62 REPERTORIO AMERICANO bre: el velador, Kissim se levantó de la Oh! repuso Kassim sonriendo. NO cama y fué a guardarla en su taller bajo rio y encendió la veladora. María dormía: es nada.
llave. Cuando volvió, si inujer estaba sende espaldas, en la blancura helada de su. Te juro que es mentira! insistió tada en el lecho.
pecho y su camisón.
ella. Es decir, que ienes que te la robe!
Fué al taller y volvió de nuevo. ConKassim sonrió de nuevo, tocándole con ¡Que soy una ladrona!
templó un rato el seno casi descubierto, torpe caricia la mano, y se levantó a pro No mires asi. Has sido imprudente, y con una descolorida sonrisa apartó un soguir su tarea. Su mujer, con las meji.
nada más, poco más el camisón desprendido.
llas entre las manos, lo siguió con la vista. Ah. a ti te lo confían. ti, a ti!
Su mujer no lo sintió. no me dice más que eso. mur¡Y cuándo tu mujer te pide un poco de No. había mucha luz. El rostro de mvró. con una honda náusea por aquehalago y quiere. Me llamas ladrona a Kassim adquirió de pronto una dureza de llo pegajoso, frío e inerte que era su mamí, infame!
piedra, y suspendiendo un instante la jo.
rido, se fué a su cuarto.
Se durmió al fin. Pero Kassini no durya a flor del seno desnudo, hundió, firNo durmió bien, Despertó, tarde ya, y mió.
me y perpendicular como un clavo, el alvió luz en el taller; su marido continuaba filer entero en el corazón de su mujer.
Entregaron luego a Kassim para mon. trabajando. Una hora después Kassim oyó Hubo una brusca abertura de ojos, setar, un solitario, el brillante más admira un alarido.
ble que hubiera pasado por sus manos.
guida de una lenta caída de párpados. Dámelo. Mira, María, qué piedra. No he visto Los dedos se arquearon, y nada más. Sí, es para ti; falta poco, María reotra igual.
La joya, sacudida por la convulsión puso presuroso, levantándose. Pero su mu del ganglio herido, tembló un instante des.
Su mujer no dijo nada; pero Kassim jer, tras ese grito de pesadilla, dormía de la sintió respirar hondamente sobre el so.
equilibrada. Kassim esperó un momento; y.
nuevo.
cuando el solitario quedó por fin perfeclitario. las dos de la madrugada Kassim pu Unai agua admirable. prosiguió tamente inmóvil, se retiró cerrando tras do dar por terminada su tarea; el brillan.
él. Costará nueve o diez mil pesos.
de sí la puerta sin hacer ruido.
te resplandecia firme y varonil en su en Un anillo. murmuró Maria al fin.
garce. Con paso silencioso fué al dormitoHoracio Quiroga No, es de hombre. Un alfiler. compás. del montaje del solitario, Kassim recibió sobre su espalda trabajadora. cuanto ardía de rencor y cocotaje La unidad de la cultura frustrado en su mujer, Diez veces por dia interrumpia a su marido para ir con el (Viene de la página 56)
brillante ante el espejo. Después se lo pro.
baba con diferentes vestidos.
tística y debilitada fabulosamente por lia huérfana si las hay, viven. mirados Si quieres hacerlo después. se este desmigajamiento.
como maniáticos dulces, que están ematrevió Kassim un día. Es un trabajo ur Me acuerdo yo de la universidad mo peñados en organizar la emoción común gente.
Esperó respuesta en vano; su mujer derna, cuando veo una ilustración dan en duendes musicales, lo cual está muy abría el balcón.
tesca de esas en que, con la formidable bien para que hagan nuestro aire vivo. Maria, te pueden ver!
unidad teológica, aparece el núcleo divi y él no nos hastíe y por el hastío nos. Toma!¡Ahí está tu piedra!
no como un hueso de fruto, echando de lleve al embrutecimiento.
El solitario, violentamente arrancado sí la potencia que teje en zonas la pul Perdónenme ustedes que esté hadel cuello, rodó por el piso.
pa, luego las suavidades y los colores de ciendo una especie de lamentación de las Kassim, livido, lo recogió examinando la piel; luego la medida del perímetry artes desgajadas de las universidades lo, y alzó luego desde el suelo la mirada y la norma de los contornos. es que nuestras, y que esta queja, deliberadaa su mujer.
toda idea de unidad toma por la fuerza mente patética, yo la enderece en el bueno. Por qué me miras así? maneras teológicas, porque la ley de la claustro de una universidad que, tal vez. Se hizo algo tu piedra?
creación se parte en esencia y modalida con la de México, sea la que ha pecado. No repuso Kassim. reanudó ense. des, en paternidad y en filialidades, y menos que ninguna otra de nuestra raguida su tarea, aunque las manos le tem. así se nos vuelve, querámoslo o no, blaban hasta dar lástima.
za por este capítulo. Un profundo sentiteología.
do gremial hace que yo me vea siemTuvo que levantarse al fin a ver a su Dualidades no aceptaremos sino la mujer en el dormitorio, en plena crisis de pre, en actos de esta índole, acompañanervios. Su cabellera se había soltado, y fundamental de cuerpo y alma, de Es da y de la masa de mi gremio tado los ojos le salían de las órbitas. Universidad, que ya es en si bas abandonado que me mueve a reclamar. Dame el brillante! clamo. Dame.
tante tragedia esto de que tengan que por él, a levantar petición justa por el lo. Nos escaparemos. Para mí. Dámelo!
separarse fatalmente en hemisferios el mismo. Maria. tartamudeó Kassim tra. poder y el pensamiento, la realización y Las artes, desde las llamadas bellas tando de desasirse.
la concepción. Pero que vivamos a lo. hasta las artesanas, sus pares legítimas. Ah! rugió su mujer enloquecida. menos la unidad de la cultura nacional se parecen al Ismael echado de la casa ¡Tú eres el ladrón, miserable. Me has ro en forma aproximada a la que he anota de Abraham y padre de clan infeliz que bado mi vida, ladrón, ladrón. creias do sumariamente.
tomaría el desierto por único derecho y que no me iba a desquitar. cornudo! Los miembros de la vida espiritual adquiriría costumbre y modos de vaga¡Ajá! Mírame. No se te ha ocurrido nunde nuestros países andamos sueltos co bundo, ciertos cinismos que son desesca. eh. Ah. y se llevó las dos manos mo las tribus que no han aprendido aún peraciones y ciertos nihilismos que son a la garganta ahogada. Pero cuando Kas. vertebración, y, por sueltos, desventuraáspera venganza. Al Jacob guardado en sim se iba, saltó de la cama y cayó de dos, y por desventurados, rebeldes, con la casa paterna, seguro y nutrido, ino pecho, alcanzando a cogerlo de un botín. No importa. El brillante, dámelo!
no sé qué suicidio resuelto en la cara. le haría nunca falta, pienso yo, ver en ¡No quiero más que eso. Es mío, Kassim Los miembros de la vida espiritual su mesa al nómada de cara curtida, samiserable!
vimos sin núcleo que nos afirme y nos bio en estaciones y en vientos, donoso Kassim la ayudó a levantarse, livido. sustente, desconocidos por las patrias hablador, lindo compañero para los días Estás enferma, María. Después habla. materiales que aceptan como, suyos ce y para las noches. las ciencias, proremos. Acuéstate.
rros y ríos, pero no sus realidades movidas y celadas por la universidad, el. Mi brillante!
espirituales, a las que declaran mon Jacob de esta metáfora, no se amojaman. Bueno, veremos si es posible. tón aéreo de palabras, como si de se apelmazan y se vuelven pesadas a la Acuéstate.
aire no vivieran ellas en la atmós. larga, sin tener el contacto, siquiera tar Dámelo!
fera que las viste; pintores y escul dío, de las artes ágiles y excitadoras?
La crisis de nervios retornó.
Kassim volvió a trabajar en su solitatores andan lo mismo, viviendo bajo Por otra parte, estas artes, echadas a la rio. Como sus manos tenian una segurimontes de escupe muros y amasamenos. intemperie como los cabritos mascadodad matemática, faltaban pocas horas ya como si la luz que hizo una aparta de res de café del cuento eno se vanalizapara concluirlo.
colores y una distribución de volúmenes rán de. brincar siempre y se afiebrarán María se levantó a comer, y Kassim tu. en el paisaje, realizase cosa distinta de de no mirar nunca la cara de las cien. vo la solicitud de siempre con ella. Al fi lo que ellos hacen, decorando el inundo cias de pestañas fijas que piensan y hanal de la cena su mujer lo miró de frente. para regalo de esos ojos apetitosos que cen pensar. Es mentira, Kassim le dijo. son los del hombre; los músicos, fami Unidad fortalecedora, unidad telógica, Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica