20 REPERTORIO AMERICANO PERSIFLAGE Este valle de lágrimas. Colaboración directa Para don Arturo Mejía Nieto, agradeciéndole de corazón el envio de su preciosa novela El funco y para expresarle admiracióu devola.
Hija de Tyfón (hija de Forcys, dicen otros, y la verdad recoger dos lágrimas del lucero que forma la ponzoña del esde esto sólo, el Dios la sabe. Scylla fue amada de Glauco, corpión. El recetario de Circe se ha perdido. Lo que en divinidad del mar. Debe de haber sido bella la doncella. Me Escasú se practica de su arte no tiene valor: Allí no dan más gusta imaginármela ancha de frente, con los ojos insonda que yerbillas tontas para hacer mear fétido. En Honduras blemente oscuros, casi desmesuradamente separados. Finos y conocen el camotillo, pero eso sólo sirve para dar la muerte.
espesos sus cabellos, de color de caoha, caían lustrosos y En Bluefields de Nicaragua hechizan con plumas de pájaros. undosos sobre la nuca recia, sobre la espaldas marmoreas. que es algo, pero en lo demás son burdos. En Puntarenas una cabellera que hubiera deleitado a Giorgione y a Leonar probé la marihuana de los mejicanos, tan elogiada de Vallcdo. Luego un cuerpo de pechos de base Inclán, y eso sí que vale la pena. Es el ancha pero no muy abultados, coms, cáñamo de la India, el haschisch de los por ejemplo, los de la Venus dormida Coro del Edipo turcos. Su sortilegio es indiscutible. Al del veneciano que acabamos de decir. tercer chupete del cigarrillo retorcido mo el vientre firme como quería Ronsard en Colono brotaron alas en los pies y pude volar que lo tuviese la querida que deseaha; y Versión de Salomón de la Selva para Rep. Am.
como Mercurio. La dosis no la calculė las piernas más bien bastas que finas, bien y a poco de alzarme en los aires, piernas que, convertidas en perros, puEstrofa las alas se me hicieron serpientes me.
dieron ser feroces. Las delgadísimas ca¿Quién será quiea anhele nuditas, un sin fin de sierpecillas pon.
nillas de moda en las muchachas de San largueza de sus dias?
zoñosas, que me mordieron todo el cuerJosé no se transformarían sino en lebreDiscierno que le sirve po y me chuparon vacías las arterias.
les más decorativos que formidables. la insensatez de guía: Circe debe de haber conocido esas hojas.
Glauco, su enamorado, debió de ser beQue no por vivir mucho de verde vivísirno, y hojas de mayor pollo, ancho de espaldas, esbelto de cadelos pesares evita: der aún. Hecho su terrible filtro venras, todos sus músculos largos y sedo¡Ya pisa sus talones el dolor: La alegria ganza, lo diluyó en la fuente azul azul sos, verde el ojo, sinuosa la sonrisa, se aparta de sus ojos: como el baño de Moctezuma que hay en fuerte la barbilia, tal, en fin, como para Llanto cegó su vista!
el Bosoue de Chapultepec, en la Gran Tea que sea cierto que Circe de sólo verle Tal es 12 recompensa nochtitlán, donde Scylla, confiadísima, se cautivara de él.
que da la luenga vida, solía bañarse al mediodía.
Circe, hermana del rey de Cólquida, y al fin de todo, llega, Scylla dejó sus ropas, como de cosde la misma raza que Medea, era, como a salvarnos de ruina, tumbre, sobre la roca que un plátano su prima que amo a Jason, hechicera sin cantos de himeneo sombreaba, v, tapándose lo que sonroja terrible. Más terrible todavía. Conocía ni alegre compafía, a las doncellas. pudorosas, se fue mie.
el don de las yerbas. Sabía hacer filtros.
la Muerte, última novia, única compasiva.
tiendo en el agua castamente, sorprenTenía habilidad extrahumana para destidiéndose apenas de que estuviese más lar, la reuma hecha luz de las estrellas Antiestrofa tibia que jamás, y ya la linfa le daba a flemáticas, Podía, con sus licores potenLa única envidiable la cintura cuando obró el maleficio de tísimos, convertir hombres en cerdos y, suerte que el sabio estima Circe, ila maldita! Las piernas se le volantes de eso, enioquecerlos de amor, emes la del no engendrado, vieron monstruos semejantes a perros de briagarlos de lujuria. Cómo sería de tey la tuya enseguida feroces fauces, fortísimos e incansables diste con la muerte rrible que su propio padre hubo de despara ladrar. Así comenzó, hasta cumplirterrarla a la isla aquella de por las cosal tiempo que nacias!
se su transforrcación entera. Se miró tas de Italia donde, como todo el mundo La juventud, liviana, en viento se disipa, Scylla espantada y horrorizóse de verse sabe, la halló Ulises y le burló las mañas.
luego las penas llegan, sobre doce pies abominables y que tenía Scylla no quería amar a Glauco, y ni fatiga tras fatiga, seis cabezas de fiera diosa. cada una, siquiera dejarse amar de él. Glau. co.
sin que una sola falte: con boca de tres filas de colmillos. Súlos ojos verdes suyos encendidos de esLa discordia, la envidia, bitamente enloqueció la desdichada y, peranza, acudió a Circe, Circe, libila cólera, la lucha, loca, se arrojó al mar en aquella parte dinosa a todas horas (i Dios, qué inde. la espada que aniquila, en que Sicilia se separa de Italia, donde, cencia de mujer. se apasionó del mariy la vejez al cabo compadecidos de su dolor, los hados la cebo al sólo verle. Pobre Glauco! Los que repugnante miran convirtieron en insensible roca, peligrolos amigos más intimos filtros que Circe le dio eran inocuos, so lugar temido de los antiguos navey la propia familia.
por lo que no tuvo el inexperto joven gantes.
empacho ninguno en decirles a quienes Epodo De la historia de Scylla no nos dicen quisieran saber de ello que Circe no era Igual que a mí, a éste más ni Homero el de la Odisea, ni el sino una puta embustera, hacedura de la afliccion hizo víctima.
español (algunos dicen que alejandrino)
bebedizos y pomadas que no servían pa¿Han visto promontorio Cayo Julio Hygino, amigo de Ovidio, ni ra maldita la cesa. Tremenda se vuelve cercado de las iras Ovidio, ni Pausanias el de la fabulosa ia mujer, inmortal lo mismo que mortal del mar y la tormenta?
Historia de Grecia. Los modernos dudan Asi la frente altiva que sea, cuando la lujuria se le frustra; de la veracidad de esos autores. Chiquide Edipo sufre azote: y si a esa causa de rabia añadimos la llos del Liceo, incrédulos precoces, se El rayo le castiga del insulto y la difamación, comprendedel dolor, y la ola atreven a declarar que todo ello es pura remos los motivos de Circe para su del vahɔ de la Erinya: babosada. Si tendrán razón los condeatroz venganza.
Para él no hay día hermano, nados! Pero si no destruyeron a Scylla Semanas y semanas no pensó en otra para él no hay noche amiga, artes de Circe, entonces la destruyó la cosa. La luna, cuando, llena, aparecía ni lo alumbra el oriente vida misma. Pues de que existió Scylia roja a ras. del horizonte, la vio jadeanni occidente le alivia, sería insensato dudar: Ahí está la roca todo viento lo abate te desenterrar raíces misteriosas. Embustera ella, eh. Glauco vería! Pasó con implacable inquina: El mar recogió el grito de desespera¡Su medianoche insomne, horas y horas, noches enteras, desnuda ción de la suicida, el grito que dice lc negro su mediodia!
bajo el cielo, con los brazos abiertos y horrible que es la vida, lo cruel, lo inlas manos ahuecadas hacia arriba, hasta Sofocles compasiva. y, necio, no se cansa jaC que fue ella. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica