Víctor Raúl Haya de la Torre

REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXIV San José, Costa Rica 1932 Sábado 12 de Marzo Núm. Año XIII. No. 577 In Memoriam (Recuerdos. propósito de Tú, la imposible Algunos fragmentos de Tú, la imposible Testimonios.
En la Fiesta de la Cultura Hispánica Balada de la Cárcel de Reading SUMARIO Andrés Gide El sable peruano opuesto al libro.
Varios José Marin Cañas ¿Cuáles son los cinco o seis mejores libros escritos en Hispanoamérica desde su independencia basta Enrique González Martinez nuestros dias. Oscar Wilde Sobre la crueldad latinoamericana.
Juan del Camino R. Blanco Fombona, Carlos Reyles, Alberto Ghiraldo, Manuel Ugarte, etc.
Haya de la Torre que habló.
Hace un año, por este tiempo (1. en In Memoriam nos lo comparaban con un Baco AsiátiBiskra supe por los diarios el deploraco; otros con algún emperador romano; ble fin de Oscar Wilde. Ay! la distan(Recuerdos)
otros con el mismo Apolo y lo cierto cia no me permitió agregarme al exies que era radiante.
guo cortejo que acompañó sus restos Traducc, de Tan pronto como llegó a París, anhasta el cementerio de Bagneux; en vaduvo su nombre de boca en boca; de no me desconsolaba con la idea de que él se referían algunas anécdotas absurmi ausencia aparentara disminuir aún das: Wilde era entonces simplemente el el número tan escaso de amigos que le que fumaba cigarrillos en boquilla de permanecieron fieles; al menos quise oro y el que se paseaba por las calles escribir luego estas páginas; mas por con un girasol en la mano. Pues, hábil mucho tiempo los diarios se apod raen ganarse a. los que hacen la gloria ron, otra vez, del nombre de Wilde.
mundana, Wilde había sabido inventarAhora. que se han calmado todos los se, por delante del personaje propio, un indiscretos rumores en torno de este entretenido fantasma, del que se vivernombre tan tristemente famoso, que el tía con gracia.
vulgo al fin se ha cansado, tras el eloOí hablar de él en casa de Mallarmé: gio, de asombrarse, de maldecir deslo pintaban como un brillante conversapués, quizá un amigo pueda expresar.
dor, y yo anhelaba. conocerlo, sin la es.
una tristeza perdurable, presentar, coperanza de que esto ocurriera. Una venmo una corona en una tumba abandoturosa casualidad, o más bien un aminada, estas páginas de afecto, de admigo a quien le había comunicado mi deración y de respetuosa piedad. seo, me sirvió. Invitóse a Wilde a coCuando el escandaloso proceso, que mér en un restorán. Eramos cuatro, peapasionó a la opinión inglesa, amenazó ro Wilde fué el único hacer trizas su vida, algunos literatos y artistas probaron una especie de salWilde no conversaba: contaba. Du. vamento en nombre de la literatura y rante casi toda la comida, no cesó de del arte. Se creyó que haciendo el elocontar. Contaba con dulzura y lentitud; gio del escritor se perdonaría al homsu voz misma era maravillosa. Sabía el bre. Pero ay! se sentó una equivocafrancés admirablemente, mas aparenta. ción; pues, hay que reconocerlo: Wilba buscar, un poco las palabras que.
de no es un gran escritor. La boya de quería que le escucharan mejor. Casi no.
plomo que se le echó no hizo más que tenía acento, o al menos tan sólo el que acabarlo de perder; lejos de sostenerlo, le placía conservar, y que podía dar a. sus obras parecieron hundirse con él. En las palabras un aspecto a veces nuavo y.
vano algunas manos se extendieron. La extraño. Adrede pronunciaba eskepticis.
ola del mundo se volvió a cerrar; todo mo por escepticismo (scepticisme: skepconcluyó.
ticisme. Las cuentos que esa tarde Entonces era imposible pensar en denos narró interminablemente, eran confenderlo de otra suerte. En vez de tra fiere sencillamente algunos recuerdos fusos y no de los mejores de los sutar. de ocultar al hombre detrás de su personales.
yos; Wilde, inseguro de nosotros, queobra, era necesario presentar al homría probarnos. De su sabiduría o bien de bre desde luego admirable, como tratasu locara, jamás entregaba sino lo que.
ré de hacerlo ahora después la obra Quienes tan sólo se acercaron a Wil creía que pudiera gustar al oyente; servía misma, que con ello se aclara. Todo de en los últimos años de su vida, con su manjar de conformidad con el ape.
mi genio lo he puesto en mi vida; en ciben mal al ser extraordinario que en tito de cada cual; los que nada espemis obras no he puesto más que mi: un principio fué, si consideran al sin raban, de él no. obtenían nada o apenas talento. decía Wilde. Gran escritor no, fuerzas y deshecho que la cárcel nos algo de espuma ligera; y como desde mas gran vividor, si se concede que la devolvió.
luego se ocupaba en agradar, muchos palabra adquiera su sentido pleno. Sc. En 1891 lo hallé por primera vez. de los que creyeron conocerle habrán: mejante a los filósofos griegos, Wilde Wilde poseía entonces lo que Thackeconocido en él solamente al entretenedor.
no escribía sino conversaba y vivía su ray llama el principal don de los gransabiduría, confiándola imprudentemente des hombres. el éxito. Su gesto, su miAsí que terminó la comida, salimos.
a la memoria fluída de los hombres, y. rada triunfaban, El éxito suyo era tan Como mis dos amigos caminaran juncomo si la inscribiera en el agua. Que seguro que parecía precederlo y que tos, Wilde me llamó aparte.
cuenten su biografía. quienes le hayan: Wilde no hiciera más que ayanza. Sus. Ud. escucha con los ojos, me dijo conocido más tiempo; uno de los que libros sorprendían, encantaban. Sus pie de pronto; por eso le voy a contar escon más avidez le escucharon aquí re zas ponían en movimiento a Londres: te cuento: Era rico; era. grande; era hermoso. Cuando murió Narciso, las flores (1) Escrito en diciembre de 1901.
harto de ventura y de honores. Algu. campestres se desolaron y pidieron al 075 wild Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica