Democracy

318 REPERTORIO AMERICANO Fiesta patria. com En el desfile. Como todos los años, la banda de música en la plaza del pueblo ejecuta el Himno, que apenas si corean los nihos de las escuelas, endurecidos los labios por el frío. Pero el hombre de las bombas se encarga de traducir el entusiasmo patrio hendiendo el aire con el más ingrato de los ruidos.
A, la cabeza de la columna, las autoridades del pueblo toman posesión del palco oficial y alternan con ellas las damag más representativas del lugar.
Los oradores, en riguroso orden jerárquico, hacen oir sus discursos y la atención decrece paulatinamente, porque los ruidos sonoros de las palabras huecas repetidas con incansable tenacidad, se tornan insoportables.
En tercer lugar, las escuelas.
Niños niñas estas últimas disfrazadas de argentinas con moños celestes de papel en la cabeza. soportan con admirable resignación el espectáculo. La democracia, la igualdad a.
que se tiende haciéndoles vestir a todos el guardapolvo blanco, cae al primer vistazo del observador. Puede el guardapolvo salvador. igualar los piececitos de estos niños alzados unos con el flamante zapatito charolado y cubiertos otros con la gastada zapatilla que mal disimula la media remendada. Puede el guardapolvo salvador igualar todas estas caritas, rosadas y relucientes de bien nutridos organismos unas, y amarillentas y pálidas de miseria, otras. Puede el guardapolvo salvador igualar la expresión tranquila de este niño bien abrigado con la de aquel otro cuya camisetita de algodón y su pantaloncito barato dejan filtrar el frío que endurece los rostros? Una sola cosa log iguala: su inocencia; ellos no saben lo que dicen esos hombres que hablan.
Vienen por que los mandan y porque tienen la intima esperanza que al final del suplicio repartirán caramelos.
Al frente de la escuela, el director se siente en ese día patrio, más que nunca, general en jefe de fuerzas de mar, tierra cielo. El director desde su puesto observa la correcta formación de los grados, el acompasado y marcial paso. Su oído. es sordo para toda cosa que no sea el ruido del paso de sus alumnos. sus ojos. son ciegos para toda cosa que no sea la perfecta alineación de los grados, y su corazón insensible a toda emoción, que no sea la del orgullo que le produce el desfile modelo de sus alumnos.
sus fallas para que las salven sus errores pata que los suprimane Enseño donde hay campos sin labrar, minas sin explotar, fuerzas na(Viene de la página anterior)
turales que encauzar. Digo que en mi país hay analfabetos que reclaman escuelas, pro ¿Quiere que le saque él sombrero de un vincias que tienen innumerables. enfermos, bastonazo?
donde la tuberculosis y el alcoholismo haLas señoritas aplauden, sonriendo.
cen grandes estragos. No digo que mi paTambién entre las mujeres, que cantan el tria es poderosa: digo, enseño, cómo, puede.
Himno está la señora aquella de cuyas magerlo.
nos saqué una vez, magulladas las carnes, a la pobre negrita que le habia dado el juez de menores para esclava.
El pueblo. Y, sin embargo, atrás de los niños entumecidos de frío, tan atrás que no También ella tiene como todos, la escaTapela argentina prendida de su pecho.
öyen. los discursos, ni veri a los oradores, hay un grupo de patriotas cuyas manos, en yo miro la mia colocada en la solapa de mi durecidas. y ásperas no saben trazar en el mejor vestido. Un gesto sombrío. me tueraire, gestos, artisticos, pero que. empuñan ce los labios. Señorita. no está conforme cómo nos la herramienta que no es, elegante, pero que portamos? me interroga un alumno que ha es fecunda; cuya palabra no es fácil, pero, sorprendido mi gesto.
cuyo sentimiento es puro, cuyo traje no es suntuoso, pero cuya vida es útil. Son los No, es que tengo las manos y los pies trabajadores del país, patriotas aún sin hahelados.
He mentido. Tengo el corazón helado ante ber nacido, en esta tierra. este espectáculo de hipocresia. Me da ver En ese grupo, está, sin duda, acompañán: güenza ser hermana de todas estas gentes dolos, el espiritu de Moreno, orgulloso de llamar hermano patriota a cada uno de esque ostentan mi mismo símbolo. sin quetos hombres de manos toscas que forjan la rer, instintivamente, cubro con la solapa de mi mejor vestido la enseña blanquísima y nacionalidad, creando al pueblo la independeñcia económica y que, en verdad. vain azul.
ebrios ni. dormidos, tienen inspiraciones: con. Yo, sin más distintivo que mi corazón, me tra la libertad de su patria. siento más argentina que ese director en 62 jefe, que ese orador florido y ampuloso, que esas: señoras que aplauden elegantemente, Después. en las fiestas, discursos. Yº que el hombre del bastón que hace respetar el en los discursos, fraseg ampulosas, graridioHimno.
sasi. las tengo en el oido fresquitas aún. Porque, desde mi cátedra: digo, la verdad a «Soberania nacional. grandeza, del país, mis alumnos, y no 168 declamo que mi país naciones progresistas. industrias florecienes el mejor del mundo, sino que les señalo tess, etcétera, sus defectos para que ellos los subsanen; Llego a la escuela, y no sé cómo viene al caso, pero oigo que me cuentan unos alumnos: Yo duermo con dos hermanitos en un INDICE catre.
Otro. En mi casa somos cinco y hay dosica: mas. En la cama grande de imi. mamá.
duerme.:mi papá, mi, mamá y mi hermani: ta. Yo y mi hermano más grande en el CUATRO LIBROS: catre.
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de la capital. diez minutos de distancia (Sus orígenes, sus hombres, su obra. 00 de donde hablaron de grandeza nacional, Rafael Seco: Manual de gramática espapaís rico. industrial. floreciente, vanguar ñola. Morfologia. 75. dia de la civilización. etcétera.
Rafael Seco: Manual de gramática espaY todas estas frases huecas, ampulosas y ñola. Sintaxis. 75 falsas, mezcladas con estas otras sencillas y Waldo Frank: América hispana. Un retrato sinceras de mis pobres chicos, megolpean en el corazón angustiándome. laci y una perspectiva. 00 Solicitese al Admor. del Rep. Am.
Herminia Brumana.
43 Veo que Cuando quiera tomar una.
Buena Cerveza Soy más argentina. Como no oigo a los oradores, observo a mi alrededor.
mis alumnos se ríen. Miro. Una señora bien, que, conozca, y no da: hijas al país por no perder la línea, ha traído, a la concentración su perrito. Lo ha levantado en sus brazos, para que él también con cintita argentina al cuello vea. al orador: Ei perrito, se ha puesto a ladrar, y eso ha he cho reír a los chicos. Yo, confirmo, una vez más, la inteligencia de los perros.
Por la calle del hospital de donde lo han dado de alta esa mañana, pálido aún, y lentamente, llega a la esquina de la plaza. un hombre. Se detiene junto a un grupo de señoritas que charlan y festejan las gracias de un joven, inútil empleado nacional. En ese momento ejecutan el Himno, y el hombre ¿distraido. enfermo. rebelde? ha permanecido con el sombrero puesto.
Entonces, en el momento en que el suavisimo «coronados de gloria vivamog» se deja oir, la voz del joven que enarbola su bastón se oye áspera, dirigiéndose al hombre; pida Selecta Es un producto Traube Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica