370 REPERTORIO AMERICANO se Qn EXPECTORANTE ORIENTAL timos con él; brutal nos plaa en este orador, no es simple modo violento, brutal. elegancia, sino índice seguro rebela contra todo lo que de lo que un hombre, un gopueda enmascarar, macular, bernante, ha de hacer después.
mancillar esos valores prístiY por esto el discurso de este nos y espontáneos. Brutal ha orador nos da la suprema imdicho el orador; brutal repepresión de la vida misma, con toda su intensidad, con sus alce voiver a decir. pensamos tas y bajas, que se está desenen España. nos revolvemos, volviendo ante nuestra vista.
como el presidente del ConseNos disponíamos a escuchar jo, contra todo lo que en el un discurso y nos hallamos en espacio y el tiempo ha podido presencia de una serie de acentorpecer el brote de ese matos. El orador prosigue en su nantial cristalino de la eneroración; hay en el curso de sus peregrinos y variados. No lo en estos momentos, hubiera gía española. Como para repalabras instantes, rapidísimos, necesitamos; el verbo es par visto como su doctrina resul cobrar el tiempo perdido y en que el pensamiento va más co, pobre; pero el matiz del taba plenamente justificada. en efusivo amor a España no presto que la expresión; la pa pensamiento está expresado, La palabra se encuentra de paramos mientes en la manera labra entonces no encuentra dentro de esa pobreza, con una acuerdo con la idea en este ora de decir las cosas, ni nos desu forma natural; se produce fidelidad, con una exactitud dor: la psicología del orador tenemos un instante en dudar una ligera defectuosidad; pero maravillosas. Algunos pasajes está perfectamente en armonía sobre las consecuencias de lo esa incorrección es pronto bl del discurso no podrían ser con los medios de expresión. que vamos a hacer, Nos exvidada. Ya el orador, con un abordados y más siendo el No nos placería que la seque presamos secamente, realiza arranque impetuoso, ha entra. orador quien es, presidente del dad y precisión de esta ora mos la obra que vamos a reado en una nueva e interesan Consejo sino poseyendo un toria fueran enturbiadas por lizar de un modo enérgico, tísima fase de su pensamiento. prodigioso dominio de la pa las galas del decir. Decir co presto, violento. En ese adDiríase que no tenía fuerzas labra. Tal es aquel pasaje en mo éste es el que corresponde jetivo, brutal. en el sentido para estar pronunciando este que el orador, con brío, con ar al carácter del orador. cuan de cosa espontánea y despojadiscurso, y vamos viendo, a dimiento, ha hablado de la mo do en el curso de la oración da de adherencias inútiles esmedida que se producen estas ral política y de la ética de se llega a ese momento dramá tá condensada la oratoria de periódicas intermitencias de la los hombres políticos. Un gran tico en que se nos habla de lo este orador y la actuación de energía, que el orador tiene escritor alemán. y nosotros íntimo del espíritu, sentimos tal gobernante. como ése un dominio de la palabra que creemos exacta su teoría ha la satisfacción de ver compro es un caso único en la historia parecía en contradicción con dicho que el estilo supremo es badas todas nuestras aprecia de España, por eso los que las levísimas flexiones de su aquel en que el escritor con ciones. Dice el orador que él amamos a España, sentimos verbo.
menos riqueza de vocabulario, ama ardientemente a España. una profunda emoción en este no esperamos ya caudal logra recoger más detalles y que por amar a España co instante en que escuchamos de léxico; no nos hacemos la matices de las cosas. Con el mo la ama, en su producirse al orador.
ilusión de que vamos a oír des auricular en el oído, o ante el espontánco, en sus valores príslizarse ante nosotros vocablos altavoz, Federico Nietzsche, tinos, es por lo que, de un Azorín Del ideario político del Sr.
propulsor y estímulo en la obra de despertar las conciencias más atrasadas y levantarlas a un rango de superior humanidad y de ciudadanía.
La libertad no hace felices a los hombres; los hace simplemente hombres.
Tenemos la obligación, repito, de ser severos con nosotros mismos y de desprendernos de las pompas triunfales y populares y examinar en nuestro ánimo si somos o no dignos de la hora presente, si la obra realizada la merecemos, y si estamos dispuestos a continuar en el sacrificio y en el trabajo para hacernos dignos del lugar en que el pueblo español nos ha colocado otorgándonos su confianza. Viene de la página anterior)
días el tiempo que le faltaba para desaparecer. Dsechamos la opresión del pasado y las añoranzas históricas. De frente a la realidad, por adversa que parezca, hemos de modelarla con nuestras propias manos. esto nos llaman la vocación y el deber. Iremos todos los españoles que quieran igualar esta condición con la de hombres libres. Todos ellos, pero ninguno más. Los timidos, los espectadores benévolos, no los queremos; que pierdan su rancia doncellez y vengan con nosotros, o se vayan para siempre con el enemigo.
Cualquiera que sea nuestro oficio, cualquiera que sea la formación mental y moral que hayamos recibido, los que entremos en este combate debemos ir poseidos del magnifico, envidiable e incontrastable fanatismo por la idea. Debéis tcmplaros en ese fanatismo.
Cuando todo está dicho, explicado y probado, es hora de conducirse creyendo a cierra ojos que la idea nos dará la verdad social española. No temáis que os llamen sectarios. Yo lo soy. Tengo la soberbia de ser, a mi modo, ardientemente sectario y en un país como éste, enseñado a huir de la verdad, a transigir con la injusticia, refrenar el libre examen y a soportar la opresión, qué mejor sectarismo que el de seguir la secta de la verdad, de la justicia y del progreso social. Con este ánimo se trae la República, si queremos que nazca sana y vividera. La República no puede surgir como un mal menor, originado en la podredumbre y corrupción de un régimen, sino como criatura de nuestra energia, fecunda, activa, segura de sí misma, La República tendrá que combatir con una mano mientras edifica con la otra.
Alguien quisiera ahora borrar el recuerdo del movimiento de diciembre como un mal sueño, porque cuando se arriba a las alturas del Poder parece como que se dejan atrás procedimientos que uno profesa y aplaude mientras está en la oposición, y que luego, cuando se tiene sobre sí la responsabilidad del Gobierno, quisiera uno no haber incurrido en estos que parecen pecados de antigubernamentalismo.
Yo he sostenido y sostengo que contra la tiranía todo es lícito y ninguna ley obliga.
El espíritu revolucionario es la más alta forma del civismo, elevado a instrumento de una obra de valor universal.
La fuerza de un partido no consiste sólo en el número de adeptos, sino en la autoridad moral, que no se gana más que con sacrificios y con obras.
La República española tendrá que scr, no sólo respetuosa con los derechos trabajo, y garantía de sus reivindicaciones, sino Yo no estoy en la tradición clásica de la oratoria española, que suele añadir a la fuerza de los argumentos dialécticos el recur Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica