Imperialism

REPERTORIO AMERICANO 375 la oporese imno se han yanquizado no estaban aturdidos cuando el déspota inmundo tuvo que huir. Por esto no hicieron caso a la Embajada del señor Welles y asumieron todas las funciones de dirección de esta gran nación que es Cuba. Allí están en lucha formidable contra tantísimo interés herido. allí está el Departamento de Estado en espera del momento para lanzarse sobre ellos y exterminarlos.
Quiere hombres que gobiernen sin mover la condición de factoría impuesta poi la plutocracia imperialista. No contaba con perder su dominio y con tunidad de legalizar las pillerías de las organizaciones bancarias e industriales que irrumpieron sobre Cuba y la asolaron. No cortaba con que un pueblo mal.
tratado durante ocho años sombríos tuviera vida y diera hombres de visión y de energía grande. Para ese Departamento de Estado que hoy manda a su vocero señor Hull a afirmar en la Conferencia de Montevideo que los Estados Unidos no intervendrán en las naciones panamericanizadas, sólo había en Cuba Menocales y Céspedes. Con estas tribus haría nuevo gobierno y la misma farándula escarnecedora seguiría sin tropiezos.
Pero los cubanos no estaban aturdidos y se orientaron no por donde el Embajador Welles indicaba regocijado, sino por donde la salvación de Cuba marcaba un horizonte de libertad.
Contra ese horizonte pugna feroz el Departamento de Estado. Al terminar este año los que sienten anhelos de vigilancia y piensan en los problemas que a nuestros pueblos abaten, encuentran que el asunto de Cuba es el de importan.
cia más delicada. El imperialismo yanqui está herido mortalmente con la presencia en el Gobierno cubano de hombres que no le son adictos. es imposible que Cuba deje de considerarse factoría, porque existe allí, de tapón del Golfo de México. precisamente para ser regida por los intereses imperialistas Si los cubanos haciendo alardes de independencia acaban con el predominio infame de la Eléctric Bond and Share Cº. desquician la factoría. Si desconocen empréstitos dados a Machado para sus crímenes y latrocinios por el Chase National Bank, malogran la factoría. esta insensatez opone el Departamento de Estado, que estimuló semejantes conquistas a la som.
bra del machadato, su negativa rotunda a reconocer el Gobierno de insubordina.
dos. Mientras no pacten y en el pacto no haya cláusula que reconozca y admita sin restricciones el derecho de los Estados Cnidos a hacer de Cuba lo que le plazca, no habrá reconocimiento.
Aquí encontramos el crucero fatal en el grande asunto de Cuba. Si el impe.
rialismo impone su rapacidad y Cuba su.
cumbe volviendo a entregar el Gobierno a la tribu de Menocal y de Céspedes, su condición de factoría yanqui quedará perpetuada. No tendrán los cubanos ni tierras laborables, ni electricidad barata, ni transporte cómodo, ni educación, ni fomento, ni economía que les asegure vida de personas y no miseria de esclavos. Todo empeño obstinado del Depar.
tamento de Estado por acabar con el Gobierno actual de Cuba es negación del derecho que Cuba tiene de defenderse de la conquista brutal a que la tiene sometida la mala plutocracia yanqui al servicio del imperialismo. Es también negación del derecho que tienen todos estos pueblos, a quienes el Departamento de Estado quiere panamericanizar, de acabar con las organizaciones que irrum.
pen sobre ellos y con la complicidad, unas veces de los Machado, de los Juan Vicentc Gómez otras y siempre de nuestros gobiernos medrosos y chatos, les arrancan sus tierras, sus aguas, sus medios de transporte, sus rutas aéreas. Cuba será el índice, porque si hay fuerza implacable para dejarla sin Gobierno que la redima de las infamias del imperialismo, esto ha de significar que el mismo racero se aplicará a cada uno de estos países el día que revoluciones venturosas den el Gobierno a hombres de visión.
Por esto decimos: grande asunto para la meditación de todos estos pueblos es Cuba. Si la vence el Departamento de Estado con su ejecutor señor Caffery, habrá vencido con ella a un continente invadido por organizaciones al servicio de un imperialismo desalmado. No crea.
mos en lo que dice el diplomático en las Conferencias numeradas que perialismo ordena. No creamos que es respetuosa la conducta del Departamento de Estado desembarcando marinería en Cuba para arrebatarle cl Gobierno y entregarlo a la tribu des.
castada. Es conducta farisaica, porque alienta al malvado y hace de él ins.
trumento servil. El señor Caffery debe poseer mejores métodos que su antecesor cuando es enviado a Cuba. Los cu.
banos no olviden los que nos leen que hablamos de los cubanos de honor le darán trato severo si va a proponerles el pacto que acabe con su nacionalidad para afianzar la factoría. Esta es la hora grande de Cuba, la de su segunda independencia. Llena de alegría volver el pensamiento anhelante hacia la Isla anti.
ilana y encontrarla resguardada y vigilada por tanto espíritu fuerte y militante. estos pueblos hay que pedirles apoyo para Cuba, Sin sentir sus luchas, sin oír la voz de sus hombres batalladores no podemos gritar al imperialismo. Con Cuba estamos!
Juan del Camino Costa Rica y diciembre de 1933. MATLA. FOLLETIN DEL Rep. Am. 27)
la conquista española, dos soldados, úni.
cos supervivientes de un piquete de exploración casi exterminado por los indígena días antes, ambulaban desfallecien.
tes de cansancio y de hambre, por el valle de los güetares. En aquellas tierras el tiempo no había pasado en vano: de todo su esplendor de antaño, sólo quedahan ruinas: a los florecientes culti.
vos, sucedieron espesas arboledas, a las aldeas, el suelo raso, limpio de huellas.
Algo subsistía, sin embargo, del antiguo paisaje: el río. éste encamináronse los fatigados hombres y en sus aguas apagaron la llama de su sed. Tendidos sobre el alto césped que orillaba a la corriente, durmieron mucho tiempo. El calor del sol les despertó a la mañana si.
guiente. Llenas sus cantimploras con el precioso líquido, emprendieron de nuevo su ruta ¿Para dónde iban. Lo sabían ellos acaso? Lo importante era caminar. buscar un sendero, hallar un refugio amigo. Una semana perdidos en la selva.
La esperanza les sostenía a pesar de la incertidumbre del camino y del padecer de las jornadas. Siguiendo la margen del río fuéronse alejando a través del valle.
Dos días más tarde llegaron a un amplio claro del bosque, en donde el río formaba espacioso remanso. Aquí resolvieron pernoctar. Tendidos de nuevo sobre el césped, no tardaron en quedar profundamente dormidos. Sin embargo, no lo estuvieron mucho tiempo: con el estómago vacío el sueño no podía ser duradero. poco trecho descubrieron las ruinas de un palenque incendiado Dispersos sobre el suelo fragmentos de tinajas, ollas, jarros, escudillas, instrumentos musicales, ídolos, met y mil otr objetos de barro y de piedra; todo des.
pedazado, confundido en montones en medio de la mayor desolación. Lo que no devoraron las lenguas del incendio, lo molió el tiempo. Por la abundancia y calidad de aquellos restos, en ese lugar debió habitar una tribu rica y adelantada, y por la forma y disposición de las cosas se presentía que todo había caído después de una lucha feroz y desesperada. Quién sabe qué misterio encerraban aquellas ruinosas señales!
Buscando aquí y allá por entre el mare mágnum de tiestos y objetos rotos, dieron, de pronto, con una pequeña oquicdad, casi a flor de tierra, parcialmente circular, que contenía sólo cenizas. Exa.
minadas a la luz apreciáronlas de rara fineza, como polvo de huesos y carne in.
cinerada. Registrando entre el resto del contenido de la botija, que no era otra cosa que una vasija de barro ente.
rrada, hallaron un objeto duro, ennegre.
cido y muy pesado para su tamaño. La.
vado en el río, resultó ser una extraña figura de oro, maciza y bien pulimentada, que representaba un tigre diminuto.
Pero sobre la palma de la mano de uno de los hombres, aquella joya ardía como una brasa y sus carnes sufrían como si tuviesen una ascua viva Entonces el aventurero, asombrado y colérico, arro.
jóla al fondo de la vasija, entre la ceniza.
Al caer se hundió seguida de la insisten.
te mirada de los dos.
Cuando se alejaron del lugar, la sed les quemaba las fauces, como el diminuto objeto de oro las palmas de las manos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica