REPERTORIO AMERICANO 163 No se conforme con volverse loco cuan.
do tenga un dolor de cabeza, o de cual.
quiera otra clase. Acuda a la CAFIASPIRINA y verá que en un momento le da com.
pleto alivio, le devuelve las fuerzas y le proporciona un saludable bienestar sin afectaile ni el corazón ni los riñones. BAYER Si es BAYER as Bueno R: CAFIASPIRINA (M. Eter compuesto etánico del ácido orto oxibenzoico con Cafeina ESPERESE.
sagaces, supicron que el hombre no pue glorias y mantener el cuerpo inmarceside aspirar a semidiós. ble. Lo puedo todo con tal que me disEn este concierto de europeos volun pensen de querer. el sublime fracatariosos una voz se me antoja más des sado que dejó en cierto modo los mategarrada y dolorosa como la del soldado riales para un tercer Fausto, el Fausto herido que se queda atrás.
Amiel prede la inacción desesperada y la vejez.
tendió asumir todas las disciplinas como inadmisible, nos enternece en fin de cuenLeonardo, defender a los desvalidos co tas como un Goethe que no hubiera tenimo nuestro caballero, aspirar a todas las do suerte.
Ventura García Calderón Paris, 1932.
sin querer Envio del autor pone, según Amiel, la gota infinita de una lágriina.
Con rimas en las puntas y más enfático dolor convertiríamos fácilmente aquella enumeración en un poema doliente de Rodembach, inventario minucioso de todas las posibilidades de sufrir que en este valle de lágrimas pueden tocarle a un hijo de mujer. Sólo que el faustiano deseo, el ímpetu de vivir mefistofélicamente no ha muerto y entre las puntas de la pluma suele escapársele un suspiro. Ah, cuán terrible es la primavera para los solitarios! La primavera trae consigo todos los anhelos de Fausto. Al releer, en dicieinbre de 1866, el viejo manuscrito de ese diario de nunca acabar, confiesa que sus páginas reflejan su ser imperfectamente y que muchas cosas suyas no se muestran allí, pues la tristeza toma más fácilmente la pluma que la alegria Es recordarnos que la alegría le visita también. Una fórmula suya que nunca he visto citada puede enterarnos de tales éxtasis que no conocieron Schopenhauer ni Leopardi. Existir es bendecir. dice Amiel magníficamente. quizás nadie ha aguardado con más heroica paciencia la felicidad que pudo llegar y quizás nadie tuvo más aptitudes para ser feliz.
Su cavilación morosa parece más tarde la teorización de su mal y lo que los franceses llaman un pis aller. El filósofo decía Amiel es el hombre en ayunas en medio de la embriaguez universal. Indudablemente, él no hubiera pedido otra cosa que seguir embriagándose. No era suyo el consejo de impregnarse de la belleza del mundo hasta que el alma fuera una cantata de los Alpes bajo el sol, la primavera resurrecta y una erupción de rosas? El menos misógino de los hombres quería, como centro de tal paisaje, un lindo rostro. Nunca abominó como Schopenhauer del animalito de cabellos largos e ideas cortas.
La fealdad de las mujeres, dijo alguna vez, me choca como una disonancia, como un solecismo. Ay, la razón y el pensamiento se fatigan lo mismo que los músculos y los nervios. Su postración final, su Janguidez de la carne y del espíritu. última fase de su pasión terrestre, no reflejan la alegría del budista al adivinar que la Gran Rueda de la Ilusión va a dar la última vuelta, ni recuerdan jamás el gozo de Francisco al ver reproducidos en su carne moribunda los estigmas de Cristo. Este santo de cada día llega a la etapa final magullado y despeado como Don Quijote por mil andanzas sin fortuna.
Cada año lee el poema inmortal que comienza con estas palabras resplandecientes: En el principio era la acción. La acción, satánica palabra que le tienta como al doctor de Goethe. La acción es la palabra específica de Europa, su tentación de la cruz, su más alto esplendor renacentista, su do de pecho en el coro de los semiapáticos continentes. Leonardo, Don Quijote, Napoleón y el doctor Fausto gritan diversamente aquel sésamo para que las infinitas posibilidades del mundo se entreabran como la roca a su ansioso conjuro. Los griegos, más Sobre el milagro antiguo, marfil duro mi frente y altos los pensamientos, desligados y quietos, como en reposo estáticos, como en dominio, inmoviles en la escultura viva de alguna fija llama.
El hongo fué paraguas de otros milenios. Siempre del Balcón de Julieta se colgará Romeo.
Novedades antiguas trae tu advenimiento.
Para mi aspid romántico el óleo de tu cuento sé derrama en palabras amables, ya redichas: amor, amor, amor, y sobre tus pupiias de sueños anhelantes y esperas contradichas el paisaje de aquí se dibuja cantando.
Pero escafandra simple recogerá tus dichas, pero mi cablegrama se tiende en hilos luengos y en el libro de ayer la Omega se dibuja y en el de hoy amanecen metáforas extrañas, las de los viajes largos y los regresos sabios.
Xo es mano casanovica la que ahora te busca, ni es luz de seducción que cae en tus pestañas, ni es beso de deseo que te quema en los labios.
Flagélenne tus manos tacteando mis instintos, óiganme tus palabras, devuelvanme tus ecos, tracen en la inquietud de mis sueños distintos cristales de otra edad tus sentimientos fieles.
Vistete de colores, entreteje laureles, trae rosas mojadas y violetas humildes y hunde en el surco cálido de tus. presentimientos el arado del odio para que al fin me olvides.
No niano casanovica ni buscador tormento.
Pero ha de abrirse el libro de los periplos, pero el trazo de las cosas floridas ha de hacerse ya dócil para el paso del Uliseano dueño y aún cuando la columna del humo figurado le llame a sus añejas sencilleces, y aún cuando Penélope entreteja la malla honrada y fuerte, sobre el amor cantante, sobre el griſo simbólico, sobre la roca dura, sobre el tritón sedeno, sobre el lobo del mar veloz y dominado, sobre el coral flotante, sobre el marino banco y sobre el remolino hundido de la Muerte bufeos del recuerdo, sin naufragio, volantes, han de surgir, volviendo sobre irisadas olas, música del periplo, sin extinción, sin término, como el timpano intacto que hay en las caracolas.
Te gustari el milagro de adoración. Tendida para el Dios modernisimo tu temblor de oferente.
Alli dos copas blancas y róseas de la vida, alli el surco del pecho y oscura y encendida la Aor de la paráfrasis, la pagana, la trémula.
El liongo fué paraguas de otros milenios. Siempre del balcón de Julieta se colgará Romeo.
Novedades antiguas trae tu advenimiento.
Acidez otoñada probe de tu setiembre.
Hlay resolanas intimas en lu amistoso viento.
Búscamc en el misterio que no encuentro en mi mismo.
Hunde tus manos solas en mi multanimismo.
Escóndete y olvidame, hundiéndote mi abismo!
Augusto Arias Quito, Ecuador. 1933.
LETRAS Revista peruana mensual de Literatura, Crítica, Arte, Bibliografia y Cultura, DIRECTOR: MARCIAL DE LA PUENTE Colaboran las más destacadas figuras intelectuales de la nueva generación.
Suscrición anual en el extranjero: 50 Dirección y Adm. GIRON UNION 758. Lima, Perú Este poema corresponde al próximo libro Viaje de nuestro amigo del Ecuador, del cual se publicará, en este mismo año, una reconstrucción biográllca de Prancisco Javier Eugenio Espejo, Precursor de la Independencia de América y múltiple personalidad del siglo Xviu cuyos escritos de vario agunto se han publicado en cuafro gruesos volúmenes Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica