316 REPERTORIO AMERICÀNO una nunca.
pero aquella ausencia acaba con las úni turalidad y la afectación ridícula. Conse de cuadros sin continuidad aparente; cas muestras de afecto que, de cuando. guirló en cerca de cuatrocientas páginas pero su unidad como la de la vida, que en cuando, recibía su orfandad. Su sim desarrolladas de un tirón, sin fábula ni constituye, en suma, una colección de patía vacante, hállase, así, pronta a de sorpresas, es un esfuerzo triunfal nunca episodios, consiste en vivir. ahí está jarse ganar por la primera admiración igualado, entre nosotros. La prueba de el secreto de su prestigio irresistible. Lo que le subyugue la voluntad levantisca cisiva del verdadero escritor.
que interesa en él es lo que va viviendo, y mañosa. En eso ocurre su encuentro Tanto así, que su idioma es limitado no lo que va contando el autor. Esto casual con el perfecto gaucho que es y defectuoso, bajo el aspecto gramatical, es el desiderátum mismo de la obra de Don Segundo Sombra, a quien acaba de o sea como expresión literaria; pues, arte. Nada más difícil de conseguir por prestigiar ante él un episodio de roma cuando lo hablan directamente los gau medio de la escritura, que no representa nesca valentia. Apegado desde el pri chos, sale castizo con naturalidad. Pero directamente a la Naturaleza, como las mer momento a ese hombre, en quien la innata maestría sobreponese a la im artes plásticas, ni despierta de igual moadivina por instinto una corresponden perfección del instrumento. Inútil aña. do la emoción, como la música, sino que cia cariñosa, que la reserva gaucha, ma dir que lo menciono como una afirma tan sólo evoca. Güiraldes posee el más ifiesta apenas abajo la forma de con ción crítica de aquélla, no como alto grado ese don en que todo el escrisentimiento tácito, fúgase para seguirlo, aprobación de lo que, siendo corregible, tor se manifiesta con síntesis natural, adopta a su arrimo la vida del resero. resulta estética y honradamente inacep como el pájaro en su canto.
que es, por cierto, la suya, y conducien table. En arte no hay término medio ni Cuando se dijo que pintaba bien las do reses adquiere a la vez paternidad capitulación posibles: lo que puede es cosas campestrés porque las conoce bien, adoptiva, oficio y carácter, o sea, la po tar mejor debe estar mejor. Porque el confundíase el don de pintar con los me.
sesión completa de sí mismo en que con deber de belleza impone la aspiración a nesteres de la pintura.
siste la verdadera libertad.
lo perfecto.
No, a buen seguro. Pinta bien el camLa novela es eso. Un relato, sin com Una índole artística tan poderosa co po, no porque lo conozca, sino porque plicaciones de la indicada formación mo la de Güiraldes, merece la severidad es artista. Cuántos habíanlo conocido tísica y moral, en el desarrollo, por de viril con que Sombra, el gaucho de bron antes, con igual perfección, sin pintarlo cirlo, así, rectilíneo, del propio rumbo ce, trata al mismo protagonista de su Ni es verdad que saber mucho pampeano. Protagonistas y paisaje de. novela. El perdón es la piltrafa de los las cosas induzca al arte. Leonardo terminanse, pues, recíprocamente, cons menguados. Por esto, el héroe antigua dibujó como botánico millares millares tituyendo la poderosa unidad que carac. según lo enseñan los modelos de la Ilia.
de flores; y en su pintura, la flor está teriza, desde luego, a la obra lograda. da, ultimaba a su adversario, rindiendo casi ausente. Las más notables que reTras algunos años de vida común, el mu así a esa valentía, por digna que era de cuerdo son, por cierto, las azucenas conchacho recibe un día la noticia de que la suya, el último honor, con no dejarla vencionales del ángel de su Anunciación.
como hijo natural de don Fabio, su prosobrevivir derrotada. Cuando Héctor Boticelli, que no sabía botánica, fué un tector, quien acaba de fallecer, hereda cae, vencido por Aquiles, no es la vida divino pintor de flores.
sus campos y estancia, hallándose, así, lo que le implora, sino la honra póstuma Insisto en decir pintura, pues repito rico y patrón de la noche a la mañana. que ultrajarían los perros. Quien ha na que es pictórico el sistema descriptivo La nueva posición indúcelo, poco a poco, cido artista de la palabra, tiene el deber de este autor, así como su procedimiena instruirse como es debido, lo cual exde formarse escritor. Es la exigencia to es poético. De aquí, sin duda, su inplica con acierto, su capacidad de na. a que los demás tenemos derecho sobre tensidad simpática.
rrar, su sensibilidad a la emoción artísti el talento. Porque éste es una virtud Muchos de aquellos cuadros son magca, de cpisodios y paisaje, y la adopción dominadora, y no podemos consentirle níficos en sí, y más de uno quedará cládel idioma gaucho en que saldrá más que nos subyugue sino con armas tem sico.
propia, por la mayor intimidad del re pladas a la perfección. Así el de la lluvia sobre el primer cuerdo, su expresión ya literaria. Pues Entre tanto, la calidad sigue impo arreo (cap. IX. el del baile (cap. XI. la adquisición de la cultura mental, no niéndose en las páginas de ese libro her el de la riña de gallos (cap. XIII. el ha destruído en su alma el cariño gaumoso y fuerte. Tratado, diremos así, a del embrujado (cap. XV. el del rodeo cho que define su sensibilidad y caractela manera de los pintores, es una serie (caps. XVI y XVII. y en este último riza su estilo, los del cangrejal y la lucha con el oro.
Realizarlo con maestría apenas discuPor último, los de la carrera (cap.
tible en una que otra expresión, dema.
XX. la doma de potros (cap. XXII. el Cansancio mental siado literaria, quizá, venciendo la doble duelo a cuchillo (cap. XXIII) y el últiparadoja, estética y psicológica que remo arreo (cap. XXIV. Son, también, Neurastenia sulta de semejante situación, revela un de mencionar los cuentos, sobre todo, alto temperamento de artista. lo realel segundo (cap. XXI. za mejor, si cabe, la otra dificultad. Surmenage los caracteres. Con ser todos homhonrada, pero tremenda dificultad de bres del mismo oficio primitivo y monóconservar el interés, más que permanen tono. No hay uno solo entre tantos, te, vivísima, sin acudir a ningún recurso pasan de veinte cuya personalidad no del oficio o de la fábula, en una serie de cause vivo interés. Basta describirlos son las dolencias que se cuadros episódicos, reducidos a tres eleexactamente como son, para que cada mentos pobres: el rasgo directo, lo que curan rápidamente con uno vaya imponiéndonos su poderosa es decir fotográfico, el diálogo y la meindividualidad; o, lo que es igual, el getáfora objetiva, o sea el modo más pri.
neroso encanto del hombre libre. La mitivo de comparar. Es el procedimienlealtad del lenguaje con que nos lo dice to de la poesía, llevado a la prosa, vale y nos lo hace hablar el autor, acentúa decir, con la desventaja esencial de la esa simpatía. Su sabor de veracidad suplencia, que sólo a fuerza de tempeel medicamento del cual dice familiar tiene gusto a patria.
ramento, puede salvar el escritor. Pe el distinguido Doctor Peña Otro rasgo importante, y bien gaucho. ro ello significa también el triunfo de la Murrieta, que por cierto: la mujer apenas cuenta, epicalidad pura, en que consiste la genuina sódica y como apagada en la vigorosa excelencia de la sazón fruital. el riessombra varonil; más bien temida que dego de no tener alternativa entre la be presta grandes servicios a tra. seada por aquellos hombres cuya dura lleza lograda y la afligente trivialidad; tamientos dirigidos severa y vida retráelos en una especie de bravía entre el equilibrio sutil del pájaro que se honestidad. Faltan, asimismo, con ve.
científicamente sostiene volando y la revolcadura del peracidad no menor, el vicio y la política, lele despatarrado; entre la gallarda naque apenas se insinúa en su ridícula ba.
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