EDITOR: García Monge REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA.
Desde que Garrison fundó su Liberator no hubo paz en la Unión: cómo crecen las ideas en la tierral José Marii.
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Correos: Letra Estampas Del sabroso Sarmiento anecdótico Colaboración directa Sarmiento Este amigo nuestro, lector asiduo de Sarmiento, señala en las Memorias del gran edificador argentino, la anécdota siguiente: Entre otros accidentes en la derrota del Pilar, me encontré de manos a boca con un escuadrón sanjuanino de azules. El trompa al reconocerme (iba prisionero. Ah. pícaro. exclamó blandiendo el sable sobre mi cabeza, te acordais de los palos que me distes en jachall. Vaya que esta vez la muerte se presentaba sin embargo. No creo que fuese artificio, sino respiro de aristócrata mi contestación. Si vuelvo a ser tu jefe y cometes faltas, te he de dar otra paliza. El trompa era mulato y había sido sirviente de do Martina Carril. Oyó al amo y no al jefe y tuvo miedo de levantar sobre él la mano. Agradezca. me salvé.
Comenta nuestro amigo: Es una gran anécdota, digna de sacarle punta.
Ciertamente, es una gran anécdota, pero, acaso no es en pequeño la misma historia del esclavo escita? En Herodoto la han hailado los que la han contado. El escita se vuelve amo y tiraniza con insolencia. Un día para domarlo alguien recuerda que el látigo infundió en el alma del escita la sumisión del esclavo. Entonces se levantan millares de látigos contra las espaldas de los escitas y de amos agresivos se tornan esclavos apocados. La tarea terrible del esclavo reaparece en las generaciones escitas y cuando han cobrado personalidad y se sienten fuertes y quieren defenderse de la conquista, el chasquear del látigo los abate. Lo mismo que el trompa de la anécdota de Sarmiento. El trompa había sido sirviente de Sarmiento y había recibido látigo y puntapié para corregirlo. Los azares de la vida tan amigos de engañar al hombre, hacen del criado un señor de posición militar, Como señor va a las batallas y como señor se enfrenta con Sarmiento cuando éste cae prisionero. Como señor grita al antiguo amo y le ofrece palos y castigo. Parece libertado de su pasada condición de sirviente de mulato. Pero la tara no se ha borrado. El trompa sigue siendo un desgraciado a pesar de sus conquistas militares. Sarmiento debió recordar a Herodoto cuando dijo al trompa insolente: Si vuelvo a ser tu jefe y cometes falta, te he de dar otra paliza.
El escita apareció en el alma del militar y acabó con sus bríos.
La historia vuelve, una y mil veces, a repetirse en esta humanidad escita.
No puede el que lleva la tara fatal lidota contada por Sarmiento revela a qué grado de desventura trata el esclavo escita de llevar la inteligencia. Sarmiento no era para el trompa el argentino de inmensas capacidades creadoras que estaba haciendo, sacándose de su entraña una patria. El trompa no veía sino al antiguo año que lo había azotado para hacerlo persona. Sarmiento en manos del esclavo escita era el estropajo a quien había que dar trato de desgraciado. La mentalidad del trompa es la misma mentalidad del escita con grado militar. En cuanto precisa acabar con la inteligencia el trompa está listo e inquieto. Chato y canalla no tiene respeto por la inteligencia. Para él lo deseable es rebaño que no da unidades que sobresalgan.
Pero no hay que permitir que los trompas tengan dominio sobre las naciones. Recordemos la tara que los ata a su esclavitud perenne, a su esclavitud eterna. Cuando nos quieran arrebatar la inteligencia volvamos al látigo y sacudámoselos fuerte para que sangren y se abatan. De lo contrario se impondrán y seremos víctimas de esa humanidad oscura. Qué habría sido de Sarmiento si no alza sereno y fuerte el látigo contra el trompa? Se habría impuesto el trompa Sarmiento habría perecido bajo aquellas pezuñas salvajes. es que no podemos dejar que los escitas nos devoren. La milicia les da mucha mayor insolencia y destrucción.
Pero en nuestras manos libres está abatirlos. Son chatos y no hay que olvidarlo. Son escitas que continúan siendo esclavos y ésta es la clave para destruirlos.
No lo olvidemos: el escita militar es la calamidad mayor de un pueblo, porque desbarata la inteligencia. Es feroz con esa ferocidad de bestia que no tiene nada que respetar. Lanzado a destruir, destruye sin contemplaciones. Pe.
ro como lo sabemos, el deber nuestro es tratarlos como a esclavos chasqueándoles el látigo que les revive su condición de sumisos. Guerra contra los trompas.
que son los vástagos de los antiguos escitas esclavos. Guerra dura contra los trompas que quieren acabar con la inteligencia para hacer ellos de amos de naciones. Si no hacemos guerra al escita estamos condenados a perecer. el dilema es: o el dominio para la inteligencia, o el dominio para el trompa.
o el dominio para crear, o el dominio para continuar la tiniebla.
Juan del Camino bertarse de ella y en cuanto escucha el látigo acaba su orgullo. Ser escita es la condición más infeliz de la persona, porque la voz de mando la da tarde o temprano el amo. Ser escita es convertirse en altanero, es revivir los ultrajes acumulados en el fondo de su alma y echarlos sobre los espíritus libres. El escita, como el trompa de la anécdota de Sarmiento, crece en poder, pero no en libertad. Todo en él es fachada. Por eso cuando conquista puesto de mando despliega una fastuosidad que lo haga ver temible y grande. Necesita imponerse y si lo cubren atributos militares, no tiene confines su agresividad. EI escita militar es la humillación mayor que puede sufrir un pueblo. La anécC 50 INDICE CON EL ULTIMO CORREO: Anita Loos: Los caballeros las prefieren rubias. asta. Los estoicos. Epicteto: Máximas. Marco Aurelio: Pensamientos. Boecio: De la consolación por la fisonomía. Pasta. 00 Martinez Sierra: Tu eres la paz. 50 Hernández Cata: Los frutos ácidos. Pasta. 50 Homero: La Odisea. Pasta. 00 Wladislaw Reymont: El casamiento de Macie Boryna. Pasta) 00 Costa Rica y junio de 1933.
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