LiberalismViolence

REPERTORIO AMERICANO 379 Segovia. Los rapaces de las tres nove.
las que forman La lucha por la vida. son pícaros, genuinos pícaros de las ciudades castellanas, puestos en ambiente más amplio, disecados por una mente más compleja y más moderna.
un gia, difícilmente se podría sacar un programa o una orientación bien definidos.
Conservador a ratos, nos da luego pruebas de un inesperado liberalismo. es que sa mente, es sobre todo realista, de un realismo castellano de buena cepa, que se pliega, ágil y humanamente, a to.
das las versatilidades de ia vida. De allí le viene, quizá, ese pesimismo suyo, un tanto conformista y desconfiado.
Es incapaz de atacar o de darnos un panorama total de un problema de vida nacional. Las ideas no le interesan en sus aplicaciones menudas y prácticas. De un artículo de Max Jiménez, se deduce, ante todo, una nueva visión emotiva.
del asunto; lo curioso en él es que su criterio sugiere un nuevo punto de arran.
que, desplegando así, ante la mente del lector, todo un vasto y fresco horizonte de diferentes posibilidades. nosotros nos ha sucedido esto; que tenienco ideas bien definidas sobre un asunto, bien manoseadas y computadas, unas cuantas líneas de Max Jiménez nos han hecho cambiar de parecer. he aquí lo paradógico de la situación: que al recomenzar la empresa, no hemos tomado en cuenta lo antes dicho MAX JIMENEZ, ESCRITOR POLITICO para nada por él.
Enrique Macaya Lahmann San José, Costa Rica. Noviembre de 1933.
El arte del dictador De Caras y Caretas. Buenos Aires.
Ha llegado a nuestras manos el diario de la mañana. Sabemos que ha de venir en él un artículo de Max Jiménez. Lo buscamos con ansiosa curiosidad. Lo encontramos en la primera, en la segunda o en la tercera página, eso no tiene importancia alguna. Es corto; de sugestiva y sutil brevedad. En él encontramos, una vez más, su criterio de siempre, independiente, sano, nervioso, viril. Sus opiniones son como hilillos de agua fresca y clara que se deslizan apaciblemente y con penetrante vigor al mismo tiem.
po por entre la corriente turbia y removido de nuestra opinión pública. Las leemos con el mismo íntimo regocijo (aunque en un plano ideológico completamente diferente) que nos impulsa a abrir la Sagrada Biblia, justamente en aquellas doradas páginas que contienen su delicioso Cantar de los Cantares. No pretendemos con esto Dios nos librara. comparar el resto del libro divino, con 10 que queda de nuestra opinión pública, sóio aspiramos con ello, a dar una idea del sabor refrescante que tiene para nosotros el pensar nuevo e independiente del poeta costarricense.
La nota preponderante en Max Jiménez, es su originalidad de criterio, el inespe:ado punto de perspectiva que adopta en frente de los problemas que estudia. Su pensamiento trafica siempre por un sendero, que, la mayoría de las veces, nos es desconocido; su huerto espiritual que tiene algo de jardín de Francia y de solar español al mismo tiempo. es un huerto de sorpresas. los árboles que le dan sombra y apacible reposo, fueron plantados por sus propias manos, sin que el aire de fuera, llegara nunca a estremecer sus serenos ramaies.
Entre Max Jiménez, el poeta, y Max Jiménez, el curioso observador de nues tra vida política, hay muchas semejanzas Vemos en ellos, los mismos métodos de transcripción, las mismas afinidades selectivas Un impresionismo brillante y malicioso, de comentario directo del momento, de la emoción intelectual que pasa, fugaz, nerviosa y precipitada.
Sus opiniones políticas han de ser, pues, fragmentarias e insuficientes, las más de las veces; germinadas a manera de intuición directa, poco descriminativa y reflexionada, pero de una espontaneidad saludable y vigorosa. Sus ideas dan la impresión de explosiones vitales de su merste en que se desahoga su recia naturaleza de hombre sin prejuicios, en contra de lo que él estima falso e injusto.
Nada hay en sus escritos de sólidamente constructivo; nada de esos extensos sistemas de pensamiento tan afines a las mentalidades sajonas. De su ideolo.
Universal es la creencia de que el dicta. nerle en el trono. Para conseguirlo trador constituye la encarnación de un po taron de organizar un fuerte ejército, der ilegal, adquirido por la violencia, por pero los plebeyos se negaron a entrar en un golpe audaz, y no conferido por nin filas si antes los patricios no renunciaguna forma orgánica de la voluntad pú. ban al cobro de los créditos que sobre blica.
ellos tenían. Para pelear por Tarquino En los tiempos modernos, no so po había que empezar por perdonar las deucas, efectivamente, las dictaduras de ori. das. Aquellos remotísimos soldados ro.
gen violento, por medio de pronuncia manos sólo aceptaron guerrear limpios mientos y cuarteladas. En la América de toda trampa. Si serían dignos! Los de habla española hay sobre esto una aristócratas anhelaban la vuelta de Tarlarga experiencia. tampoco falta en quino, pero no querían aflojar la plata, la misma Europa, aunque en el viejo condonar las deudas a los que habían de mundo este género de movimientos polí.
luchar, Con tal motivo se armó un gran ticos no haya sido tan frecuente durante bochinche entre plebe y aristocracia. el último siglo como en los países de ul para conjurar el conflicto y sofocar las tramar. La causa determinanate de esta pasiones acordó el senado nombrar mamenor frecuencia no se debe, como creen gistrado especial a Tito Largio, con pociertos espíritus superficiales, a que la deres absolutos, quedando suspensas to.
civilización de los pueblos europeos sea das las demás magistraturas. El amigo superior, sino al régimen democrático Largio quedó, en suma, convertido en un americano, que si bien es más progresi verdadero dictador, con las mismas favo, lógico y humano que el monárquico, cultades oninimodas de los reyes antipréstase más a los golpes de estado y al guos. Podía imponer, sin intervención surgimiento de las dictaduras.
de otra autoridad, por su exclusiva deci.
El primer dictador que hubo en el sión, todo género de castigos: destierros, mundo, Tito Largio, fué completamente confiscaciones, azotes y penas de muerlegal, nombrado por el senado romano.
te. El nombramiento de dictador, se haDiez años hacía que se había instaurado cía por seis meses; tenía, pues, carácter la república Los partidarios del destro transitorio; pero los partidarios y los in.
nado Tarquino se esforzaban por repo tereses creados en torno de la dictadura PAPEL TAPIZ Enorme surtido desde 60 Cts. el rollo, en el CICLO CLUB99 TELEFONO 2888 SAN JOSE APARTADO 323 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica