Liberalism

268 R: RÉPERTO KERTORIO ANA MERICANO Suscrición mensual, 02. 00 Monge EXTERIOR: SEl semestre, 63. 50 El año, 86. 00 Am.
Giro bancario sobre Nueva York, JOS: Letra SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA fibros Rodó, José Enrique: Los últimos motivos de Proteo, José María Serrano, Montevideo 1932 Para un escritor como Rodó, cuya obra nace de una voluntad constante de adoctrinamiento y aspira a modelar el espíritu de una generación y hasta un pueblo, el trabajo es un ejercicio diario y un magisterio constante. cotidiana. mente, aunque de manera fragmentaria o esbozada, el pensamiento necesita hallar la expresión que le comunique a los demás, ordenada en obra que crece y marcha. En prueba de esa necesidad, Rodó dejó al morir numerosos manuscritos inéditos, páginas truncadas, en parte sin relación entre sí; material difuso para varios libros, que habían de continuar el magisterio emprendido en Ariel y los Motivos de Proteo. Dardo Regules, ayudado por los her manos de Rodó, ha reunido en un frondoso volumen esos papeles póstumos.
Nada añade esta obra a Motivos de Proteo. El que vendrá. Ariel. Liberalismo y jacobinismo. Rubén Da. río y El mirador de Próspero. Acaso sí, empero el natural descuido del estilo en unas páginas sin corregir, ad. viértese más serena y sencilla madurez en la prosa y mayor firmeza en el pensamiento. Pero no amanece ninguna idea que no estuviera contenida ya en los libros citados, ni tiene mayor fuerza de intención la doctrina conocida. Los apuntes para un ensayo sobre el dolor, seguramente los más interesantes fragmentos de este volumen póstumo, estaban ya virtualmente contenidos en El mirador de Próspero y en los Motivos.
Pero al lector curioso brinda esta obra póstuma. una feliz ocasión para analizar mejor el sentido de todo el esfuerzo realizado por Rodó, y descubrir cómo se iban formando en él las líneas esenciales de sus obras, Hay en Rodó, como una virtud constante de su espíritu, ese honesto rigor consigo mismo y con su obra, que no extraña en quien, como para él, hablar a la juventud era un género de oratoria sagrada. Confiado a un estudio lento y devoto, seguro de que la inteligencia es el camino de toda virtud, Rodó es un amante de la filosofía, y en el ejercicio del pensamiento halla la fuente de la belleza. Empeñado en la tarea de transportar el alma propia a la ajena, él quisiera salvar a la juventud por ese amor de la filosofía.
Pero en toda la obra de Rodó, y más en estos apuntes para una obra futura, se advierte que para cumplir su misión. en la alta medida de su anhelo, le faltaba originalidad. Pudo ser, y de hecho lo fué, un buen resonador de voces universales; pero a la suya le faltaban anchura y grandeza propias. Rodó parece haber seguido el consejo de Gilbert de Voisins: Il faut cherir les lieux communs él escogió sus lugares Los otras voces: Renouvier, Boutroux, Bergson, sobre todo.
Mas, no se piense que al negar oriENSAYOS ginalidad a Rodó regateamos su mérito. Qusiéramos tan sólo, como debida justicia, señalar el exacto lugar de su fama, saliendo al paso de exageradas alabanzas, que dañan a quien las sufre y trastornan las necesarias y obligadas jerarquías que han de establecerse noblemente en toda crítica bien organizada.
Rodó no es como dijo un crítico español, el más grande prosista de lengua castellana, ni su pensamiento, como el mismo crítico proclama, tiene la majes tad de un roble.
En cambio, con justicia puede decirse de Rodó que fué en su tiempo la más noble conciencia intelectual de América. un pueblo que comenzaba su for mación espiritual entre la convulsa y agitada lucha de su independencia, el magisterio ecuánime de Rodó era el más necesario. ese magisterio él lo ejerció. con la más alta nobleza y con gran sabiduría. Su lección fué una lecJosé Enrique Rodo ción de cordura y serenidad. Esa es su Visto por Rios gloria: haber cumplido la sentencia de Pascal: no se revela grandeza por colocarse en un extremo, sino tocando en en la filosofía francesa del los dos a la vez, y llenando el espacio siglo xix. Su obra recuerda un Taine, entre los dos. Rodó llenó ese espacio más optimista y menos amplio; a un Re con esta enseñanza: que la suprema oblinán, sin la capacidad de ironía y de hugación de un pueblo es, como la de un mor del gran trecoria; de un Guyau, hombre, engrandecer su espíritu.
menos efusivo y juvenil. En esta obra póstuma, el eco tiene resonancias de (El Sol. Madrid)
comunes Cuaderno de Apuntes. En el capítulo III de la Vie de Jésus. Renán alude al delicioso salmo LXXXIV.
grados para subir hasta el lugar Santo que destino Dios para si.
Porque le dará su bendición el Legislador: y caminarán de virtud en virtud; y el Dios de los dioses se dejará ver en Sión.
Oh, Señor Dios de los ejércitos, oye mi oración: escúchala atento, oh Dios de Jacob.
Vuélvete a mirarnos, oh Djos protector nuestro, y pon los ojos en el rostro de tu Cristo.
En la elegante traducción de Torres Amat (de la Vulgata Latina. el Salmo es el LXXXIII, y dice: Oh, cuán amiables son tus moradas, Señor de los ejércitos!
Mi alma suspira y padece deliquios, ansiando estar en los atrios del Señor. Transportanse de gozo mi corazón y cuerpo, contemplando al Dios vivo.
El pajarillo halló un hueco donde guarecerse, y nido la tórtola para poner sus polluelos. Tus altares, oh Señor de los ejércitos, oh Rey mío y Dios mío.
Bienaventurados, Señor, los que en tu casa: alabarte han por los siglos de los siglos.
Dichoso el hombre que en ti tiene su amparo; y que ha dispuesto en su corazón, en este valle de lágrimas, los Más vale un olo dia de estar.
en los atrios de tu Templo, que millares fuera de ellos. He escogido ser el infimo en la casa de Dios, más bien que habitar en la niorada de los impios.
Porque Dios ama la misericordia y la verdad: dará el Señor la gracia y la gloria.
No dejará sin bienes a los que proceden con inocencia. Oh Señor de los ejércitos, bienaventurado el hombre que pone en ti. su esperanza.
moran Imprenta LA TRIBUNA Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica