REPERTORIO AMERICANO 241 Poetas extranjeros (Versiones de Rafael Lozano. Envio del fraductor. 2708 Gold Str. el Paso, Texas.
ILSA y en la dulzura de tus ojos bellos que en vano claman: Dadie les responde!
se refeja, con plácidos destellos, Siento mi corazón hecho pedazos Tisa quiere un vestido de primavera.
la divina quietud del campo verde.
por amores que no dejaron trazos Cumplió dieciseis años, la madre cuenta, haciendo que el olvido en mi se ahonde.
y es el primer deseo que manifiesta.
Giosue Carducci.
Como en invierno el árbol sin ramaje Ilsa ningún deseo jamás expresa. SAL PIMIENTA ignora a cuántas aves dió hospedaje, ninguno que pudiese valer la pena.
pero. lamenta su mudez actual, Ilsa quiere un vestido de primavera.
Nunca te vi como hoy, a los reflejos de los rojos ponientes de Sevilla: no sé decir a quienes he querido: Me sonrío en silencio porque me alegra bailabas en el patio de azulejos isé que en mí hubo una canción vernal ver que mi hija ya dice cuando algo anhela. a un inquietante son de seguidilla.
que se me ha vuelto silencioso olvido! al sentir que despierta la primavera, En arábigos croquis y bosquejos Edna St. Vincent Millay.
pienso con regocijo en que al fin llega ondulaba tremante tu mantilla la hora en que yo descanse bajo la tierra, e incitaban los pétalog bermejos MUSICA BRASILERA iy que le toca a ella de tus labios, cual flor de maravilla.
Surge en tu ritmo el fuego soberano lucir ese vestido de primavera!
del amor puro, mas guardando presa Sophus Claussen. Cansada te sento. ste, bajo el arco. con requiebros y mimos de impurezaen penumbra. Después, con gesto parco, la atracción toda del pecado humano.
LA COPA empezaste a mondar una paranja. aunque sensua. te invade la tristeza En la mano sostiene una copa Me incliné junto a ti con ansia loca, del desierto, del bosque y del oceano: la doncella de rostro divino, con ansia de pasión que todo zanja, bárbara poracé, banzo africano sin verter una gota de vino no pude más. iy te beaé en la boca!
y sollozos de trova portuguesa.
a pesar del vaivén de su ropa.
Gabriele Annunzio.
Mezcla de samba y jongo, chiba y fado, El doncel es de puno tan diestro se unen en ti deseos y orfandades que su potro, por raucin que vaya, DEPRECACION del salvaje, el cautivo y el soldado.
corcovea de pronto y se raya cuando tira hacia atrás del cabestro. Lo poco bello que me tocó en suerte De la nostalgia y la pasión consistes. el cabello brufiido, la mirada lasciva, con dolor de tres saudades, El gallardo jinete se enerva de fuego puro, la boca encarnada flor aniorosa de tres razas tristes.
cuando ve que la copa le ofrece jamás en orgulloga me convierte.
la beldad que de amor se estremece.
Olavo Bilac. se agitan los dos cual la yerba Pues voy envuelta en una nube. Inerte ante la vanidad más codiciada, YARA al cruzarse las manos sin tino la de ser en lo físico agraciada: y en el suelo derraman el vino.
Vive dentro de mí, como en un río, mi cuerpo es la niortaja de la muerte.
una bella mujer, esquiva y rara, Hugo von Hofmannsthal.
entre las linfas y las ninfas: Yara Ahora me rebelo contra el sino de cabellera de oro y cuerpo frío.
EL BUEY que me hizo imperfecta, en parangón contigo. que eres tan gallardo y fino.
Me oculto entre boscajes y la espio: Te amo, buey, por el grato sentimiento ella, desde la móvil onda clara, de paz y de vigor con que me inundas: yo te reto en mi deprecación: con verdes ojos húmedos, se encara cuando inmóvil, igual que un monumento, iantes de que termine mi camino, contemplas la campiña que fecundas; conmigo, dando pábulo a mi brio.
márcame con tu sello el corazón!
cuando al yugo inclinándote contento, Elinor Wylie.
Precipitome al agua en mi alborozo, pensando que tendré la dicha guma el trabajo del hombre fiel secundas; de poseer al fin su cuerpo hermoso.
ei te azuza y te aguija; tú, con lento OLVIDO mirar de mansedumbre, lo circundas.
Mas, en mis brazos, la ilusión se esfuma: Qué bocas he begado, cuándo y dónde, exhalando la ninfa un ¡ay! lloroso, Por tu chata nariz, húmeda y negra, olvidé ya. Como olvidé qué brazos brota en humo tu aliento; himno que alegra desintégrase en mil perlas de espuma!
han ceñido mi cuerpo con sus lazos.
es tu mugir que en el azul se pierde, La noche duendes en su gombra esconde Olavo Bllac.
WATTEAU EL MIRON La bandurria, el tricornio y la chupa de seda; Cydalisa en la sombra que acecha a Mezetino; el chal que estruja un rudo abrazo masculino y el dulce juramento que dice una voz queda, De pie, la espada al cinto y una flor en la mano; finas calzas de seda cuya estrechez ajusta la pierna toineada que se antoja venusta, de acuerdo con la moda del siglo casquivano.
Todo este sueño grácil que entre canciones rueda eres tú quien lo trajo hasta el jardín concino donde el amor inquieto, con ademán ladino, escoge una saeta y hace que el arco ceda.
Gusta de los tormentos con placer inhumano. émulo de Petronio y cliente de Locusta!
El herreruelo finge que la espalda es robusta y el jubón de pancera tiene un dejo romano.
Con la solemnidad de sus frondas lucientes, Versalles te donó sus dioses y sus fuentes; Venecia sus bufones y su disfraz te dió.
Gorguera encañonada ciñe el cuello. Los ojos son pillos. log labios, que el ungüento hace rojos, no se gaben si quieren sonreír o incitar. tienes de ambas dos las dos letras madrinas: La doble y mayúscula, siamesas que combinas al empezar tu nombre misterioso. Watteau! dos perlas de leche, donde el iris se espeja, simulaban, en el 16bulo sujetas al azar, una gota de amor prendida en cada oreja.
Henri de Régnler.
Henri de Régnier. Busque la página Anal. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica