216 REPERTORIO AMERICANO La ciudad el poeta su Hubiéramos preferido un poeta con intensidad. Qué cielo azul, un sol jubiloso, un ritmos, qué imágenes, qué heraire dorado, para aquella ma De La Prensa. Buenos Aires vor de pensamiento había deñana del 23 de agosto de 1925.
trás de aquella frente corta y Presentóse un día sin cielo, rugosa, sobre el espeso entresin llama, opaco, finamente cejo, bajo el ríspido cerco de pulverizado en flotante llovizcabellos blancos y espinosos. na. Tué, sin duda, más coheRecordé lo que me dijera, posivo, más urbano, con sus co antes, uno de sus hijos: fronteras grises y su molestia Mi padre quiso escribir minuciosa. Desde temprano su discurso. Rompió diez veapeñuscóse la multitud, inceces la primera página. Lo imsantemente asperjada, en el provisará totalmente.
lugar de la cita, hacia un cosRecordé lo que me dijera tado del ágora. He escrito uno de sus grandes amigos. ágora. No estábamos, aca Admiro a nuestro primer so, en la antigua Grecia. Qué orador, y esta vez temo. Creo. importa que la ciudad se llaque su salud no es buena; hamase Montevideo y no Atece tiempo que rehuye compronas. Era una ciudad que se misos. en una ocasión cocongregaba en su plaza cenmo ésta puede traicionarlo la tral, junto al monumento delemoción, y acaso el corazón Héroe, frente al palacio de Gomismo.
bierno, para honrar en vida a Movióse la multitud con su viejo poeta.
oleaje oceánico, en un inteni Qué alto, qué enorme, qué to de aproximación a la trioscuro y aplastante se elevabuna Centenares de cabezas!
ba aquel monumento sobre el procuraban sobrepasar a sus nivel de las cabezas! Allí esvecinas. Aquí, allá, hubo re. taba el general. de bronce, molinos y desalojamientos.
montado en caballo de Abatiéronse algunos paraguas.
bronce, con la cabeza de bronRumores dispersos exigían ce erguida y descubierta ante aquietación a los grupos perla posteridad. Ahora parecía turba:! ores. Era visible la tenesperar también al aedo, al Delrecher sión de los oídos.
hombre verbo que exaltara su El orador, tranquilo, alerta, gesta. Jóvenes soldados del Juan Zorrilla de San Martin contemplaba a su público. Yo cuerpo que perpetúa su nom. Aguafuerte de Pedro Delucchi preveia el exordio pausado, bre montaban guardia al mocauteloso, para dominar la numento. Escolares y boy emoción, y asegurar la yoz, scouts formaban filas cerca de, hermosas mujeres. Oyóse nombre de ambas; sucediéy penetrar gradualmente en del pedestal inmenso, agitan un trueno distante y crecien ronle. en ella los presidentes el bosque verbal y en el corado banderitas patrias. En tor. te, hecho de vítores y aplau de las cámaras legislativas; zón del auditorio. Pero me no bullía el pueblo montevisos: entraba el poeta a la tocome el turno como delega sorprendió, como un estampideano como en día de fiesta plaza. Acompañado por fami do de la Universidad de La do, el exabrupto interrogatinacional. lo era.
liares y amigos avanzó lenta Plata. El poeta escuchaba vo y polémico. Qué aconte Bajo el acuoso nenuza mente, encendiendo el vocerío con la cabeza baja. Tenía 68 cimiento reunía a esas gentes?
miento de la mañana, hom su paso. De estatura peque años; toda su vida pública, to. Era verdad que las congrebres y mujeres, ancianos y ni ña, quedaba su cabeza por de da su obra espiritual, volvía gaba su nombre? cuanto haños, militares de gala, damas bajo de los hombros de la mu a él, evocada por los oradobía oído a los benévolos oralujosas, obreros, estudiantes, chedumbre. Subió al estrado, res. Veíase de nuevo adoles dores ;era un balance generosacerdotes, diplomáticos, le recibido por el presidente de cente, en una brumosa maña. so de su vida y de su obra, tal gisladores, esperaban al poe la república, e instalóse en el na, ante otra muchedumbre, vez un epicedio, el juicio y la ta. Codeábanse entre la mu lugar reservado para los ora frente a otro monumento, re loa que inspira un muerto?
chedumbre conocidos adver dores. Una aclamación unáni citando su Leyenda patria. Habían venido a honrar la sarios políticos, católicos y me llenó ios aires y debió que el pueblo uruguayo la memoria de un muerto? Porateos, gentes distanciadas por de estremecer al guerrero de ha consagrado como su gran que él estaba vivo, quería que las ideas y la lucha. En aque bronce. Tardó en deshojarse canto nacional. según dice se le considerara aún como un lla hora todos se considera y abrir camino a las voces in la inscripción lapidaria unida hombre viviente, y se asomban únicamente uruguayos. La dividuales. Cuando se hizo el luego al monumento aquél. Re braba de aquel. acto tan paciudad dividida por pasiones silencio, comenzó el elogio del memoraba el triunfo de Ta recido al homenaje que sólo tradicionales, borraba momen festejado. Abrió el acto ofi baré. su máximo poema, que se acostumbra rendir a los táneamente sus colores ene cialmente el ministro de Ins diera al Uruguay existencia muertos.
migos.
trucción Pública, don Carlos poética en las cartas geográ. Admirable táctica! Nos Estallaron los acordes del María Prando; siguióle en re ficas de la epopeya universal. apresó a todos del primer zarhimro: llegaba el presidente presentación del cuerpo diplo Revivía las fiestas colombinas pazo. Vivo y poderoso como de la república, don José Se mático iberoamericano, nues de España, donde se le saluda ninguno, negándose a aceptar rrato, con sus edecanes, Ha tro ministro, don Juan Lagos. ra como a uno de los más en aque! homenaje una antibíase alzado un vastísimo pal Mármol; evocó enseguida el grandes oradores de lengua cipación de la gratitud postre.
flameado por todas las novelista don Luis Orrego castellana. después, en su ra, el anciano menudo pareció banderas hermanas de Améri Luco, ministro de Chile, la es país, la siembra hermosa en crecer, fortalecido, pujante.
ca. Ya desbordaba de concu tada juvenil del poeta en su múltiples tribunas, en páginas Venía a nuestro encuentro; rrencia engalanada, rumoro país; don Elías Regules, pre de pensador, en libros de his nos dominaba y anulaba. Sósa, inquieta; la oficialidad de sidente de la comisión de ho toria patria.
lo él, sólo su voz serena, arcrucero argentino estaba menaje y rector de la Univer Mas ya llegaba el instante moniosamente timbrada, y su allí, en un ángulo, prisionera sidad, ocupó la tribuna por todos ansiado. Miré al (Pasa a la página 220. со un en Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica