Liberalism

REPERTORIO AMERICANO 195 Al soplar del tiempo del pobre, del abandonado Lamartine, en dad de la pierna, que en su juventud le tuvo París, deseoso de echarse sobre sus jóen cama siete meses, época de la cual se sirvenes hombros la cruz poco divina y navió para admirar con su Instrucción; caminaba despacio, con gravedad, como quien está da reder:tora del viejo poeta. Pero no: Vacio que es tristeza por todo mi pasado seguro de vencer en caso de alguna embestiNi una ni otra cosa fue ridícula, ni fea. como una mano exangué que no logra estrechar.
da repentina. Vestia, el dia en que le conoci, Ambas fueron muy bellas. Así somos Los amigos dispersos, el destino ha soplado un sobretodo negro y muy largo, puños y cuede bellos los americanos latinos, así so la flor de la esperanza que no ha de germinar.
llo muy blancos, corbata y pantalón también mos de piadosos, de generosos, de hcnegros y sombrero de copa alta.
Jamás se roicos, de buenos. por qué ha de Cansado de futuro: me ha separado de la imaginación la idea ser ridiculo que cuando la espoliación la ley de ir adelante, de que influyó mucho en las minuciosidades de la Santa Sede en 1870, García More. allá el fondo és oscuro, exteriores de su vida la lectura de aquel no siendo jefe de Estado se hubiese di el pasado brillante.
Byron, cuyo nombre le causaba estremecirigido al rey de Italia? Infinitamente mientos con frecuencia. Uno y otro admiramás ridícula es la correspondencia entre Creia en las auroras, ron a la naturaleza y pregoraron esta admiMontalvo y Víctor Hugo: Apocalíptico ahora por las tardes recuerdo mi esperanza.
ración en páginas que son eflorescencias melodiosas: lloraron, se rieron, se echaron de hiterremoto había dejado en ruinas las Son pétalos del alma el caer de las horas, nojos, inquirieron al otro lado de las nubes la principales poblaciones del Ecuador; mi la vida tiene fija la punta de su lanza.
carilla de un serafin juguetón, en los lagos la ilaras de seres humanos habían perecide alguna nereida embelesante, en el cáliz de do. Los curas ordenaron rogativas Las noches, los amigos, la corola destino la flor un beso, en el océano y el firmamento ioh ridiculez. no. pero Montalvo se que oculta por la vida el imborrable sino. al Todopoderoso.
dirigió a Víctor Hugo y el cantor del Las vanas ilusiones de volver al pasado Roberto Andrade Momotombo le respondió que sí, que ya que al fin quedan sepultas y todo es olvidado. Del libro Montalvo y García Moreno. que tanto había su lira castigado a los tiranos ahora se resolvería a fustigar Max Jiménez Buscamos con el presente vo! umen a matambién a esos otros azotes del hombre: Alajuela, abril de 1932.
nera de iniciar a los jóvenes latino americaLos terremotos! Pero no. Ni lo de Garnos en la lectura de un escritor que auna a cía Moreno ni lo de Montalvo fue ridícu.
su constante afán por el bien de los hombres, lo, ni feo. Ambos obraron con belleza. la inferioridad en que, en este primer el modo más alto de corresponderse con ellos Así somos los latinoamericanos. Ridícu centenario del nacimiento de Montal en la lengua castellana; y que posee la inalo, en todo esto, sólo Victor Hugo, y vo si Montalvo nació en el 1832. nos preciable ventaja te preocuparse en los asunuizás ni él. No. Ni él, Pero, si alguien, encontramos. Pues cuando ha triunfado tos de América con el cariño y el interés proél y sólo él.
el conservatismo nos ha ido mal, y cuanpios de quien defiende la casa paterna.
Nuestro problema, pues, es cómo ha. do el liberalismo, peor. Oh, iras liberaremos las paces entre esos dos represen los porque García Moreno consagraba Lo que lo caracteriza es su actitud varo.
tativos nuestros tan enemigos entre sí, nil delante de los usurpadores del derecho al Papa el diezmo de las rentas naciohumano, y lo que en la literatura universal el conservador clerical y el liberal mor nales del Ecuador! Pero. quiénes han le dará un puesto privilegiado es su gran codedor de obispos; cómo los depurare sido los que casi totalmente han entrenocimiento del idioma en que escribe y la mos a los dos y sintetizaremos sus reñi. gado los judíos de Wall Street nues nobleza de sus asuntos.
das bondades que son nuestra bondad. tras riquezas? Hagamos un repaso de Juan de Dios Uribe.
Porque esa es nuestra gran necesidad. los gobicrnos liberales de América LaLa división amarga y engendradora de tina de los últimos cincuenta años y llo (En la Advertencia de Lectuodios con origen en ese pleito ha sido remos de vergüenza quienes hemos sido ras de Montalvo, Quito, 1898. fatal para nosotros. ella le debemos libérales.
Lo que más nos interesa en Montalvo no Persiles son los asuntos, es la rareza con que los prePuntarenas, abril, 1932.
senta, la sensación tan personal de él, la doctrina que exprime tan categórica y lozana.
Acaso nog apartamos de su filosofía por vaga y dogmática, pero nos enamora su énfasis, la Nuestro Don Juan Montalvo.
seguridad con que decide todo, y la confesión desenfadada de sus simpatías y sus odios. Es(Viene de la página 193)
tos últimos tienen la atracción de lo prohibido: se queda uno con ellos, no puede olvidar te, labios en cuyas delineaciones estaba escri cabeza cuando se inclina en actitud de escu lo que el escritor ha odiado. Averigua el viata la costumbre de pensar, así como la in char; doblándose un poco sobre e! pecho al jero, verbigracia, por el granuja de Veintecorrupción de su existencia, y ligeramente peso de hondas desdichas y altas ideas. Esta milia, un tiranuelo adrede, cruel, vulgar y cicubiertos por un bigotillo largo, pero ralo. actitud era en el más característica que el nico, como hay tantos, y no logra apartarlo Destierros, privaciones, calumnias, contra arrogante porte con que se levantaba cuando en la memoria de la hiperbole de las Catilitieinpos, empleo cuotidiano de la fuerza in sentia los ojos del observador fijos en los su.
narias. El rollo de la palabra de Montalvo terior denominada energía, meditación, estu yos. Bri! laban estos entonces bajo la ar abruma; ha plantado una nueva floresta del dios, soledad, desengaños, muchos y muy crua. queada ceja, negros, profundos por lo redu idioma y se va por ella como un salvaje granles, melancolía profunda especialmente; todo cido de la córnea; afables y cariñosos, cruzá. dioso a caza de fieras y reptiles. Se requieesto había plegado la piel, corridos ios años, banlos fugitivas lamaradas de la fogosidad re iniciación para comprenderlo, y gusto lien la comisura derecha, y marcado en la fi interior de aquel espíritu que con tan com terario para admirarlo en sus pormenores sonomia un dejo de reconcentrada amargu pleta sinceridad dijo de si: Humilde con el artísticos; diré también que hay que prevera. Mucho después on el timbre de su voz, Señor, alto con los altos, me hago pequeño, nirse para no caer en sus extremos, porque la cual no era para resonar en la tribuna: como Filotas, cuando las hé con gente bonda se deja ir en el aerostático de su fantasia y ahogábala la pasión al salir, salía en modu dosa y modesta. Para los viles, desprecio; sin ser un ortodoxo es en ocasiones mistico.
laciones entrecortadas por involuntarias re para los malvados, odio; para los criminales, su gusto es serio y noble y se lo facilita a ticencias, viva, aguda, insonora; pero jamás espanto. Los hon. bres extraordinarios en los personajes de su agrado, así antiguos co.
revelaba tanto el temperamento encendido de los ojos tienen rayos con que alumbran y ani mo modernos, lo que falsea la historia de una Don Juan, como cuando recitaba composicio man, aterran y pulverizan. dice Montalvo ha manera elegante pero inconveniente. La Na.
nes en verso, o discurría acerca de algo tier blando de Bolívar. El héroe de Chacabuco y turaleza anima sus páginas con tal verdad y no o lacrimoso: entor. ces manaban de su gar Maipú fue celebre por el modo de mirar, atractivo, que as cosas que escribe del mun.
ganta, inflada como la de la paloma al arru corno lo fue el de Junín y Boyacá: los ojos do real, tienen, por el jugo de la frase, una llar, sonidos empapados en lágrimas. La de Montalvo eran extraordinarios realmente tentación irresistible. Ningún escritor hizo, nariz era valiente y recta, amplia la fren por la exactitud de las revelaciones de todas por otra parte, mejor uso de su talento. Azote, explosión de enormes anillos de azaba las tempestades del alma. Casi nunca tuve tó a los pícaros en la plaza pública, colgó a che. cuya abundancia era de sorprender en ocasión de mirarlos relampagueantes, o indig los tiranos en una horca que puso sobre los una cabeza tan pensadora. La forma de los nados; más aun meditabundos o festivos, Andes y sacó a la vergüenza los vicios del labios, añade el escritor europeo, quien lo co pesaroso o entusiastas. No miraba a nadie clero con un buen humor que da escalofrio.
noció poco antes de morir, acentúa la expre en la calle, y caminaba con paso regio, clau. Sus obras matan, crean legiones, libertan puesión de cansancio languidez que adopta la dicando levemente a causa de una enferme blos. Son la cantera de los escritores libres. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica