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mer 168 REPERTORIO AMERICANO Lope de Vega y el mar POSITA LONGE posee para Por GREGORIO MARAÑON De La Nación. Buenos Aires, Rep. Argentina, de agosto de 1936 Lope de Vega, para serlo todo, fue también Angélica de su poema, que era Dorotea tomarino. Casi ninguno de los grandes e indavia: y era la esposa Isabel que le esperaba quietos españoles de su época dejaron de en tierra, y eran tantas más: mujeres de toserlo en alguna ocasión. El poeta, aun modas las calañas, que había conocido, amado zo, se alistó en la expedición a las Azores a y abandonado ya. sobre ellas, otras que las órdenes del insighe almirante don Alvapresentía su carne mortal aun aniñada pero ro de Bazán, en 1582, cuando sólo tenia veinya curtida en la pasión.
te años; y seis más tarde estuvo, en la ocaEs curioso anotar que cuando Lope se msión famosa y trágica para España, de la barca en Lisboa, en la trágica escuadra, con Armada Invencible. De ambos trances guar veintiséis años apenas cumplidos, estaba todó, en su imaginación y en su memoria, imádavía imberbe. Expresamente lo dice en sus genes que luego, a través de la vasta obra conocidas octavas reales a la muerte de Masurgen aquí allá. Para un poeta, creador ría Estuardo: de formas, nada hay que pueda compararse a la vida del mar, pródiga en peripecias, suceñi en servicio de mi Rey la espada jeta a la influencia directa y a veces terrible antes que el labio me ciñese el bozo.
de las fuerzas naturales y llena de de palabras y de expresiones de maravillosas resonancias Algunos de sus biógrafos se extrañan de literarias y emotivas. Ninguna técnica esta tardanza en el brote de la barba, simun vocabulario tan humano, tan tradicional bolo de la madurez viril, en fecha en que LO y tan noble como la de navegar, aun hoy en pe tenía ya en su haber aventuras suficientes los tiempos de las fortalezas de acero y de una cátedra indiscutida en las artes del los grandes palacios flotantes, pero sobre toamor. Pudiera pensarse en una poética lidc entonces cuando la vida del marino era cencia para exagerar el aise romántico de su un juego prodigioso del ingenio y de la exLope de Vega guerrera aventura, que al vate le está todo periencia sobre armaduras frágiles, cara a permitido; y no sería más exagerado el descara, entre el hombre y la naturaleza.
cribir, no siendo verdad, su propia cara desSin embargo, a juzgar por la relativa po en el cantar y tañer diversos instrumentos poblada de barba y de bigote, que el pintar, breza de la huella que ambas aventuras de de la mujer adultera y sabrosa. la manio poco después de la gesta militar, su entrada jaron en Lope, es evidente que éste iba? bra de los marineros y el estruindo del ca en Toledo, colocando a éste entre fragosas bordo demasiado distraído del ambiente afa ñón y de los arcabuces eran apenas fantasmas selvas y montañas. cuando por entonces los noso y múltiple de la vida del mar. Fué que, en torno de su mocedad, representaban alrededores de la Imperial Ciudad estaban el monstruo de nuestras letras, desde que tuvo una comedia real que la pasión que seguramente más rasos que ahora. Pero sin conciencia hasta que murió, un prisionero Tio le dejaba dormir.
duda se atenía a la verdad en la descripción de la sensualidad. Su alma, arquetípica del Ya camino de los mares del Norte, en la de su aire adolescente, pues en otros versos, alma reDacentista, era un inmenso pozo de Armada Invencible que pronto seria un hablando de la misma ocasión, insiste en que pasiones, pozo siempre repleto, de donde ex montón de pavesas flotantes y un cementerio su exento labio, apenas de un cabello se traía la vena de sus comedias y de sus versos, de españoles debajo del mar, mientras los ofendía.
no como el jardinero que riega sus flores, soldados se preparaban para el combate y las Recuerdo todo esto porque es típico de los sino, la mayoría de las veces, con la prisa y velas se hinchaban con el viento de tempes hombres muy halagados por el amor, como casi con la angustia del que achica el caudal ted, el poeta, ausente de todo, forzado de lo fué, y en grado superlativo, Lope de Vega, que amenaza desbordarle y hundirle. Se ve se inclinación, ejercitaba la pluma. y, asi este retardo en el advenimiento de la plenibien claro que, sin el milagro de su inmensa leemos en el prólogo de La hermosura de tud. De Lope se enamoraban las mujeres obra literaria, aquel hombre de tremendos Angélica. Allí pues, sobre las aguas, entre mucho más que él las deseaba; y cómo se enaapetitos y de tan escaso temple moral hu jarcias del galeón San Juan y las banderas moran las mujeres de Don Juan: como de un biera sido, en lugar del Fénix de los Inge del Rey Católico, escribí y traduje de Turpi niño malo; y precisamente por eso, por malo nios, quién sabe lo qué, un condotiero audaz, nc estos pequeños cantos. y añade en otra y por niño. Actitud bien distinta de la del un héroe de la calle o un peligroso aventu ocasión: varón muy especificado, que ha de ganarse rero las victorias a pulso, rindiendo a fuerza de Los hombres de esta raza espiritual suelen Alli canté de Angélica y Medoro tenacidad la fortaleza sitiada; y que por ello ser insensibles a todo lo que en la naturaleza desde el Catay a España la venida no gusta de contar sus hazañas a los cuatro no es humanidad directa, Lope sólo le insin que los ecos del metal sonoro vientos, como aquellos otros, los que encuenteresaban en torno suyo los hombres y las de las armas el furioso estruendo tran siempre la puerta abierta o, a lo sumo, mujeres: y aun aquellos a través de éstas. perdonasen mi Euterpe.
ertornada. Ya el mozuelo imberbe nos cuenNada el paisaje ni el afán social. De sus jorta, con peculiar cinismo de tenorio, que al nadas en las Azores apenas se descubre una Nadie diría, leyendo este poema de An llegar a Lisboa, cuando la jornada de Inreferencia vaga entre la catarata de sus ver gélica. que parece escrito en el retiro de un glaterra, se apasionó una cortesana de mis cos y de sus documentos confidenciales: por gabinete o de una floresta, que, sin duda, se partes. una de estas partes seria, sin duejemplo, cuando dice que vió compuso entre gritos de guerra y el taco del da, el aire aniñado. Después fué bien barcañón, que, como él decia, se llevó más de bado, pero conservó siempre el sentido paCon la espada desnuda una vez los papeles del poeta.
sivo, característico de los grandes poligamos, al bravo portugués en la Tercera. Qué maravilla la vida interior de un hom frente a la mujer.
bre así, a los veinticinco años! Todo el mun En ese mundo infinito y ardiente del amor, La misma sobriedad en sus recuerdos de do, la inmensidad del orbe, está entonces den henchido de realidad pasada y colmado de la funesta expedición a Inglaterra. Le vemos tro del alma del mozo. El resto, por trágico promesas, iba preso el joven e imberbe solllegar a Lisboa el arcabuz al hombro y que sea, se borra de su conciencia y asoma dado. así nos explicamos la poca subsembarcar en el galeón San Juan. Pero su do a ésta le basta, para sentirse dueño de tancia que para obra extrajo de la vida alma estaba presa y absorta en los lances de todo, contemplarla como quien contempla el azarosa y magnífica en el mar. Cuán difeamor que dejaba en tierra.
reflejo profundo de un pozo desde su brocal. rente de otro hombre sin par de su tiempo, En las Azores soñaba, mirando al mar, ha veces, es cierto, los tronadores bronces de ervantes! Ce: sí, un hombre cia la línea de España; y, ya en España, el hacían pasar a Lope no escasas congojas. cabal. Lope los hombres de hoy le admisueño, en aquella Dorotea ardiente: en el Pero duraban tanto como el eco del estampi. ramos, pero no le podemos querer. Cer talle, en el brio, en la limpieza, en el ha do de las descargas, al morir, alejándose 50 vantes, con ser tan hondo nuestro fervor ante bla, en la voz, en el ingenio, en el danzar, bre las olas. volvia a soñar en la dulce su obra, le amamos ante todo con ternura que