Invasion

250 REPERTORIO AMERICANO El guara go Selección de Radiografia de la Pampa. BABUL, Buenos Alres, 1933.
Aunque se lo encuentre en pleno cen atraiga la atención; e incurre por incatro, el guarango es típico de los arra pacidad de gusto, en el error de hacerbales del centro de la ciudad.
se una propaganda sin tacto que le perDe la misma matriz que el compadre, judica. Hace lo mismo que el grande pero cansada ya, nace el guarango. Pa hombre, que el poderoso, que el fuerte, rafrasea al hermano mayor sin el arran que el locuaz, pero sin grandeza, sin dique todavía atrevido con que aquél in. nero, sin valor, sin elocuencia. En printenta un ataque a fondo, enconado y cipio, en el guarango hay un eclipse parperverso contra la sociedad. Muévese cial de las facultades de apreciación; éste a su placer en una esfera amplia, fáltale cierto sentido de lo oportuno y con un gesto sin reticencias, en perpe de lo correcto, de lo culto y de lo civil.
tua invasión a los lugares vedados del Psicológicamente y hasta clínicamente prójimo. Puede verse en él al gracioso quizá no deba verse otra cosa que la sin cuitura, al actor que improvisa sin insulsez de la prepubertad mantenida ingenio, resentido de alguna privación como gusto de fastidiar a los mayores.
de que es culpable mucha gente. No es Su maidad insolente en esencia es puetá satisfecho con su suerte, con su paril.
pel auténtico y busca una compensación No es un degradado moral, el guaranmediante la mortificación de los demás.
go, aun cuando de preferencia se ejerEl guarango necesita un ambiente macite en la ofensa que tiene encubierto yor que el compadre, un público más un sentido picaresco; es simplemente un nutrido para que su agresión, bajo el inconsciente de la cortesía, de la literaaspecto de la broma, siniestra y sociable, tura, de la euritmia, de la mímica, de la resulte triunfal. Sólo se es guarango opulencia, y que sin los largos ensayos cuando hay quienes asisten a la guarangada; la grosería en particular, logra esa categoría de guarangada cuando se la proyecta al vestíbulo de teatro, al vaINDICE gón de ferrocarril, al salón de fiestas. El guarango falta a las convenciones urbanas, no a las sociales. Es incivil, tasto, sin los pulimentos y desgastes que la sociedad impone a la pantomima del hombre; es un equívoco por donAUTORES ARGENTINOS: de corno en el chiste malicioso, se columbra una perspectiva prohibida, recuJuana Manuela Gorriti: Págings literarias. Leyendas, cuentos, narraciones). 4. 00 sada.
El guarango trae a la memoria Martin Gil: Un anillo desaparecido. 00 del hombre que vive en el centro de Martin Gil: Agua mansa (con una carta de un sistema de cortesía, de convencio Eduardo Wilde. 00 nes morales, de respeto, un hálito paleoRoberto Gache: Paris Glosario argentino. 00 Luis Franco: Nuevo mundo 00 lítico, un resabio amargo de animal de Fausto Burgos: La sonrisa de Puca Puca.
monte. Anuncia que está en el secreto (Cuentos de una raza vencida. 00 de ese fondo obscuro del bimano al que José Manuel de Estrada: La Iglesia y el Estado y otros ensayos políticos de puede apelar en última instancia. Es crítica literaria. 00 un ignorante que interpreta mal la rea Guillermo Estrella: Los egoístas. 00 lidad, como el casi analfabeto un texto. Esteban Echeverria: Los ideales de mayo que puede deletrear pero que no entien y la tiranía.
Luis Cané: Tiempo de vivir 00 de. le opone su yo, no frente a frenMariano Antonio Barrenechea: Excelencia te como el compadre, sino al sesgao, co y miseria de la inteligencia. 00 mo metiéndose en la tertulia sin permiArturo Cancela: Tres relatos porteños: El cocobacilo de Herrlin, Una semana so, o introduciendo un huésped que no de Holgorio. El culto de los héroes. 00 se resigna a quedarse en la puerta, Hay Luis Cané: Mal estudiante. 00 malignidad, pero de ser inferior que ha Roberto Gache: Baile y filosofia.
perdido la crudeza de la agresividad y Alberto Gerchunoff: Enrique Heine, el poeta de nuestra intimidad. 00 en quien el aguijón atrofiado conserva Alberto Gerchunoff: La asamblea de la un veneno que sólo escuece.
Es un pri Boardilla 00 mitivo que procede como si conociera Leopoldo Lugones: Romancero. 00 Alberto Gerchunoff: El hombre que habló las reglas de la civilización, y hasta coen la Sorbona. 00 mo si las acatara y manejase con plena Alberto Gerchunoff: Historia y proezas conciencia de su sentido, pero sólo co de amor noce el fraude.
Obras de Ricardo Guiraldes: Raucho. 3. 00 Arturo Giménez Pastor, Tres novelas del Su primer movimiento, el volitivo, el Plata. 00 que sólo Dios puede juzgar, es de atroJosé Gabriel: Farsa eugenesia 00 pello; pero se aborta en una mueca que Mariano Fragueiro: Cuestiones argentinas.
envuelve con toda la apariencia de lo Félix Frías: La gloria del tirano Rosas y otros escritos politicos y polémicos, 00 inocente, la intención de ofender. Desde Juan Pablo Echagüe: Letras francesas. 00 la guarangada en público al anónimo y Bartolomé Mitre: Arengas parlamentarias. 00 a la molestia telefónica, hay la diferen Lucio Mansilla: Retratos y recuerdos. 00 cia que entre una representación y un Jean Paul: Teatro Argentino. Impresiones 00 ensayo.
Leopoldo Lugones: El Angel de la Sombra. 00 El guarango también quiere ser pro Benito Lynch: Las mal calladas. Novela. 00 tagonista; ser persona importante que Solicitelos al Admor, del Rep. Am.
que el manejo hábil de estas difícilcs cosas exige, improvisa desfachatadamente.
En su burla del prójimo hay un desprecio que tiene escozor de la propia inferioridad. La guarangada es ūna venganza que se encubre en las apariencias de la irresponsabilidad moral: atroper llo de pobre que atribuye su déficit moral, pecuniario e intelectual, al bienestar ajeno. El guarango toma precauciones para que no pueda enrostrársele su actitud que pretende clavar como por inadvertencia. Aquel otro que afronta con su cuerpo las consecuencias ya es un compadre. Ha de procurar que la intención grosera resulte una especie de anónimo de gestos y palabras en que el verdadero autor quede oculto tras el ejecu tante; desdoblarse en dos, de manera que la parte que llega hasta el agredido parezca venir desde lejos y en cierto modo a pesar del agresor. Por eso la guarangada no es repelida espiritualmente contra el guarango en su persona, sino contra la familia, el barrio, la técnica, el país entero en que el guarango se inspira; contra el texto que él sigue al pie de la letra, reduciéndosele a farsante de una comedia subhumana.
El lugar donde hay reunidas muchas personas, es el esc nario propicio para este payaso, para este pícaro sin estirpe, También suele requerir la compañía de alguien, del escudero, de un testigo o de varios que le amurallen en su impunidad. El guarango, aunque solo, es un patotero.
Ante el mismo trance donde el compadre pone su yo crudo e impúdico, el guarango se agacha inofensivo aparentemente. La serpentina y el piropo son sus puñaladas preferidas.
Generalmente el guarango presenta a quien reaccione contra él, una cara y una actitud neutras, de ausencia. de inocencia; puede disculparse bien como un ignorante o como un distraído. cualquiera de ambas excusas puede ape.
lar sin detrimento de su persona, por que sigue en su papel de farsante. Retira su verdadera persona del disfraz y se oculta detrás de su automata. Ente desvinculado de todo, como la máscara, adquiere en virtud del disfraz una personalidad nueva exenta de compromisos y responsabilidades.
Se advierte la vocación carnavalesca en el guarango; suele ser una máscara después de terminado el carnaval, que habiendo tenido éxito en su barrio, lleva a otro barrio en días de trabajo el esquema de ese personaje triunfal, sin careta. Por eso su cara tiene la impudicia de la máscara y es inexpresiva.
de trapo y papel; se le llama en la jerga: careta y cara dura. En la guarangada hay, pues, por partes iguales, de lo teatral y falso y de lo carnavalesco. Si se quiere, ese instinto festivo deshora, es la apostura sucia y arrogante del rufián latino precipitado hasta la mueca y el esguince en el ser ignorancon afán de gloria. Después guarango sigue el mono.
Ezequiel Martinez Estrada 00 00 00 00 te de. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica