mer En el entierro del Dr.
Alejandro Korn acaso la menudo y esencial Atraía en torno Chergica, militante. Era, para quien se REPERTORIO AMERICANO 361 Por FRANCISCO ROMERO Envio del autor. Buenos Aires. 15 xr 36 La Universidad Nacional de La Plata me ha dien sin poder evocar la silueta del filósofo.
confiado el encargo de dar la última despeadmirarán en ella la sólida consistencia, la dida a los restos de don Alejandro Korn.
diafanidad, la referencia al dato seguro, el En ocasiones como la presente, es lo acosvuelo osado y prudente al mismo tiempo. Lumbrado que la piedad reemplace a la versi son capaces de percibir la vibración humana dad estricta. Pero en este caso, ante el cuerpo bajo la palabra impresa, adivinarán al hominmóvil de don Alejandro Korn, no es nebre de excepción que se responsabiliza de cada cesario cargar las tintas ni reforzar los perfifrase.
Que está todo el tras lo que dice.
les; por el contrario, las parciales verdades Pero dificilmente pueden alcanzar una noque ahora digamos no alcanzarán ni de lejos ción exacta de Korn quienes no lo hayan frea integrarse en un un cuadro que refleje lo que cuentado. Lo más precioso que hubo en fué en su persona y en su vida, el maestro. sólo era perceptible la aproximación. Era que hoy nos abandona.
un espíritu robusto y exquisito. Practicaba la En la filosofia argentina, la significación virtud más rara entre los hombres, de Korn es excepcional y no admite comparade más subidos quilates: la bondad activa, ciones. La filosofía no se aprende. o, dicho se le más justamente: no se la puede comprender un apoyo, un sostén, por su capasino en la medida en que se la vive, en que cidad de despertar en los demás las fuer.
se la lleva adentro. Korn era filósofo por vozas dormidas, los resortes ocultos. Era un cación. casi por instinto. La más humilde foco de espiritualidad potente porque a la cuestión cotidiana, el hecho más fina ductibilidad de de la inteligencia asociaba transitorio, perdia, cuando él lo examinaba.
la inflexibilidad de la norma.
su apariencia trivial, dejaba caer su envoltu Por todo esto se le admiró y se le amó. y a ancdóctica y mostraba al desnudo el núcleo los que le rodearon no podian separar nun y último. En Korn la filosofia era ca en su actitud hacia el la admiración del vida, destino: y a ella se entregó con esa fiamor: y muchos fueron los que le rodearon.
delidad a su propia ley, a su a su propio destino, suyo, y era como un prin.
que da tan ejemplar unidad y tan alta dig.
cipio organizador que estimulaba la convinidad a su existencia. Existencia en que a Dr. Alejandro Korn vencia en u na armonía de voluntades y de cada paso transparece y se realiza la verentusiasmos. Sus amigos y dad intima, en que todo es autenticidad y gregaban a su alrededor en sociedad cohesión.
fué. Era la suya una filosofía de los valores, sa y cordial, en una especial manera de coinPierde la universidad platense con el fa y fué su vida también una vida polarizada ha sidencia que sólo se puede establecer cuando llecimiento de Korn a uno de sus profecia los valores: era una filosofía de la liber 1» sirve de centro una personalidad generosa sores más preclaros: cuando tras largos años tad y fué también su vida una ininterrumpi y operante de esas que saben hacer salir a la de docencia abandonó la cátedra se ale da afirmación de libertad. Los que la estu superficie lo mejor de cada uno. por eso por eso de la universidad. Siguió intifueron también amigos entre sí, como si la mamente ligado a ella, la frecuentaba, se Un maestro amistad de don Alejandro fuese una coninteresaba por todos los aspectos de la vida traseña que los hiciera reconocerse.
universitaria. En el Centro de Estudios Fi Envio del autor. Buenos Aires. 15 36 En la filosofía hay una vieja y gloriosa losóficos, en un aula de la Facultad de tradición de amistad. Alrededor de don AleHumanidades, le escuchábamos todavía hace El hombre a quien ahora despedimos jandro se ha roperido esta amistad en la filomuy poco, le oíamos exponery discutir con era una de las más altas inteligencias de sofía para unos cuantos, que se prolongaba la claridad y vivacidad habituales en él. Aún América y uno de sus maestros de sa para muchos más en una amistad en los nos parece que entre las cuatro ber y de virtud. Tenía la grandeza del reses más generales de la cultura y de la acqueda el eco inolvidable de su voz. Quedará espiritu, la grandeza que, como dice Pas ción, en vista del bien general. De su boca por siempre este eco resonando gravemente cal, no saben percibir los reyes, los que se esperaba una palabra clara y justa. Una paen el recinto de nuestros corazones, reite rreros, los ricos, los grandes según la labra profunda y verídica que nunca deceprando allí su lección una lección cuyo sen carne. Hombres como él, a quienes nada cionaba. En esta ciudad que tanto amo, que tido no me siento capaz de abarcar en dicen los ornamentos exteriores del éxi desde hoy lo pondrá en la lista de los este momento.
to, crean en torno suyo grupos de fer. tos insignes, la figura dr Korn era atributo y Una personalidad tan rica y compleja co vorosos, comunidades socráticas, donde decoro y nunca haremos el recorrido habimo la de don Alejandro Korn irradia de muy prende la doctrina generosa, de in. tual, bajo los tilos de la avenida, sin evocar diversas maneras. Quienes no tuvieron la di fluencia perdurable.
su estatura prócer, su caracteristica apostucha de escuchar sus lecciones y de tratarlo Alejandro Korn, maestro de la estirpe ra, la marcha titubeante de los años postrede cerca, verán en el al teórico.
al hombre de Hostos y de Verona, deja tras si una es.
tos.
eminente por el saber y por las calidades de cuela de independencia moral, de fe en Para comprender a Korn habrá que insistir su pensamienco. basta con esto, con su la verdud como salvadora de los espiritus, continuamente en estas dos palabras: persoobra escrita, para asegurarle un puesto im de entusiasmo para trabajar por el bien nalidad, libertad. La personalidad fue en el portantísimo en nuestra cultura. Es, indis social, de esperanza en los destinos de magnifica, originalísima: los más diversos ascutiblemente, entre nosotros el primer filo América como futura patria de la jusse complementaban y armonizzban, se sofo en el orden del tiempo y en el de la ticia.
fundían en admirable unidad. Ya me he rejerarquia: el primero que haya afrontado es Deja también su obra de filósofo y de ferido a las dotes de la.
tos estudios con absoluta consagración a ellos. escritor, breve y concisa, original y zón. Quiero agregar algo que habrá que deCOD versación amplisima, con disciplina rigu profunda, que el paso del tiempo hará cir después más serenamente y que ahora, en rosa, con una originalidad potente. Sabía resaltar como faro dominador de discuanto hay que saber: pero su contribución la urgencia y en la angustia del instante, sólo lancias. través de su obra, a través confusamente y en desorden podré enunciar.
original, auxiliada sostenida, sin duda, por de su enseñanzu, a través del espíritu de Korn sabía que la amistad es una de las cosas su erudición, no brotaba de ella. Surgía de todos los que se le acercaron de buena mejores de la vida y la cultivaba con afán y los senos más profundos de su alma. Era cofe y recibieron la radiación de su ener. con elevación. Una especie de delicado pudor mo una corporización de su espíritu. Los que gia moral, su voz perdurará y hablará contenia el desborde del afecto, que por lo lo conocíamos a fondo, sabemos que su filoa los hijos de los hijos.
mismo se le sentía en el más puro y conmosofia no hubiera podido ser distinta de como Pedro Henriquez Ureña vido, más hondo y entrañable.
y discipulos se con respetuointeparedes Cabal sa pectos se del cora