203 REPERTORIO AMERICANO El argumento parece haber apelado la preparación de las generaciones ve al sentido viial del presidente. Se con nideras para servir a la república e imcedió la alteración del orden del día. En pulsarla por las rutas de su manifiesto el concepto de una gran mayoría de la destino eran cosa menos importante que representación nacional la educación do la percepción de las dietas.
la juventud, la formación del carácter. Ecce homines, ecce systema. Sanin Cano Dos crónicas de Germán.
morista la primera condición del espíritu.
es el desinterés filosófico. El sarcasmo arde en pasión interesada y por eso es considerado como el procedimiento retórico más opuesto al humor verdadero.
La ironía, menos quemante (se viste a veces por engaño con ropas heladas)
es siempre el resultado de una pugna con el medio o con el hombre y por tanto es apasionada. El chiste, forma inferior de ingenio, lleva siempre entre los pliegues del retruécano una agria intenció: mal disfrazada. Es inútil buscar aplicación pe:sonal malévola en las obras do verdaderos humoristas; por eso no in son aunque 19 parezcan el deán Swift o Enrique Heire. El humor es cristiano.
No se conoció antes de esa era. Contiene un fondo de piedad que no conocieron los antiguos. Acaso lo tuvo Sócrates, si hemos de juzgar por la transcripción de sus enseñanzas, tal como aparecen en los discípulos y admiradores del mártirateniense.
Sin el 1:so de términos extremos, Arciniegas ha marcado con puntas de fuego el sistema parlamentario y a los parlamentarios de 1932. Sin embargo, sus crónicas eran leídas por los representantes con la sonrisa en los labios, primeramente porque aun entre los parlamentarios hay gente de buen gusto literario y además porque uno de los estigmas de la profesión legisladora es la ablación del sentimierto individual de la responsabilida1. Este es el cáncer del sistema.
No se comprende que individuos en cu yas atribuciones está el poder más grande de causar daño al país y a sus habitantes individualmente carezcan en absoluto de responsabilidad ante la ley. Se ve el caso aflictivo de ciudadanos intachables en cuyas sanas conciencias individuales se puede confiar ilimitadamente, sirviendo en los parlamentos a las más indignas maquinaciones para favorecer a deudores oblicuos y para encubrir la situación de establecimientos señalados por el alarma general.
Arciniegas olvidó un incidente en cuyos porinenores se refleja el estado de alma parlamentario y el carácter de empresa lucrativa que se le da entre nosotros a la función del congresista. En una de las últimas sesiones se discutía el proyecto de ley sobre reforma universitaria. Inopinadamente un legislador propuso la alteración del orden del día para que se considerase un proyecto de traslación de partidas en el presupuesto El presidente de la cámara respectiva observó con gran templanza que no era proporcionado ni congruente hacer alterar el orden del día para considerar traslación de partidas en el presupuesto, cuando estaba discutién dose un proyecto de ley tan importante como el de reforma universitaria. Eso puede dejarse para más tarde, añadió el presidente, como negociado de menor importancia.
De pies y ardorosamente inspirado repuso el proponente. Cómo de menor importancia? Es un punto de vital significado. Se trata de trasladar una partida en el presuouesto a fin de que se nos puedan pagar nuestras dietas que necesitamos para vivir.
libros tienen un prestigio extraordinario en el congreso. Aún el más humilde representante, analfabeto sabe de un libro no importa que se trate del modesto libro del reglainento y para erguirse sobre sus compañeros lo hace siempre afirmándose sobre las páginas genitoras.
No hay para que demorarse a decir que en este mercado, como en los mercados parroquiales, no figuran los productores de género, sino los intermediarios, los revendedores. Por eso el prestigio del libro. El libro extranjero, por ejemplo, las ideas extranjeras, tienen siempre un valor más alto. Ahora, con motivo de la revolución española y de cierto inipulso nacionalista o racial, muy en boga, la mercancía peninsular empieza a tenerse en mayor estima. La idea francesa, como siempre, tiene una gran demanda. Los productos exóticos: alemanes, polacos, suecos, sorprenden y son de un efecto indiscutible.
El représentante Sotero Peñuela ocupa en este mercado un puesto destacadisimo. El representante Peñuela es uno de los individuos de mayor personalidad, de la personalidad más definida que pueda contemplarse dentro del paisaje del congreso. Es un viejo sólido, corto de estatura, de rostro macizo. cuadrado, erizada la cabeza, que se para abriendo las piernas en compás y habla con las manos metidas tras de la pretina de los pantalones. mi me seduce esta figura que parece arrancada a los sonetos de Luis López en donde el poeta describe los Hongos de la Riba. Tiene algo de aquel alcaldri, o algo de aquel barbero, que son los tipos clásicos de nuestra literatura vernacula. Casi podría decirse que figura, mano a mano, como dicen nuestros rapaces, con aquel famoso mayor cuyo bosquejo remata ellirida de este modo. Viene de la página anterior)
El representante Peñuela atiende al puesto de cosas de viejo, de antiguallas, de articulos que llamándose de segunda, Jo son en realidad de quinta o de sexta mano. El, como todos, tiene sus libros: alguna historia del general Obando, nú.
meros de la Gaceta en donde se relatan los ataques de Mosquera dirigidos contra las monjas y los frailes, los cuentos de Gumilla, memorias de las Misiones, y la infamante leyenda de las logias y de la revolución francesa. la manera de esas viejas rechonchas que asisten la feria del domingo inmóviles, detrás de las canastas en donde los chicharrones se abren como una flor gigantesca espuma dorada del puchero aledano y que son, por su mismo volúmen y gravedad, por la mole que cubre la anchurosa falda de repolla, como la clave que sostiene el arco de lo permanente sobre el rumor de la dispersa muchedumbre, de propio modo el representante Peñuela, detrás de su curul, con una pila de libros en donde cada uno tiene el tamaño de un adoquin, es el centro del congreso, la clave de la tradición, el punto muerto de la mecánica democrática.
En el curso de estas memorias, volveré muchas veces al recuerdo de esta estampa del más puro colorido terrigena.
Para mí, un congreso en donde no figurase el representante Peñuela, sería un paisaje lunar, algo que no puedo concebir dentro del humanismo que preside a todas mis imágenes. Ese rostro lampiño y peludo, ese cuello almidonado con el par de triángulos blanco briéndose al paso de la papada de acordeón, es algo con lo cual llega a encariñiarse el espectador, que alegra muchas veces aun desde el fondo de coraje en que solemos hundirnos los muchachos, cuando vemos en todo ello la imagen de un estorbo que le ataja el paso a nuestras ambiciones vanguardistas y revolucionarias.
El comercio de las ideas en el congreso es uno de los comercios más extraños. por la noche, cuando toma la lugareña sopa de tallarines y ajos, se afloja el cinturón.
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