Civil War

REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1932 Sábado 17 de Setiembre Tomo XXV Núm. 11 Año XIV. No. 603 SUMARIO Un centenario que pasó Inadvertido de la La balcanización de Hispanoamérica.
Do La vida de San Adefesio (1)
Salomón de la Selva Bolivia, Chile.
Acerca del Pervigilium Veneris.
El ejemplo, ante todo.
Explicación Bibliografia titular.
Fedo erratas Carldad Bravo Adams Poesias propósito del último Persifage Declaraciones del Ministro de Instrucción Pública de Espada Fernando de los Rios Eduardo Santos.
Carta alusiva Teodoro Picado Don Francisco Giner de los Rios Camilo Barcia Trelles Joaquin Edwards Bello Juan del Camino Tica Benjamin Triana Matilde Carranza Un centenario que pasó inadvertido Nuestro amigo don Gamaliel Noriega, Cónsul de Colombia en Costa Rica, nos pide que digamos algo de una fiesta celebrada en esta ciudad hace ur. siglo y que a él le ha parecido interesante, y a nosotros, memorable. Porque a los periodistas costarricenses se nos pasó inadvertido el centenario del caso. No solemos registrar papeles viejos los periodistas de Costa Rica. Como se ve, el señor Noriega si los registra y por lo mismo, está más enterado.
El ha leido, o examinado, La Tertulia, un semanario, o quincenario, lo mismo daría, que vió la luz en esta ciudad del 21 de febrero de 1834 al 12 de marzo de 1835. Salieron 45 números de La Tertulia y bajo los auspicios de la entonces famosa Tertulia del Pe. Arista.
Hay que imaginarse antes en esta ciudad, y por el año 1834, a un pres.
bitero enfermo: el Padre Vicente Castro (el Pe. Arista. En torno su.
yo, una tertulia de señores de valía poco a poco se vuelve agencia de opinión pública, club político.
La Tertulia desde el primer número inserto como lema el artículo 29 de la Ley de 17 de Mayo de 1832 que protegía la libertad de imprenta. Di.
ce asi. La libertad mental y la expresa son tan absolutas, que ninguna censura previa, ningún reglamento, ningún Tribunal especial común podrá restringirla EI trastorno mismo del orden constitucional, la rebelión armada, ni la guerra civil no serán un motivo para reprimirla. este artículo se acogió La Tertulia en sus 45 números; en consecuencia, habló claro y golpeó recio.
Es verdad que era el Jefe Supremo del Estado. como se decia entonces, el magnanimo don José Ra.
fael de Gallegos, de grata memoria.
Más tarde. con el dictador Carrillo, como que estos entusiasmos se fueron a pique. Visicitudes de minorías despiertas y sin mando (es.
to es, sin normas que dar. en paises de supersticiones, que no de instituciones libres, En el número uno de La Tertulia se dice. es sabido que los que mandan tienen gran interés en que los defectos de la Administra.
ción no se publiquen, ni se hable de ellos. Envio del autor En esta ciudad de San José de de lo que pasa, se piensa y dice en el Estado para arreglar sus operaciones, y ponerlas en armonia con la opinión del Pueblo, si es que quieren gobernar bien.
Lo que el señor Noriega halló en el No 14 de La Tertulia es una pintoresca crónica, por lo vieja, por lo ingenua, de la fiesta con que la Tertulia del Pe. Arista celebró en esta ciudad el año 2do. de la promulgación de la Ley de 17 de Mayo de 1832. Repetimos: Acaba de ocurrir el centenario de la emisión de esta Ley y nada se dijo en los papeles públicos de esta ciudad y de estos dias. Los contertulios del Pe. Arista tenían razón, En uno de los números, en el citado 14, confiesan sus edi.
tores que la existencia del periódiCo se debe al artículo 29 de dicha Ley y que antes trascribimos, y al artículo 175 de la Constitución Federal. En ésta, el pensamiento ini.
cial que la Ley de 17 de Mayo desarrolló: No podrán el Congreso, la Asamblea, ni las demás autoridades coartar en ningún caso ni por pretexto alguno la libertad del pensamiento, la de la palabra, la de la escritura y la de Imprenta.
Celebraron el segundo aniversario aquellos viejos inquietos para demostrar que no eran insensibles a los bienes que los representantes del Pueblo les aseguraron. Ley amplia la que se festejaba entonces, pues según decía el Padre Arista, uno de los más conocidos y traviesos perio.
distas y conversadores de la época, DON JUAN NORA pues podemos hasta exagerar los defectos de los funcionarios (públiFERNANDEZ cos, dice el texto) sin traspasar los límites prescritos por ella.
Uno de los acuerdos de la Tertulia de Pe. Arista: Se reimprimirá la Ley para sccios y suscritores. En seda para los Supremos Poderes de (Foto Boland)
la Nación y del Estado. Muy honEl JUAN MORA, rosa, por cierto, es la respuesta que a quien los costarricenses previsores han erigidió don Joaquín Bernardo Calvo en do estatua en la plazoleta del Teatro Nacional. nombre del Gobierno al Secretario de la Tertulia con fecha junio de 1834 Con su semanario, la tertulia del Aris y en Alajuela. Dice, en parte, serle muy ta quería hacer participes de sus ocios al grato (al Gobierno) el obsequio que se le haPueblo y al Gobierno. La Tertulia sacaría ce, congratulándose de que bajo la preses a su costa un periódico en que el pueblo po te administración los Pueblos hayan usado dia instruirse de verdades que le interesan libremente del derecho que aquella Ley los y los encargados del poder adquirir noticias concede y que hasta ahora nadie se hubiese Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica