REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXVII Núm. San José, Costa Rica 1933 Sábado 15 de Julio Año XV. No. 643 Glosa.
José Milla, el delicioso. Qué hora es. El porvenir de la cultura La pitahaya Conversando con Arturo Zapata La actualidad de Federico Ozanam SUMARIO.
Fluvio Guillen André Gide o el demonie de la inquietud (1. Gregorio Marañón Encuentro de un Oidor con una fantasma Anastasio Alfaro Algunas causas de la desmembración hispanoamericana Versos inéditos Juan del Camino Tablero.
Sofia Molina Picó La fiesta de hoy León Pacheco José Milla Américo Castro Carlos Luis Sáenz Mario Sancho José Milla, el delicioso Del Boletin de la Biblioteca Nacional. Guatemala Guatemala le bastan sus dos Pepes, para ostentarse ufana de su patrimonio literario: Pepe Batres, en poesía y Pepe Milla en la prosa. al denominarles así, no hago sino repetir ese tuteo de familiaridad, con que Guatemala loz llama, en diminutivo doméstico y que es el aspecto más característico de la gloria, según tesis original de Juan Montalvo.
Don José Milla y Vidaurre, acaso más conocido con su pseudónimo anagrámico de Salomé Jil. es el literato que mejor representa en Guatemala el largo período de transición que se extiende entre el clasicismo de los hombres que siguieron a la Independencia, y la revolución que habría de entrar por las puertas franqueadas en 1871, a golpes certeros descargados por la reforma, social más que política, arrasadora de recuerdos y tradiciones.
Quedaban de la Universidad Carolina, poetas y prosistas tan pulcros como conspicuos. Pero nadie puede opacar la figura intensa de Milla, centrificada, primero, en la prensa y después en la historia y la novela. Su atmósfera, fué, por serlo de transición, pesada y brumosa cual ninguna otra. La intransigencia li.
beral le veía ungido del pasado y poco flexible los atrevimientos demoledores: pero su ingenio triunfó sobre las impotencias de la envidia y nadie osó ya, a sus postrimerías, arrebatarle el ce.
tro principesco, en la novela histórica y sus cuadros de costumbres nacionales.
Por entonces, la fama universal y positiva, aquella que logra salir de las fronteras patrias, le había ya consagrado el más alto representante del pensamiento nacional, muy a pesar del despecho amargo con que un grupillo fanático y de coloración liberal, hostilizaba al estudioso, historiador, costumbrista deleitoso y novelador ameno. Oué agallas las de aquellos que sin leer o entender al escritor, no podían perdonarle el delito de haber escrito en la Gaceta Oficial. cuando ella fué el órgano de los conservadores. so, a nesar de que el héroe y protagonista de la reforma liberal, Justo Rufino Barrios, admiraba y quería al padre intelectual de Turan Chapín.
Una vez declarado por todos que los versos compuestos por Milla no son de soltura de maestro. mi entender, es la crítica local, o sea el Cuadro de Costumbres, el terreno en que no tuvo antccesores, ni tendrá, creo yo, substitutos. El historiador es ameno y verídico, pero quizá le aventaje en estilo del caso, el venerable don Alejandro Marure. En la novela, hay mucho qué señalar, desde que las suyas fueron escritas. Pero el lienzo en que coloca al vulgo de esta capital para retratarlo con su familia, o de cuerpo entero, no tiene rival en Centro América, al menos, hasta la hora en que estoy sentando esta afirmación, algo atrevida.
La novela que Milla desarrolla con encantos de narración, es aquella román. tica, de trama un tanto inverosímil si se ha de juzgar con el criterio realista que vino a substituir al romántico. Los personajes son tomados de la historia nacional dentro de un ambiente hermético a toda innovación y bajo el dominio absoluto de la fe católica. Existe la nove.
la histórica. se pregunta a sí mismo el naturalista Emilio Zola, y. a sí mismo se responde: la novela histórica no es novela ni es historia.
Cuántas cuántas palabras se han derramado estérilmente, la defensa, ataque y definición de la novela. Según el concepto antitético que de ella tienen el soñador el positivista, el romántico y el naturalista, el que propaga una tesis y el que cuenta algún suceso, sin miras ni tendencias y tan sólo por contar.
Bajo este título ha cabido la narración científica, el enredó policiaco, la anatomía psicológica, el estudio de las pasiones, las tragedias del odio y las heroicidades del amor. Todo, en fin ha cabido en la novela con tal que cause, entusias. pos de emoción, ya sea el protagonista un curioso que atisba a los prójimos de un hotel desde un agujero del muro, como en El Infierno de Barbouse, ya un repórter detectivo, como Horizonte. de Martín, ya el extraviado en la montaña, como en La Vorágine. de Eustasio Rivera, ya un perro Colmillo Blanco. como en la creación de London.
Si todo, pues, viene a ser materia de novela. por qué no ha de haber la novela histórica, que recuerda a una patria a en Madera de Amigheni José Milla. y a don José Milla, de fácil vena, de erudición notoria, de ocurrente lenguaje y vivas sales, toca la historia del que fué Reino y Ca. pitania General de Guatemala, desde los tiempos en que por tierras y princesas peleaban kachiques, quichées y zutujiles, hasta los br:llantes dias de aurora en que la anivoada palabra del polemista y orador Barrundia, la vivaz actividad del abogado Córdoba y las duras consideraciones de Molina, dieron en tierra con los muros y fondos coloniales.
José Martí (Nuestra America. Tomo IX de las Obras de Marii recogidas por Gonzalo de Quesada. poeta, al igual de Juan Valera, Alarcón y otros verdaderos trovadores de la prosa, romos y nulos para la gaya ciencia, queda el preguntar, en cuál de los ramos descolló más y mejor, o cuál es el género que domina con garbos de artista y Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica