312 REPERTORIO AMERICANO Recuerdos de Augusto Halmar De La Nación. Santiago de Chile.
TIM. Existe una. honda discrepancia uno de mis primeros pasos perioen nuestros escritores para juzgar dísticos por su obra. me resulel valor literario de Augusto taba prodigioso meditar en esa cad Halmar. cada momento vemos dena de coincidencias, como religaaparecer su nombre en diarios y das por un conjuro, donde tres revistas, seguido unas veces de hombres colocados en lejanías inenvibrantes loas y otras de rotundas contrables, habían llegado a acerº detracciones.
carse en instantes diversos, mas La asiduidad del caso es elocuenbajo idénticas y religiosas circunste. mueve a pensar que el au tancias, ya que era en ese mismo tor de Nirvana. al conocerlo, porincón del Luxemburgo donde drá exclamar con suave ironía, en Halmar evocara los paseos de Loti su destierro voluntario de España: con Daudet, de aquel Loti de su in On me combat, donc je suis.
fancia, del cual llegó a ser uno de Después de haber aceptado gussus grandes amigos donde yo retoso, a insinuación de un amigo cocibía un mensaje de afecto de este mún, la tarea de esbozar algunos otro Loti nuestro, ubérrimo en gerecuerdos sobre la persona y.
nerosidad como el viejo marino de la obra última de este discutido noRochefort.
velista chileno, temo ahora que esCorrió el tiempo, y si bien es vertas líneas se trocaran, por interpredad que ante la idea de conocer tación errónea, en chispa y comº personalmente a un escritor, surbustible de nuevas polémicas. Así, ge, a menudo, el miedo de cotejar al hombre con el artista de los lipues, me adelanto a aducir que mi propósito no es otro que el de aporbros, debo declarar que no temía tar una modesta contribución al por Augusto Halmar. Sus cartas comenzaron a enseñármelo, humamejor conocimiento de Halmar, nizado y sensibles, con esa misma entre sus lectores de la patria.
serenidad fatalista que destilan sus novelas y sus cuentos, con asomos Hace más de veinte años que Aude una imperiosa dominación en la gusto Halmar salió de Chile. Y, charla, y una perenne juventud de desde entonces, sus compañeros de co espíritu. Fué por eso que al verlo la colonia tolstoyana de San Berpor primera vez, en vísperas de la nardo sólo le han visto una vez, Augusto Halmar Por Fantasio Navidad de 1925, nada en él pudo allá por el 1916, cuando al regre parecerme desconocido, fuera de sar del Perú, en viaje a la India, se su porte gallardo y de su faz bien detuvo unos cortos días en Santiago, ne parece el puente que Halmar me cincelada.
dando una conferencia en el Ateneo, con Itendía para penetrar en los fortificados Un viaje resuelto de la noche a la mala que hizo revivir su prestigio de ora dominios de su intimo pensamiento. Las ñana me hizo caer de improviso en Mador sin garrula, pero acaudalado en do carillas finales de su primera misiva te drid Al día siguiente de mi arribo a la naires, sutilezas y hondura emotiva.
nían una visible movilidad nerviosa, con ex Corte, cuando me retiraba de firmada en estos acápites: La nueva generación de escritores chiteatro, vi pasar a mi lado un hombre de lenos no franqueaba en esa época el din Pocas veces he escrito con mayor elevada estatura y perfil de nobles lítel de la adolescencia. Los novelistas. dificultad, y es que no me gusta mos neas. Inmediatamente tuve la adivinapoetas y ensayistas de hoy eran enton trar lo que quisiera encubrir a todos, ción de que ese desconocido, cobijado cés niños; de manera, que, años después, menos a los que, como usted, vienen de la nieve por una amplia capa españoal asomarse éstos al balcón de las le con la mano extendida. Soy lo menos la, tenía que ser Augusto Halmar, tras, desde donde admiraban la maravi literato posible; necesito decírselo. No me conoce. le interrogué con llosa Lámpara en el Molino, la perso puesto que usted me ignora. La vida el desplante de un loco. el gigantón, nalidad de Halmar, ausente, adquirió me preocupa sobre todo porque sé que de apostura byroniana, me respondió una aureola de poesía, de justa curiosi todo mana de ella y que a aquel que la después de una mirada ligera y penetrante: dad intelectual, por el delicado escritor busca, lo demás le será dado por añadi dura.
viajero que confrontaba las inquietudes Al escribirle no pienso en sus. Usted aquí mi buen amigo? Aun le creía en París. Mire usted cómo en de los años mozos con la realidad de los aficiones de artista, sino simplemente sueños, ya junto a las arenas de la Es en el amigo, cuyo afecto me agradaría nuestros actos hay siempre un anuncio secreto. Aquí llevo justamente una carfinge, ya bajo el sol de fuego de Calcu ganar y cultivar.
ta que acabo de escribirle.
ta, o ya bajo los cielos caliginosos de cuando vuelva a honrarme y a. así fué como, sin haberlo visto nunRotterdam. complacerme escribiéndome, escamotee ca, estreché por primera vez la mano de Ese mismo interés que despertabia usted una admiración que no merezco Halmar, Halmar con sus reflejos de globe trot en ningún sentido y prodigue, si le nater. y que ha marcado hondas huellas ce, esa cordialidad que yo busco en toen la obra de Salvador Reyes, Luis En do y en todos.
La misma mascarilla de Beethoven rique Délano y algunos otros, me arras Mirando con fijeza esa especie de que ha sido la compañera inseparable de tró un día a escribirle. Hace de esto arabesco en que estampaba su firma, esas Halmar, a través de tantas vidas dinueve años, y me encontraba recién lledos breves sílabas, ligeras como un ar versas y que invocaba en la sonata de las gado a París,. pegio y misteriosas como un signo ca primeras páginas de Nirvana. la hallé fué en el Jardín del Luxemburgo, balístico, quedé absorto largo rato. Lue en su casa de Madrid, prendida a un mujunto a la fuente de María de Médicis, go recordé otra afectuosa carta que me ro de la sala de trabajo, donde mira, donde el azar me hizo leer su respuesta había enviado Loti, dos años antesa perpetuamente, desde el fondo de sus a mi carta enviada. a Madrid, y que hoy Santiago, como espontánea respuesta a (Pasa a la página 318)
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