Socialism

206 REPERTORIO AMERICANO porción geográfica una cohesión económica militar y no uina masa ardiente y alumbradora en el universo, un pondus vivo, un ser fecundador. al advertirlo, volverá a lo que se esforzó en conquistar en la centuria anterior con el fin de ser unidad y no peso en la vida consciente. Volverá a preferir la canción al grito, la filosofía al reglamento. Se persuadirá de que el culto de la fuerza es el camino de la fragilidad, es el dominio basado en columnas que se quiebran a medida que se levantan.
Una balada genuinamente germánica, del ciclo de Witekind, refiere la gesta de una multitud enfurecida que decidió expulsar de la ciudad al nuevo Dios que abría sus brazos en lo alto de la montaña. Derribaron su imagen, destruyeron su casa. al regresar los vencedores blandiendo el martillo de Thor, encontraron en el pórtico a Jesús, triunfante como en la cima del monte, que decía a la absorta falange: Heme aquí.
Es inútil, por lo tanto, la pira en que arde el libro, en que se cree carbonizar la levadura maravillosa. Por encima de la llama, resurge, se eleva y libra al que se alucina en el absurdo combate, en la obscura temeridad de extinguir lo inextinguible.
Alberto Gerchunoff Emilio Jiménez: La patria en la canción. Obra graduada de canto coral en cuatro series. Santo Domingo. Rep. Dominicana.
Imp. Hispanoamericana. Barcelona. 1933.
León Felipe. Drop a star. Poema. México. 1933 Carlos Pareja: El derecho civil soviético. Edit. Renacimiento. Bogotá. 1933.
Principios fundamentales. Tendencia e innovaciones. Conclusiones.
Salvador Novo: Jalisco Michoacán. 12 dias. Fotos de Montenegro. Imp. Mundial.
México. 1933 Alfonso Reyes: La caida. Exegesis en marfil. Rio de Janeiro. 1933.
Osvaldo García de la Concha: La cósmica. Nueva teoria de la relatividad formal e intrinseca. fundada en el origen espiritual de la materia o en el tiempo como el factor cósmico por excelencia. Santo Domingo.
Rep. Dominicana. 1929. Madrid. 1932.
Donación de Andrés Avelico.
Carlos Sárchez Viamonte: Democràcia y socialismo. Colección Claridad. Ciencias politicas. Buenos Aires. 1933.
Con el autor: 53 538. La Plata.
Rep. Argentina.
Julio Selph: Diseños. Editorial Nascimento. Santiago de Chile. 1932.
Con el autor: Liceo de Hombres.
Valdivia, Chile.
José Eduardo Guerra: Itinerario espiri.
tual de Bolivia. Amberes. 1933.
Maria Wiesse: relatos. Lima. 1933.
Maderas de José Sabogal.
Con la autora: Maria Wiesse de Sabogal. Miraflores (Alcanfores 625. Lima, Perú.
Bibliografía titular. Registro semanal, extractos y referencias de los libros y folletos que se reciban de los Autores y de las Casas editoras. La donación genero:a: neas biográficas. México. 1933. Ediciones del bloque de Obreros Intelectuales.
Miguel de Unamuno: El Otro. Misterio en tres jornadas y un epilogo. Espasa Calpe, Guillermo Jiménez: Zapotlán. Lugar de Madrid. 1932.
Zapotes. México. 1933.
Guillermo Bianchi. Shanty. Amor.
Conde de Keyser ing: Meditaciones surColección de autores chilenos.
americanas. Versión del alemán por Luis Con el autor: Cónsul General de Lopez Ballesteros y de Torres. Espasa Calpe, Madrid. 1933.
Chile. Guayaquil. Ecuador.
Victoriano Salado Alvarez: La vida azaJoaquín Edwards Bello: Criollos en París. Novela. a edición corregida. Editorial rosa y romántica de Don Carlos Ma.
Nascimento. Santiago de Chile. 1933.
ría de Bustamante. Espasa Calpe, Madrid. 1933; Adela Formoso de Obregón: Espejito de ÉF Núm. 33 de la notable serie infancia. Editorial «Cvitvra. México. 1933.
Vidas españolas e hispanoameCon la autora: Calle de las Flores ricanas del siglo XIX.
78, Tlacopac. Villa Obregón. México. México.
Rodrigo Rodriguez San Martín: Mapa de Rafael Alberto Arrieta. Bibliópolis. Imun corazón. Poemas. 1933. Illapel. Chile.
presores. Lectores. Bibliófilos. Viau y Zona.
Djed. Bórquez: Lázaro Cárdenas. Li Buenos Aires. 1933.
MEDITACIONES SURAMERICANAS Pocos libros modernos han despertado curiosidad tan viva en las grandes masas lectoras como el titulado Meditaciones Suramericanas, del eminente escritor y filósofo (MATLA) FOLLETIN DEL Rep. Am. 2) gre, símbolo de su tribu; este desinterés por las joyas contrastaba, en ver instante Yara parecía la corporización mento estuviera protegido por inmenso.
dad, con la vanidosa solicitud que mosde un ser divino, habitante inmaterial cristal. Yara, presa cada vez más de traban generalmente los indígenas; del bosque, que no la bella nicoyana de la inquietud, movíase de un lado para pero Yara en sus excursiones prefería carne y hueso frágiles. La selva, dor el otro, indecisa. Cómo, aventurarse marchar libre del precioso estorbo de mida bajo el bochorno del trópico, perº por el bosque en tinieblas. Cómo patales prendas: bastábale con el encanto maneció extraña al encanto que ema sar la noche sobre el suelo húmedo ex de su cuerpo cargado de juventud y de naba de la cazadora indígena.
puesta al ataque de las fieras?
firmeza. Recogió sus cabellos en dos Pronto vendrá la noche! Yara no No era el suyo temor a seres sobretrenzas magníficas que despojó del ansiente miedo, pero una noche sin luna naturales, enemigos invisibles que amcho cintillo carmesí que ceñía sus sieno trae nada bueno! se dijo la mucha bulan al abrigo cómplice de la oscurines.
cha. Calló un instante, mientras escru dad. Ella había oído a su vieja nodri Disponíase a hacer con hojas y ra taba la lejanía de los árboles.
za Guaré, terribles historias de malos millas blando lecho en el hueco que Es extraño! Cuando la piragua al dioses que envenenan las fuentes, estruformaban unas raíces salientes, cuando canzó la orilla, Yara fué la primera en jan las rosas y arrancan la corteza de divisó en la espesura negra, débil ressaltar e internarse en el campo. Por los troncos; de valientes guerreros que plandor intermitente, como la pupila qué ninguno la siguió? La loma, el río, encandilada acecho.
perdidos en la montaña jamás regresade un animal en el barranco, el llano, todo quedó atrás, ron sino con el cuerpo herido y ojos Muy intranquila se amparó al árbol busy Copey, el fiel servidor cuya voz lle desorbitados; de seres extraños que se cando refugio en la estrechez del huegó por última vez desde la bajura de retorcían con espasmos violentos y voco; a través de la tela las esferitas de la costa, también se extravió. ahora, ciferaban maldiciones terribles; había sus senos saltaban nerviosas como bur¿cómo regresar? Yara ha perdido el oído. Pero ella nunca prestó crédito bujas de un líquido en ebullición. Crecamino.
a tales consejas: el suyo era un sereno yendo próxima la acometida de alguna De esta manera soliloqueaba la joven espíritu abierto a la razón. Por fiera, la moza se aprestó a la defensa mientras el día apagaba su fulgor en Dessiempre acogió con dudas lo que conta con el ardor propio de su raza.
poniente y las aguas del golfo se en ban los descarnados labios de la vieja gajó gorda rama que despojó de sus es: cendían en tonos violáceos y grisis. El Guaré, supersticiosa e imaginativa. torbos y esperó, fijos los ojos en el calor disminuía al acentuarse la som Arreglóse la ajustada camisa, que se punto donde destelló la luz.
bra y el bosque, por momentos, reco había quitado por el calor del día. No poco, leve rumor de hojas secas esbraba todos sus rumores. En el cielo llevaba ninguna clase de joyas, excepto trujadas fué haciéndose cada vez más el limpio del estío el azul se teñía de un un diminuto amuleto de oro pendiente perceptible. Yara afirmóse contra negro transparente como si el firma. del cuello y que representaba a un ti árbol hurtando su cuerpo cuanto era poeso Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica