de dos edades y expresó mi sorprendida hermana, cor ¡Hasta en eso ha tenido emulación!
de dos direcciones espirituales contratándose enseguida la conexión telefóni ¡Fué injusto y apasionado conmigo; pepuestas, y se puso, naturalmente, al la са Pocas horas después era del domiro tenía talento! Fué la apostilla que en do de González Prada, atacando con vinio público en Lima la triste noticia de el libro de la vida del eminente ensayisrulencia y descortesía groseras al tradila muerte de don Manuel. Fué esa lla ta, quizá la última, hizo el tradicionista, cionista. González Prada rehuyó la po mada telefónica la oficiosidad de algún mientras en la barca fatal arribaba a la lémica, pero hizo que todos los gozqueruin espíritu que pensó que podría ser otra ribera del Aqueronte el pálido y cillos de su traílla mordisquearan los tagrato al ofendido tradicionista la notibarbado viajero. el barquero adusto lones de su crítico. Desde entonces cia del duro trance que pasaba su ofencomentaría. Cosas de don Ricardo!
González Prada fué sedimentando una sor. Sería una de esas cosas raras que Clemente Palma animadversión feroz contra mi padre y ocurren entre el cielo y la tierra, al deSantiago de Chile, febrero de 1933.
que crecía con el ascensional prestigio de éste y la afirmación de su obra. Este odio siguió incubándose hasta que en 1912 tavo oportunidad de desahogo. Por razones indirectas de política, González Prada ocupó la dirección de la Biblioteca Hablamos para salvarnos Nacional, sucediendo a mi padre, que la renunció insistentemente en un gesto de Lo grave es la conformidad perfecta dignidad. Don Manuel encontró oportu Colaboración directa na esta situación para empequeñecer y denigrar cuanto pudo la obra rastaura No se haga ilusiones nos dice al cer de la cultura preocupación orientadora de la Biblioteca que realizó Ricar guien enterado de cosas del país y ten dora. Don Joaquín la sabe y no ceja.
do Palma, viéndome yo en el caso de ga por seguro que Martí y Sarmiento De seguro si hoy un grupo de gente con refutar a ese apasionado agresor en arseguirán inéditos para las mocedades de alguna inquietud fuera a pedirle nuevas tículos bastantes duros. Fué entonces que por acá. Nada nuevo traerá Ud. relati conversaciones acerca de Sarmiento y González Prada cometió la reprochable vo a las enseñanzas de los dos más Martí y Bello, él diría gustoso que busacción referida por su panegirista Blanco grandes pensadores de América. Hace caran sitio y fijaran la fecha. No se Fombona, quien por lo demás cumple quince años o más, don Joaquín García pondría a pensar si lo que hizo años justicia al encomiar la obra literaria de Monge, en brillantísimas conferencias atrás dió o no fruto. La continuidad en González Prada. Cuatro o cinco años dictadas en el extinto Ateneo, divulgó la obra es para él norma grande cuando después falleció un antiguo empleado de con claridad asombrosa la obra del cu se está dando la batalla en el rumbo de la Biblioteca y mucho tiempo compañe bano y del argentino. Qué aprovechó la cultura. Si no unas generaciones, ro y amigo mío. Al sepelio del modesto el país de aquel enorme esfuerzo del se otras oirán la voz.
empleado concurrieron su jefe y yo tam ñor García Monge? Nadie, estamos ge en cuanto a nosotros, el consejero pebién, siendo esa la primera vez que nos guros, buscó esos hombres y los hizo simista olvida al pedirnos que no nos Encontrábamos juntos el enemigo pertiguías. No podrá Ud. hacer más que él hagamos ilusiones, que al decir a los denaz de mi padre y yo. No sé por qué y sírvase de la experiencia para que ina más que busquen las ideas de que está el deudo que distribuyó las cintas de te ilusiones.
nutrida la obra de nuestros proceres, honor del ataúd puso a don Manuel de Precisamente porque no nos hacemos tan solo estamos ordenándonos a nosotrás de mí, y por largo rato en las aveilusiones es que volvemos a Martí ya tros mismos. Nos inspiramos en don nidas del cementerio me parecía sentir Sarmiento con el anhelo de fortalecer Joaquín García Monge para volver a en la nuca las miradas rencorosas del nuestra conciencia americana. El señor esos hombres de superior visión y de aparentemente sano y fuerte luchador García Monge dirá ahora que algún fru hondo saber. El quiere que nuestras de ideas. Era un día caluroso, y hubo to dan sus devociones por los hombres generaciones desentrañen el pensamienun retardo en la llegada del sepulture grandes de la América nuestra. Sabemos to que sirvió a esos creadores de nacioro. De pronto, durante la espera, hubo que este tenaz divulgador y sembrador nes para hacer lo que hicieron. Nosuna gran revuelo en el fúnebre cortejo: de ideas no espera nunca resultados in otros, que pertenecemos a una generael señor González Prada había caído ful mediatos. mucho menos abundantes y ción apoltronada, oímos su voz y en luminado al suelo, víctima de un repenrobustos. Conoce el medio en que tra cha contra el medio hablamos de Sartino ataque cerebral o cardíaco. Mi her baja y por esto no le entra jamás des miento y de Martí y de don Cecilio mano Ricardo, médico y cirujano distin engaño. Si hace quince años Martí y Acosta. Pero no olvidamos lo que soguido, se había excusado de ir al cemen Sarmiento y Bello tuvieron en él un ex mos. No olvidamos que sólo tenemos terio por urgencias profesionales y se positor profundo, hoy tienen además un capacidades llenas de limitaciones que había limitado a dejar su tarjeta en la devoto seguidor. Las enseñanzas y la nos bordean y nos dejan la vida casi en casa del extinto; pero no pocos que ig sabiduría de esos hombres han creado un páramo. Hablamos para salvarnos.
noraban esta circunstancia reclamaban en don Joaquín su hondo espíritu ame Porque nos encontramos zozobrando su intervención en auxilio del ilustre en ricanista. Si no consiguió unidades pa oteamos rumbo. El medio devora volunfermo. Misterios del destino! Gonzá. ra la causa que hiciera de ellos guías de tades y aspiraciones. engaña al que lez Prada, que con inexplicable pasión la gente nueva, no está por eso des devora haciéndole sentir que ha crecido se había comportado con mi padre, ya encantado. Cuesta trabajo titánico ha cuando le ha dado jerarquía material y Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica