334 REPERTORIO AMERICANO to parecido a la reverberación. Usted mi muela semejante trigo molido y di. hasta parecían no pertenecerle todavía me dice en su carta que México ya es vino. Quiero decirle, sin embargo, que al ser embrionario. Porque eran intelielemento incorporado a usted. Cierto: mucho más que el éxito de técnica de gentes y sensibles y llenas de gracia, aquél país mejicaniza al extraño con esesas composiciones, le celebro, y le en con una emoción de ternura y una palta secreta manipulación del ojo por la vidio (con miel y no con hiel. las ho pitación de vida, que nuestras manos, luz, y del pulmón por el aire fino: crea ras eternas vividas por usted, que se tanto más espontáneas que nosotros,. otro cuerpo. Maestra aguda, mañosa y venceciora es la meseta de México.
sienten y que se miden en esas compo han aprendido a disimular. Se buscaA mi me hubiese gustado escribir a siciones. Las gentes miran el geyser. ban una a la otra como dos ciegas, se lo menos la mitad de los poemas perque salta limpio, recto y caliente, como tanteaban, se palpaban, y después volvían a volarse del regazo materno cual fectos que hay en Júbilo, aquellos trouna espada, del centro de la tierra; pesi no hubiesen olvidado su instinto de zos fascinantes que se llaman El cla ro a mi me embriaga mucho más que el alas y aun no tuviesen experiencia de mor, Aire divino, Casa de oro, Señal de geyser mismo el averiguarle o el imamanos.
alianza, Lo divino, El instante, La vi ginarle el paraje subterráneo del cual da, La gloria, Los nombres, cada uno es sólo un hijo.
Maquinalmente me miré las mías, que siempre me han parecido un tanto ajede los cuales yo creo que es la flor ter. minal de un corimbo de la vida inteGabriela Mistral nas: mis pobres manos temblaban.
Entonces me incliné muy bajo hacia rior; sería yo feliz de haber sacado de Madrid, octubre de 1933.
esos esbozos de carne, arcilla hecha flor.
y cuando iba ya a besarlas, no sé nor qué adelantándose a mis labios mi diesDecenario tra las cogió y las encerró un instante a ambas en su caricia, en su calor más De Aljar. La Coruña. Noviembre de 1925 Tecóndito, como si quisiera sustraerlas a lo que nos rodeaba y retardar no sé POEMAS DEL NIÑO del sol; ni a tchien, puesto que su voz cómo el instante en que el destino iha Al sol. Al primer sol de primave es más emocionante que la campana de a soldarles el grillete ya no hacer de ra de este invierno yo he puesto en el un monasterio; ni a Tsu kiang, ya que ellas sino un eslabón más de la invisibalcón mi mecedora. También la veci; todo un cielo lavado por la brisa está ble cadena.
na había sacado la jaula de su canario; en su mirada. Pero irá tal vez a Waoy yo leía una recolección de poesías chi tai, para evocar cierta noche de lluvia POEMAS DEL AMOR nas, inientras el ave cantaba no sé qué en que una mujer ha concebido un nicanciones no menos exóticas ni anti ño que él tiene por la duodécima ma Canción sin palabras. Nuestra guas.
ravilla del Imperio.
amistad, tan auerida, hecha está de tiY hay en mi libro una página suave El poeta celeste ha callado y como midez y apenas si tus ojos osan encon como una acuarela, que se llama: Sie. el sol me deslumbra en mi pajarera sus trar los míos cuando me atrevo yo a te Pinturas. Donde Sonríe Mi Niñito. pendida sobre una calle del Madrid an buscarlos.
En el arranque, el poeta cuenta cómo. tiguo. yo pienso con envidia en el niño Pero mientras. dormimos. oh, vn es.
su hijo daba los primeros pasos con de ámbar que Wang Tchang Ling ha tov cierto! como tú sueñas conmigo una narania en cada mano porque un sabido componer en sus rimas y con el contigo vo sueño, en sueños nos enconarbusto resiste mejor el viento cuando latido de su corazón; el niño que ahora tramos y entonces nada nos cohibe. F1 está cargado de fruta. En su canción pasará tal vez su mano de hombre por enoioso tratamiento desaparece, tú me dice que el niño canturreaba para dor, los cabellos encanecidos de su padre y tuteas y vo te tuteo porque amhos tenemirse y que su madre le reñía sólo cantor, allá en la provincia de Sung, del mos la misma edad que es la del amor, que él quería adormecer primero su Reino de Hu, al sol de primavera de es en pse mundo y esa vida. mi fantascanciór. En los dos prisioneros, la te invierno.
ma enlaza por la cintura el tuvo el criatura, que había comenzado por di Entonces vuelvo la hoja y busco en tuvn avoya su cabeza sobre mi hombrn.
visar cerca del umbral su pajarillo de el índice. como si las cifras del tiem ¡Cómo representamos, en sueños. Ja juguete, concluyó metiéndolo en la jau; po fuesen descritas caprichosamente maravillosa comedia del sentimiento!
la donde gorjeaba su pájaro vivo. Co por una bandada migratoria de golon Yo que no te he rosado todavía los de mo las fieras de la montaña Kaochan, drinas, veo que fué allá por los años dos, cuántas veces te he tenido ya en en el fuego, él no tenía miedo sino del 705 758 que hubo en Sung, provincia mis brazos. fú, que siempre callas. fuego; el menor tizón le espantaba; sin. del Reino de Hu, un dulce poeta que yo sé que hablas apasionadamente, por embargo, trataba de asustar al tizón in se llamó Ling, que cantó a un. niño de que esas palabras cue tu voz tal vez no flando los carrillos con sordo ronqui ámba: y a la mujer de cierta noche de me digan, fluven de tus labios en suedo. En el espejo, era, el pequeñuelo en lluvia de un invierno en Wao tai, hace ños, cada despertar se me figura cobusca de su madre, que levantaba los más o menos mil doscientas primaveras: mo si henchiesen el caracol de mi orepetates para encontrarla, que la busca ja los confusos rumores de un océano ba hasta en el cristal del espejo y que Manitas. Yo no había visto nun de amor al verse reflejado sonreía creyendo verº ca una mano de niño; la había mirado Por eso cuando volvemos a vernos, la. Después él, que sabía imitar el la tal vez, pero no la había visto. cuansolemos enrojecer sin causa: mirando do me mostraron la criatura recién na drido del perro, el mujido de la vaca y tus labios que palpitan, sin querer yo los hipos del asno, reconocía a estos dida, mis ojos examinaron sin compla busco en ellos la huella de mis besos animales en las imágenes que le mostra.
cencia aquellos ojos medio cerrados, imaginarios de la víspera, y por tu par ban y los designaba por sus gritos. aquella boca abierta, todo aquel rostro te, al cir que te trato de Señora y Amide un color de tierra recién cocida.
es tan lindo que los hombres y las besga, tú debes de recordar que, apenas tias de las imágenes se quedaban inmó Pero de pronto surgieron las manos. anoche. te he llamado mi vida y mi sueEran como una miniatura de manos, viles. Pero donde el padre poeta me ño, todo lo que me permite soportar la enternece es en su última poesía: Los con las uñas tan pequeñitas y ya per vida gris en espera del desquite lumiviajeros elogian la belleza de una tarde fectas y una cicatriz imperceptible en noso del sueño.
el índice.
de nieve en Hua chan, la música de la campana vespertina en el monasterio sin querer me fijé en ellas, en esos Los labios. Mis ojos se han hun de tchien, el color del cielo de Tsu dedos, más que nada frágiles, que se dido en las sombras del rostro y ya no kiang, el encanto de una noche de llu movían sin embargo como tratando de le salen al paso a lo imprevisto; mis via en Wao tai. El no irá a Hua chan, asir cuanto se nos escapa. Aquellas ma oídos, como las caracolas del mar, fun nitas tenían toda la expresión que pue den los rumores en un eco que viene puesto que el cuerpo de su muchachillo es dorado como la nieve a la puesta den tener las manos de los hombres; a ser casi sordo; no se dilatan las na Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica