Carmen Lyra

310 REPERTORIO AMERICANO Qué hora es. Lecturas para maestros: Nuevos hechos, nuevas ideas, sugestiones, ejemplos, incitaciones, perspectivas, noticias, revisiones.
OS Un benefactor de los niños: Mr. William Morris Va con esta un recorte de La Nación, y se esforzaba por ganar adeptos ción en el cual aparece la noticia de para su causa, sin que contrariedades la muerte de Mr. Morris, inglés de ni obstáculos lograran infundirle des.
origen, de alma grande y noble, cuya aliento.
obra en este país se halla ahi narrada. Yo le conocí personalmente y si Por todo ello, la obra de solidaridad mal no recuerdo, hablé con usted de social realizada por Mr. Morris a lo larél en alguna oportunidad. Era evango de muchos lustros ha impreso en nuesgelista, pero nunca se mostró faná. tro medio profunda huella, y será siemtico ni aun siquiera exagerado en pre recordada con gratitud. Lo será, no cuanto a sus creencias Había en él solamente por la legión de hombres que un apóstol laico. Esto lo demostró en su infancia desvalida recibieron el en todos sus actos, Jamás pregun beneficio de su enseñanza y de su cato a los desheredados la religión que ridad, sino también por el país de que profesaban y siempre estaba listo hizo su patria de adopción, y a cuyo adepara llevar a ellos la instrucción y el afecto quc fluía sin esfuerzo, y por lanto contribuyó de manera tan señaconsiguiente, espontánea, de su alma, lada.
sin prejuicios ni prevenciones. Como Oriundo de Gran Bretaña había naci.
en la crónica se afirma, su presen. do en Ely, Cambridge legó William cia, donde quiera que fuera, se hacia Morris a la Argentina, junto con sus pasimpática y grata y nadie negaba su dres, en 1874, estableciéndose en Bueobolo a su natural y nunca exigente solicitud. Nadie hubiera osado poner nos Aires en 1886, luego de una prolonen duda el destino de las sumas de gada permanencia en el interior. Datan dinero, por grandes que fueran, que de aquella época sus primeros trabajos se le entregaban, y así, con una solen favor de la infancia indigente. Los tura a la que nos habíamos ya acos inició en 1887, estableciendo en la parrotumbrado, de tarde en tarde, solian quia de San Juan Evangelista una Obra aparecer solicitaciones por él susCristiana, que aun existe en la calle Alcritas, demandando, por ejemplo, mirante Brow, Se trasladó luego a su: 200. 000 pesos al público, para atenpaís natal, donde, con el concurso de los der, durante un invierno, a las neceaccionistas de los ferrocarriles estableci.
sidades de sus niños, esos niños que el amaba con tanta ternura y tan sedos en el país y de otras instituciones renamente.
vinculadas a la Argentina, obtuvo fondos para ampliar su obra.
Más tarde, en (Fragmento de carta de don Arturo Urién a Carmen Lyra. Desde Buenos Aires, Rep. 1898, al tener conocimiento, por un inArgentina. forme del Consejo Nacional de EducaSe ha extinguido ayer con la muerte ción, de que había en la Capital más de de William Morris, una existencia 30. 000 niños privados de los beneficios ejemplar; se ha apagado un noble espíde la instrucción primaria, fundó en el ritu abierto a toda solicitación generosa, barrio de Palermo una escuela. Los 18 cuya cualidad substantiva era la vocamenores con que se abrió en ese año, lleción del bien. Era Mr. Morris, en efecgaron pronto a 200. A! año siguiente, to, un filántropo en la acepción más las escuelas de Mr. Morris eran ya tres, amplia y cabal de la palabra, un con una concurrencia de cerca de 600 fi.
alumnos. Así nacieron las Escuelas e lántropo con mucho de apóstol, que se había entregado entero, en edad Institutos Filantrópicos Argentinos, la temprana, a una obra altruista ejerobra a que, puede decirse, consagró su vida entera.
cida con el fervor y la consagración de En 1923, al cumplirse las un verdadero sacerdocio laico. La noticia de su muerte provocará por eso un sentimiento de profunda pena al difundirse en la ciudad, en la que era popular y querida su figura inconfundible, y ese sentimiento será aún más hondo en Abogado y Notario los millares de hogares argentinos a los que espiritualmente estaba vinculado por su obra de educador. Esta tarea, OFICINA: efectivamente, fué la que llenó los días y los años de su vida fecunda y dilata 125 varas al Este del Almacén da. Era un hombre nacido para enseñar, Robert, frente a Reimers.
un forjador de conciencias, un pedagogo sin la severidad del dómine, un amigo Tel. 4184 Apdo. 338 de los niños. Había hecho del amor a la infancia norte de su vida y de su acbodas de plata de la institución, sus beneficios alcanzaban a 609 niños argentinos. La obra, iniciada en la escuelita de Palermo con dos maestros, ocupaba ya a la sazón a un personal de 150 maestros y auxiliares. Actualmente, no baja de 000 el número de niños que reciben educación en las Escuelas e Institutos Filantrópicos, que sostienen varias escuelas, superiores y elementales de varones, dos escuelas superiores de niñas, una escuela infantil y kindergarten de ambos sexos, tres escuelas elementales de ambos sexos, un instituto de telegrafía, una escuela de música instrumental y banda escolar, una biblioteca y sala de lectura, un museo esco. ar, laboratorios y gabinetes, una escuela de escritura mecánica, un instituto industrial de artes y oficios, dos escuelas nocturnas de cursos primarios, sliperiores y comerciales, una escuela nocturna de mujeres y, en fin, un hogar para niños huérfanos y des.
amparados. En todos esos centros no menos de veinte ubicados en Palermo, Maldonado, Coghlan, Ceneral Urquiza, Almagro y La Paternal, los niños que a ellos concurren no sólo reciben instrucción y educación moral, sino también asistencia médica, libros, útiles escolares y aun, en muchos casos, auxilio pecuniario, procurándoseles empleo una vez com. pletada su educación. Esta somera reseña da idea de la trascendencia social de la obra realizada en Buenos Aires por el educador que acaba de morir.
Propagandista infatigable de su causa que era, según se ha dicho, la causa de la niñez sin amparo el señor Morris no perdió oportunidad propicia para ganarle adeptos, y por medio de la palabra hablada o escrita difundió incansablemente los principios que orientaban su acción. Así lo hizo muchas veces desde las columnas de La Nación, publicando llamamientos en favor de sus niños. así lo hizo desde la tribuna del conferen.
ciante; así lo hizo, en fin, en toda ocasión y momento este hombre a quien en todas partes se acogía con la cordialidad que suscitaba la obra altruista a que se le había entregado. En los bancos y en las oficinas de la city como en las viviendas de la gente hurnilde, en el tráfago de la calle Reconquista coino en los barrios tranquilos del suburbio, se miraba con afecto y simpatía unánimes su figura característica, individualizada bajo su aspecto exterior por su rostro bondadoso, por su impecable corbata blanca, por su típico fieltro negro, por la inseparable valija de los donativos.
Había resumido su evangelio de educa.
dor en máximas sencillas que inculcaba a niños y a grandes, y que resumen ese evangelio: Todo por Dios, por mi patria y por mi deber rcza uno de esos lemas. Hagamos dice otro que esta patria Argentina sea un santuario de toda virtud y una de las visibles moradas de Dios sobre la tierra. He aquí otros, tomados al aza: dentro de un copioso repertorio: Nosotros, los herederos de la patria que nos legaron nuestros antepasados, debemos mantener en pleno vigor todo superior heroísmo. El puebla, OCTAVIO JIMENEZ Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica