RÉPERTORIO AMERICANO 1:33 a negra izó la irónico. Vamos Bonito. Vamos, Pi LA Agencia General de Publicidad de Bugenio. Salvaje!
pon! arrancó el tranvia chirreando y Diaz Barneond, en San Salvador; puede darle una suscrición al Repertorio. Haya paz, haya paz intervino el crujiendo de todos sus goznes, juntucura, conciliador.
ras, vidrios y tablillas.
Aprovechando la parada, dos viejas Fuera, ya debía esperarle el eléctriTocaban misa en la Balvanera; ia que pasaban por la calle indagaron descoʻ. Milagro que no tintineaba la camae la ventanilla; negra se santiguo devotamente, se despanilla bajo ei tacón chueco del gallego cuprió don Máximo. En el atrio, dos cu ¿Confesará mañana, padre PridenPedrosa. Pero no: la vía estaba expecio?
ras, panzón y sucio el uno, esmirriado e dita y en la helada neblina mañanera la Su reverencia, preocupado en la honciudad se esfumaba empalidecida y meigualmente sucio el otro, platicaban aniradez del comercio, se hacía llenar hasluadamente, el balandrán suelto y la telancólica como una vieja fotografia. El ta los bordes una medida de mazamorra ja en la mano. Sin que le hicieran seaire frío picoteó las sienes y las manos con leche, de aquella mazamorra que na, uetuvo el conductor la marcha del del conductor.
gana daria tianviá, Saliendo de decir misa, touos aun recuerdan los viejos y que desapauna vueita pensó; pero le distrajeron los dias lo tomaba el padre Prudencio reció con el empedrado.
las señas desesperadas que le hacía desheiguera. Aguardó aos ininutos con la Un sol pálido filtrábase a través de la de la calle una mulata enorme, cargada gorra en la mano a que su reverencia caparazón de neblina; la calle comenzacon un canasto tapado por un paño se despidiese; tosió discretamente don ba a poblarse y los gritos familiares de planco.
máximo, carraspeó la negra y con un los abastecedores se juntaron a los cor Pare, pues! le grito. Anda disrevuelo de faldas se instalo ei sacerdonetazos del tranway. vendedores de traido, inozo?
te saludando como quien otorga indulleña y de periódicos, pasteleros, vascos.
Rearte paró en seco y la gencia plenaria.
con el tarro al flanco de su cabalgadumole temblorosa de sus carnes flácidas; Rosario disimulaba su canasto, afecra y pregoneros de naranjas paraguacrujió el estribo al peso de su alpargatando mirar por la ventanilla dándose yas y bananas del Brasil hicieron pronta enorme y con un relámpago de blanvuelta los anulos de plata que relucian to core al concierto de la perrera, al cura entre el belfo pulposo, pidió ar en su mano retinta y huesosa.
que despertó todas las mañanas la gemayoial: neración del 85. Se madruga, don Iváximo. Me alcanza la canasta ahora. Qué quiere su reverencia, padre. No quiere subir a dar una vuelta?
Accedió él galantemente, y mientras Pruaencio, con este pesimo servicio de La lievo de yapa preguntó Rearte a la negra rebuscaba en el bolsillo lleno la Compañía. una norochita regordeta que lavaba el de migas y medallas los dos pesos del La mañana está enormemente fres umbr de una casa.
viaje, comentaron el tiempo: ca, saludable respirar este aire, abre el Contestó ariscada la muchacha. Fresquita la mañana. eh?
apetito. y después de la misa. usted ¿no quiere que de yapa. le Güena pa bañarse en el río. Como pa quedarse pasmao. Asistió usted a la conferencia de friegue la jeta?
rrerte a la Piedad se llenó el trananocne, en el Colegio Nacional, padre?
Un poco más lejos, desde un balcón Me fué imposible; tenía que prepavía; hizo lugar, muy deferente, el padre bajo, ina chinita mofletuda le mandó rar un sermón.
Prudencio a una dama elegante con veparar, mientras gritaba hacia el interior. El salón de actos era chico para lito sobre los ojos y rosario enredado. El trangua, patrón, que pasa el contener al público, con los 840 alumentre los dedos muy finos. Ella respontrangua!
Salió agitadamente del portal un canos, los profesores y los invitados.
dió apenas con condescendencia e hizo ballero solemne con levita y galera, que. Sobre qué versó?
un gesto amistoso a un señor de barba Sobre los Evangelios.
rubia ya algo canosa.
protestó enérgicamente: El cura se revolvía en su asiento. lan tempranito y sola. Qué horario desastroso. No hay forma de desayunarse, y aun así llega. tú, Rosario, siempre buena cris Dc la iglesia; ya sabe que todos los tiana?
meses vengo a comulgar expresamente.
uno tarde a todas partes! Pésimo servi Mientras no me manden cambiar. usted ¿a dónde va a estas horas y en cio. abusos. tranway. aunque mandaran. Tienen buen Buenos días, don Máximo cortó olor las de hoy. Vuelvo, Teodorita, vuelvo.
humildemente la mulata.
Con un hilo de voz ofreció la negra: me lo dice. Qué escándalo. Buenos, Rosario y refiriéndose a Es que, desgraciadamente, vengo algún. Si gusta?
sobreentendido. Están tierni Arrojó don Máximo unas monedas del club; toda la noche discutiendo el tas. Acabadas de salir del sartén, programa de propaganda.
Si al regazo, diciendo. eso, para que salga la candidagusta. De ninguna manera, de ninguna tura de Juárez.
Aceptó el caballero solemne una emmanera protestó el cura con melindres. Es a lo único que me atrevo a depanadı crujiente que puso escamas de y luego, distrayéndose. No hay noti cirle a usted que no, Teodorita; don oro en la deslustrada solapa de su lecias de nuestros sueldos?
Bernardo tiene el apoyo de la razón, vita. Que yo sepa. Juárez, el del pueblo. Pero, diRearte se acordaba de aquellas voces. nosotros no nos pagan desde gamé. entonces, no estuvo anoche en aquel delicado aroma culinario; se senel Colón. marzo.
tía reinozado e involuntariamente llevó Pues a nosotros, desde enero. No tengo el don de la ubicuidad.
se la mano a la oreja para cerciorarse si estaba en su puesto el clavel reven Los sueldos del magisterio y del sa ¿Qué tal Lucrecia. cerdocio debían ser sagrados para el. Lucrecia mal; pero, en cambio, tón, Curtivamente arrancado de la clapaís; en nuestras manos están su presi hubiese visto a Guillermina.
velina del patio, que florecía en una lasente y su porvenir. Es escandaloso No sea murmuradora, Hablemos de ta grande de café. No, no lo llevaba, pecuando pienso que en la sesión de ayer otra cosa.
ro; claro está! si era invierno.
se han votado doscientos mil pesos pa. Es que tiene miedo? En fin, como. Salga de ahí, mocito, salga pron ra el mobiliario del archivo de los Tri vuelvo de confesarme y he prometido to de ahí, si no quiere que le cuente a bunales.
no pecar de lengua.
su padre. gritó don Máximo a un mu Una jardinera de mazamorra cruzó al. El caballero procuró distraerla, chacho que corría tras el coche con el trote el pantano de Piedad y Andes. Entonces. no es gran cosa la Bordesignio evidente de colarse.
empapando al mayoral y a los pasajeghi Mamo. Así pasan las desgracias comentó ros. No se lució, le aseguro. Cuando ¡Cuartiador!
uno recuerda aquella Lucrecia de la Reaite dió a diestra y siniestra unos Teodorini. el bajo? En Vieni, mia formidables latigazos que el chico esvendetta creí que se me rompían los quivó largándose y haciéndole la burla CON don Ernesto Latorre. Apdo. de Correos No. 18, en la ciudad de Panamá, puede tímpanos. desde la calle.
Ud. conseguir el Repertorio.
Estornudó un señor casposo con grue Está pago.
la negra. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica