Enrique Espinoza

REPERTORIO AMERICANO 63 todo. Entonces me di cuenta de lo que invade con mayor fuerza, el recuerdo de había hecho!
la tragedia en uno, más terrible que toEl hombre deja de hablar un momen das, porque nace de la propia conciento mientras seca sus ojos enlagrimado3. cia, y en el otro, el dolor de observar El otro, siempre compasivo, le consuela. un espectáculo de cobardía moral sin líCuando reanuda. el relato, con una mites se confunden, y como una pelota, pena abochornada, cruenta, dice: Des rebota en las frentes bajas de los dos pués le encontré ahogado, entre los pa hombres.
los en que yo mismo me salvé.
Más tarde, flojo, con cara de idiota, Hubiera querido matarme, porque sen inútil, se pregunta uno de ellos: Buetía asco de mí mismo, pero no pude ha no, yo quise mi vida; más que la de cer nada contra mí. Soy un cobarde mi hijo, y ahora ¿de qué me sirve?
egoísta que ama su vida por encima de. El otro, sin querer consolarle ya, pero todo el mundo!
como si alcanzara la verdad con esta soEl amigo, dúctil y bueno, le dice so la frase, le dijo: Vamos, vamos, que eslamente estas pobres palabras. Perdona tás con vida! Que estás con vida! quetus propias culpas ya que, no eres res riendo animarle, pidió bastante ron para ponsable de ellas. Acuérdate, para ablan que, emborrachándose pudiera olvidarse dar la dureza de tu acción, de las ma de sí mismo.
dres que han perecido, pudiendo salvarFlora Díaz Parrado se, por salvar a sus hijos!
Se callan, pero mientras el silencio los Camaguey, noviembre 25 de 1932.
Libros y Autores (Registro semanal, extractos y referencias de los libros y folletos que se reciban de los Autores y de las Casas editoras)
Central. 1932.
guia con mi hijo en brazos, y al oír sus palabras, sin poder contenerme, pensé:si con su cuerpo me hunde la balsa.
Estuve tentado de empujarla, de sumergirla en el mar. Pero me contuvo su imploración.
Ella, como pudo, subió sola a la balsa.
Hizo un lío con su cuerpo, hundiendo la cabeza entre sus rodillas.
No recuerdo que habláramos, que nos miráramos más. Pero. creo, como en un sueño, que rezaba en alta voz.
Después se acercó mucha gente más a nuestra balsa. Era una gente extraña que a toda costa, quería subir, Fué un instante no más. Qué pasó por mi cabeza? No sé que fuerza extraña me im.
pulsó, pero lo cierto fué que sujeté bien mi hijo con un brazo, iy con el otro, como pude, cogi un palo y golpeé con fuerza en las cabezas!
No sé cuántos hombres se sumergieron, no sé, pero ninguno pudo subir a la balsa en que íbamos.
Volví, de nuevo a apretar a mi hijo con mis dos brazos. La muerte nos acechaba, pero yo no me acordaba de nada, de nada. Hacía todas las cosas automaticamente. Tenía miedo de perecer yo?
No, nada, nada. Pero una cosa instintiva, horrible, me sacudía la mente.
De pronto, ví que un árbol desgajaba su tronco inmenso sobre nosotros. Instintivamente le ví, como veía todas las cosas, sin saber yo mismo que las estaba viendo. Alcancé a comprender que el árbol iba a matar también a tu mujer, pero apartándome para que no me cogiera a mí, a mí y a mi hijo, no le dije nada a ella. Para qué? Para qué, si lo importante era salvarme, con mi hijo. Además, agrega no fué por eso, sino por esto otro no tuve tiempo más que para pensar en mí. El otro hombre, sin inmutarse, le tiende las manos transidas de comprensión.
No le dice nada, pero su gesto habla todo por él.
Continúa el relato: Después ví caer su cuerpo en el agua. El árbol la mató o la arrojó fuera de la balsa. Yo no sé, pero lo cierto fué que se hundió en el mar.
Yo, solo, con mi hijo en brazos seguía el vaivén de los maderos. Tan pronto estábamos arriba, empujados por una ola, como nos hundíamos al instante. Cachumbambé endemodiado aquel. Pero que me sujetaba a la esperanza inmensa de no perecer.
Cuando en esto, la balsa se iba a estrellar contra una empalizada inmensa que nos cortaba el camino. Fué un instante no más el que se presentó a mis ojos. Pero un instante inmenso en que tuve que decidir el agarrarme con todas mis fuerzas a un árbol, saltando de la balsa, o estrellarme contra él. Mis manos libres para poder sujetarme, mis manos fuertes para agarrarme a él!
El niño me estorbaba y lo dejé, lo dejé sin pensar nada, porque todo fué tan pronto, que cuando vine a darme cuenta de las cosas, yo estaba en salvo y el niño había desaparecido con todo. Con roga Pla.
Ultimos envíos de ESPAŞA Calpe, Pablo Palacio (Guayaquil, 74. Quito, EcuaMadrid: dor. Vida del ahorcado. Novela subjetiva.
Quito. 1932.
Aniceto Sela y Sampil: Derecho Inter.
Angel León Carvajal: Bolivar desde los nacional. a edición revisada y pues:a al puntos de vista sociológico, politico y dia por el autor.
juridico. Quito. Imprenta de la Universidad Número 94 de los a Manuales Gatlach. muy conocidos.
Edición especial de los Anales de Dr. Ed. Claparede: La educacional funla Universidad Central, cional. Traducción de Mercedes Rodrigo.
En las Ediciones de «La Lectura» y El inquieto Enrique Espinoza ha recoserie a Colección de actualidades peda gido en el volumen Trinchera algunos gógicas. publicada bajo los auspicios del Instituto Rousseau y de la de sus mejores «artículos de todo calibre. Los hemos releido con gusto. Dos Sociedad belga de Pedotecnia.
heya mos reproducido.
Dr. Guillermo Schmidt: Manual de En la editorial Babel (Biblioteca historia comparada de las Religiones.
Origen y formación de las religiones. TeoArgentina de Buenas Ediciones Literarías y hechos. Trad. del alemán por Emilio rias. Buenos Aires. 1932.
Huidobro y Edith Tech de Huidobro.
Arturo Torres Rioseco ha sacado en Manuel Iribarren: Retorno. Novela.
Santiago de Chile un tomo de poesías: Paul van Tieghem: Compendio de Historia literaria de Europa desde el ReAusencia. Imprenta Universitaria. Santianacimiento. Traducción de José María Quiigo. 1932.
Con el autor: Moneda 1011, Santiago de Chile. Después de marzo Don Carlos Ruiz nos envía este fo.
próximo: en la Universidad de California. Berkeley, Calif.
lleto de que es él traductor entusiasta: Dr. Narciso Sardá Riusech: Cien años de Grata sorpresa: una segunda edición (Esvida sin los achaques de la vejez. Guatemala, de PASA CALPE, Madrid, 1932) de Mi Don Francisco Giner(1906 1910. Del Instituto de las Españas en los Espor Pijoan.
tados Unidos (Columbia University, 435 Reproduce tal cual la edición que tuvinios el gusto de hacer en 1923.
West. 117th. Street. New York City. Cuánto bien nos ha hecho la nueva La literatura rusa en España, por lectura de este precioso librito!
George Portnoff.
En un folleto ha reunido Isaac BaComo cortesía de los autores: rrera, profesor de Literatura en la UniverFirst Spanish Grammar and Reader, sidad Central, Quito, Ecuador, tres confeby Carlos Garcia Prada; Ph. and William rencias: Eade Wilson, Ph. The Century Co. New York London.
Goethe. Montalvo. Mera.
Humberto Salvador (Quito, Ecuador. Taza de te. Cuentos. Quito. 1932.
Un nuevo libro de Montiel Ballesteros Juan Orts González: El destino de los (Las Piedras, Uruguay. pueblos ibéricos. Madrid. 1932.
Nuevas fábulas. Montevideo. 1932. Motivos americanos. Carátula de Miguel Angel Pareja.
La Biblioteca Nacional del Ecuador nos envía: Extractos y otras referencias de estas ubr. sc Jariu en próximas ediciones. 1 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica