REPERTORIO AMERICANO 331 Poemas de Arturo Serrano Plaja Envio del autor. Madrid, 1932 Semblanza Yo soy tal. Yo pertenezco a cual.
Son los dichos frecuentes del joven que en las letras comienza. Por qué soy tal. Por qué pertenezco a cual. Son las inmensas dudas del incipiente, por: lo regular.
La comprensión, por el contrario, es la muestra señera de este joven escritor. Serrano Plaja, intuyendo toda la responsabilidad de lo nuevo, que no siempre resulta lo joven, fija en su obra, la preocupación básica de nuestra generación. No puede, imitar el error de la pasada no contamos lo auténtico, su residuo positivo. y no marca insistente una inten.
ción, para no realizarla más tarde. Sabe bien que la diferenciación entre la generación que comienza a la que señaladamente pertenece y la que silenciosamente en oposición a sus principios chillones se, extingue, no es más que la diferencia existente entre el que expone sanas ideas, y el que paralelamente de la exposición, cuida del resultado.
Constantemente afirma su apartamiento del ya viejo criterio de los ismos. Una preocupación ha dicho recientemente deja de serlo cuando voluntariamente la procuramos.
Con ello, no hace sino aborrecer el viejo sentir poético, que construia, basado en arquetipicos patrones que imitar; que sentia dentro aneh Mous te con el instante, pues la emoción sufre velo.
cies metamorfosis, en cada momento, en cada ¡ay! Su poesia, control de los instantes doloridos de su vivir, por todo, no admite el ismo. desde el instante, que ni aún lo comprende Serrano Plaja, como común denominador de su obra. La variedad de sus poemas salto de una ingenuidad sana en VIVA, PROFUNDA NIEVE, a la reflexión emocionada de su HISTORIA DE MI SOLEDAD, pasando por la madurez de errotivo pensamiento en ALMA DE MI ALMA denota que el ismo. por Pla.
ja sólo es comprendido al crearse para él, por él, y sordo para los demás. El nuevo ismo. de torto profundamente nuevo, no es sino su obra. asi Arturo Serrano Plaja, prologó hace tiempo la suya, al afirmar, con motivo de un estudio interpretativo, emocional sobre Jorge Manrique: De ahí nuestra mepugnancia por la especulación y el equilibrio poético, porque brotan lucubrativamente en las mentes prostituidas por la elegancia y alguna nueva pose. cuando nada hay más nuevo que nuestra constante emoción de asombro ingenuo, de dolor por la poesia. este es Arturo Serrano Plaja; joven y gran arcángel diabólico de lo ingenuo; dinámi.
co profeta de su infantil, expectante sensi.
bilidad.
Enrique Azcoaga ment Miluro forrono Plan Anturo Serrano Plaja de un ismo y para un ismo. Modelo ana.
crónico, por su creer en la permanencia. para Plaja, él, su único arquetipo, varia velozmen.
FRESCOR queda el color; sin dudas geométricas, sin quebrados ni rectas, llega limpio hasta nosotros el lírico sentido del blanco. Ya blanco. blanco, blanco. Comprendéis. Sabéis bien su tragedia. Sabéis que una aguja de hielo taladra el dulce corazón de la nieve?
EN LA CIUDAD El surtidor geométricamente claro se proyecta en un punto de cielo, inmóvil y magnífico.
Agua: serenidad tan sólo.
Su rigidez de acero aspiración firme de berbiquí no es turbado en absoluto por ninguna csponja.
Se diria, que el alba se suicida a diario, en el tobogán o escala del surtidor.
El surtidor es un cohete. la espuma de su beso se pierde de vista. Allí arriba.
Aquí abajo: piedrecitas del arroyo impias guavizadas de esmeralda. el mar verde encendido oleaje de amapolas donde pastan las vacas silenciosas.
Maria Magdalena vierte cL borbolón de sus cabellos. dos ángeles blancos, puros, tienden al sol sus ropas recién lavadas.
Aún llegan gritos de niñas; húmedos de risa. Jesús recién nacido como fres:us compradas a las nubes transeuntes. Bate palmas en una explosión de jubilo celeste. el surtidor se pierde en su trayectoria infinita. Naufraga en aquel mar sin barcos y sin gaviotas. Silencio. Un ruidotan sólo y cesara este suave aleteo, imperceptible casi, de la emoción. Febrero 1930. VIVA, PROFUNDA NIEVE ése, si, a ése que pisa la nieve quisiera coger yo. Al que la mancha, al que la ensucia, un recuerdo: que en su alma lejana de niño. tristes huellas de barro, dejaron sus miradas impías.
Triste nieve de ciudad, pobre, pequeña, indecisa. Quién te recuerda, dí. Qué fue de tu anterior fria lumbre. Te sabes tú a ti misma, acaso, iluminada de faros que te asaetean, de ruedas que te cortan, de mangas que, impasibles, te disuelven. Si en el cielo se supiese tu desgracia, y arcángeles cono ciegen tu ignominia?
Que impresionante tu presencia cuando el cinema; cuando bocinas despiertan frisas y klaxons sierran nervios.
No de cruces, no, sino de cielos, tu ingenuo descendimiento, turbando la actividad de los anuncios luminosos y anegando en blancura la inconsciencia del gas a los pies de un farol moribundo. Estorbando, inútil tú. que tu sola presencia es el armónico tránsito puente imposible entre el cielo y el estanque de los parques.
EN EL CAMPO EN EL CIELO La nieve, profundamente ingenua, invade nuestras almas de frescores puros y silenciosos; de anbelos polares perdidos en la estepa.
En la inmensidad de un árbol sin perfiles late blando un aliento de superación no conocida: una tragedia de insensatos osos milenarios conmueve, pleno, nuestro sistema de blancos.
Blanco sólo: matizado de azul.
La nieve es nuestro sueño, y en sus pliegues delicados de albura, imperecederas, yacen las almas de todos log nifios; y en su quietud en el espacio cayendo nuestras almas ascienden magnificas, Perdida la forma, invadida de sopores melancólicos, sólo nos Campo blanco sembrado de azules: inmaculada cosecha de purezas. Miradla! En las alturas, incólume y precisa. Vírgenes y lunas te sonrien nostálgicas de tu ternura. en sus manos, los ángeles te fingen espuma de aromas. Vedla ahi! Nieve celestial, alfombra de Dios. En los pechos de la Virgen, superando inciensos e ilusiones.
Nieve azul. Qué gloria. Ya. ni puedo.
Silencio. En la lejania. Suaveg paso9 de hielo sobre la nada intangible de la nieve. Novlembre de 1932. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica