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185 REPERTORIO AMERICANO Tres canciones dispersas Envio del autor. Buenos Aires, CIELO AZUL Flor de arrayán, flor vesperal, y con la luz te mando esta mirada, porque jamás podré decirte nada.
RAMA INERTE Con repentino sobresalto Siqué solo estoy. no tengo nada.
vuelvo los ojos a lo alto: el cielo, azul; la nube, blanca. Qué solo estoy, solo y perdido, rota en pedazos la esperanza. pero me entrego al hondo olvido del cielo, azul; la nube, blanca, Aunque soy la rama inerte que se lleva el agua ciega, una voz a veces llega que me dice que despierte. Oh, cuántos trágicos afanes ceniza son, ceniza amarga. Calla. no hables. no profanes el cielo, azul; la nube, blanca.
Nada reprocho, nada digo, vuelvo a la altura la mirada: Lejos, nuy alto, están conmigo el cielo, azul; la nube, blanca.
Yo bien sabía que no duran las cosas nuestras: son palabras. Calla. no sientes cómo curan el cielo azul; la nube, blanca.
Mucha gala y flor primera tengo cerca cuando paso.
Pero dejo yo al Acaso que me lleve como quiera, Bien podría detenerme. pues, al fin, a nada sigo, pero. bah. yo mismo digo: isigue siempre. sigue y duerme! Aunque soy la rama inerte que se lleva el agua ciega, sé que el alma a veces llega a vencer su propia suerte.
Pero de un silencio sé, Liqué total y qué vacío! cuando inerte, quieto y frío, me pregunto. para qué. Para qué parar el paso si tendré que caminar. Si más pronto he de llegar en el agua del Acaso!
Enrique Banchs Un gran perdón y un gran consuelo como en un sueño lavan mi alma. Oh, qué piadoso sueño el cielo, el cielo, azul; la nube, blanca!
Enrique Banchs Visto por Valdivia. FLOR DE LAS FLORES. Tuve algún día, de algún modo, una amargura, una esperanza. Oh, qué me importa! Allí está todo: el cielo, azul; la nube, blanca.
Flor de la estrella federal, en soberano orgullo empurpurada.
mas yo, en mi torre, aparto la mirada.
Recordando a don.
El Consul de la.
Flor de la liana tropical, te acercas a mi torre, alta y serena, pero floreces con la sangre ajena. Viene de la página 181)
Flor del sombrío lauredal, sube obscuro y pesado tu perfume que, conio pesadilla, me consume.
Flor de veronica pradal, pequeña y tierna, tu humildad es tanta, que inueres cuando uno te levanta.
Flor de arrayán, flor vesperal, voy a buscarte antes que muera el día, y me dicen, mi amor, que no eres mía.
Flor de arrayán, flor vesperal, aunque tú no me ves, siempre te miro.
Con el viento te mando este suspiro.
trar asi que no sólo servimos para destruir, sino también para construir.
podrían servir de breviario a los jóvenes de Costa Rica, cuya única preocupación parece ser la de llegar a viejos por el camino más cómodo.
No resisto el deseo de transcribir aquí una carta suya en que comenta los momentos presentes. Se refiere al gobierno de su país, pero lo que dice se podría aplicar a cualquier gobierno capitalista. El gobierno fluctúa y no atina a orientarse. Le falta comprensión y unidad. En una palabra, ignora su misión y el momento en que actúa. Conservador, sin darse cuenta hasta qué punto lo es, ensaya actitudes que resultan ridículas e inofensivas para sus propósitos, empleando viejos sistemas, que en el pueblo, hasta el menos avisado, bien conoce. En fin, se palpita ya que la liquidación de los viejos usos se avecina No hay, pues, más que seguir en la brega. Nada de debilidades. Un esfuerzo más y habremos derrumbado hasta los últimos escombros. Pero esto obliga a preparar los elementos con que hemos de reedificar (Nota: aquí aparece la fe que tenía el viejo Urién en la escuela. vale decir, continuar la obra, esta vez.
en sentido verdaderamente positivo. Si la primera tarea fué ruda, la segunda debe ser formidable. Tendremos que superarnos, enrolándonos ahora también en las legiones de ataque para demos(Viene de la página 152)
espíritus del socialismo pre marxista. Pero, cuánta honradez, cuánta fuerza inteligente, cuánta desinteresada abnegación ponía en sus empresas! Me he rozado, en las peripecias de esta. lucha en que milito, con varias docenas de técnicos en el álgebra revolucionaria, muy nutridos de El Capital. de Marx y muy saturados de leninismo teórico, que sin embargo jamás han sentido esa fanática convicción socialista de don Arturo Urién. Probidades como la suya tampoco abundan mucho, desgraciadamente, entre los peritos en revoluciones sociales.
Su labor anhelo más la profundidad que la extensión. Por eso no dió a su actividad proyecciones de masas. Creyó, en mi con.
cepto erróneamente, que bastaba con una acción de grupos, con un superamiento de grupos, para forjar los núcleos capaces de realizar una transformación social de vasta3 proyecciones. Fiel a ese criterio, no milito en los partidos obreros, ni vivió la vida caldeada del sindicato, ni dijo desde la tribuna del mitin lo profundamente que odiaba a este desorden social en que vivimos. Su muerte ha pasado anónima, por estas circunstancias, para los mismos en cuya redención soñaba y por cuyo mejoramiento combatia. Esto prueba que ni siquiera tenía en sus actividades la ambición del proselitismo, el acicate de saberse respetado y seguido por millares de hombres. Los que le queríamos y le conocíamos en su esfuerzo perseverante, éramos unos pocos, en su país y otros poco3 regados por las tierras en donde vivió.
Hizo labor callada y terca de sembrador de inquietudes este anciano que acaba de morir en Buenos Aires.
Rómulo Betancourt San losé, Sellembre de 1933.
Al morir, encargó don Arturo Urien que quemaran su cuerpo y regaran sus cenizas en el suelo de la chacrita con su escuela al aire libre. Quería seguir identificado con su obra, que parte del polvo quc formó su cuerpo anduviera entre el polvo que hollarían pies de niños. Hermoso romanticismo el de este viejo, que brilla sobre esta época de la inflación y del tanto por ciento, como debe brillar la estrella de los Magos sobre los rascacielos de Wall Street.
Carmen Lyra Setiembre, 1933. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica