REPERTORIO AMERICANO 131 Un héroe latino. Quién no habla de unión lati.
dología. Pero mientras que los sana. Quién no suscribe la idea de cerdotes católicos, representantes, que la cultura latina es la más brien suma, de la vieja cultura espallante, la inás noble, la más humañola y latina, huyen bajo la per De La Antorcha. Paris na, la más radiosa. Qué doctrina secución, vemos esparcirse por torecoge más sufragios en todos esos do el país a los pastores protestanbanquetes diplomáticos o mundanos tes, heraldos de los capitales y de qiie la sociedad hispanoamericana los cañones yanquis.
más parisiense se ofrece a sí misma? Por desgracia, es también una doctrina que pierde todo su prestiPor haber denunciado tantos gio desde el instante en que reviscompromisos obscuros; por haber te un aspecto concreto y actual. soñado generosamente en una posu profeta, José Vasconcelos, arrolítica clara y en acabar con el reijado de su patria, grita en el desierno turbulento de los pretorianos to, luchando con un miserablc fovendidos a Nueva York; por halietuelo mensual, proiitido en su ber intentado sacar la consecuenpaís, y tiene que defender como cia útil y justa de las experienideas subversivas, de contrabando, cias revolucionarias y establecer proliibidas, reservadas a los canpor fin un régimen estable, José didatos re hola negra y a los consVasconcelos ha debido refugiarse piradores, lo que ha llegado a ser en Francia. Desde aquí trata de entre nosotros un caso de lugar sostener, por estos débiles medios común.
que constituyen la explicación y José Vasconcelos es una de las la palabra, el esfuerzo tenebroso de más altas figuras intelectuales del su patria. vagamente consciente Méjico moderno. Ha sido su filosode la misión que le inspira su sanfo y su maestro. Lo ha dotado de gre latina y tratando de librar su óigaros de cultura y educación, de voz de tanta confusión trágica.
programas y directivas universitaLa conciencia mejicana está sordarias. Ha comprendido lo que podía mente, en trabajo. Dioses subterrásignificar para el porvenir de la cineos se estremecen en ella, entre vilización el despertar de este jolos que mal se distinguen los vicven imperio español, en el cual el jos dioses aztecas y el Dios de elemento indígena, tan rico, tan amor que los conquistadores cris vivo y tan profundo, podía desemJosé Vasconcelos trianos llevaron en medio de tanto peñar un papel admirable. Ha visMadera de Esqucriloft fuego y de tanta sangre. Hay allá to que contra la invasora barbarie lina especie de gandhismo que nanorteamericana le tocaría a Méjice y al cual Vasconcelos ha dado có el papel de reducto avanzatoda su fe, con la limitación, do. Todo un drama se prepara sin embargo, de que este ganallá, en el cual parece que esdhisrno, volviéndose torpemen De La Antorcha. Paris tuviésemos todos nosotros ya te contra las tradiciones espacomprometidos.
Desde hace varios meses esta Revista se edita en Madrid, y ya ñolas, es decir, católicas, euAhora bien, de sus aspiraciono en Paris. Habíamos tenido la esperanza de poder conservar nues opeas, latinas, no vaya a sernes más sinceras, de sus exá tra oficina de París y de esa inanera hubiésemos sentido corno que vir las miras de los puritanos menes de conciencia, de sus no nos ausentábamos. Desgraciadamente, la estrechez que los tiemrevoluciones, el pueblo mejicapoz impone a toda clase de negocios nos ha obligado a prescindir y los pragmatistas de los Estados Unidos. Contra éstos, el de la oficina parisiense. se impone, por lo mismo, hacer constar no no ha podido nunca sacar que dejamos la libre hospitalidad francesa porque siempre tuvimos ardor de Vasconcelos es furiel fruto. Una mano extraña, exel propósito de centrar nuestras actividades en España tan pronto bundo y desesperado. No hay traordinariamente hábil, se ha como se proclamas: la República. De Francia conservamos las más una sola fisura de su nación deslizado siempre en el mo gratas saudades. Ni podremos olvidar que en un instante en que despedazada en la que no demento propicio para enredar tantas puertas se cerraban, Paris, fiel a su tradición de no molestar nuncie la infiltración de algulas cartas y hacer que después al extranjero con preguntas, nos dejó acer sin ocuparse de noso na influencia yanqui. por de cada uno de sus sobresal tros. Eso en cuanto al Paris. dministrativo, que, por eso mismo, eso debe interesarnos: porque tos el pueblo mejicano, violen ganó todo nuestro respeto.
nadie mejor que un tirador de to e ingenuo, vuelva a ser tan Pero, además, en el París de la inteligencia no sólo se nos dejó las avanzadas sabría definir lo esclavo como antes. Una con hacer, sino que en muchos casos se nos hizo sentir el calor de simque en el confort oficial del gafusión singular pesa sobre to patia que se otorga a las tareas un poco fuera de lo común. En binete nosotros llamamos tan dos los movimientos del alma estos casos, París se sigue dando a manos llenas. Como una inuesfácilmente civilización. El se y de la nación mejicanas; pero tra de lo que es la profunda omprensión del medio parisiense, trasostiene allí en donde esa cividucimos en este mismo número de La Antorcha el articulo ile lean el yanqui encuentra constanteCassou sobre nuestra empresa. Vemos en el confirmado que Paris lización está en peligro. él mente en ello su provecho. Lo sigue teniendo un rincón de su pecho reservado a cada una de las adelanta, en el tiempo y en el que podía parecer reivindicagrandes angustias humanas. La valentia, a lo Cassou, logra más espacio, la forma patética y ción nacional reaparece cinbo en favor del acercamiento francoamericano que esos otros juicios amenazada de la civilización.
tado, entorpecido y trocado en impregnados de prudencia y ladinos, coino si se cuidase no de la Contra el conformismo bebeneficio del poderoso vecino. verdad, sino de la pequeña ventaja, la colaboración periodística bien haviorista, contra ese gusto de Un buen día, Méjico pretende pagada, los honores y visitas, en fin, las innumerables sinecuras que ceder al número, al éxito, al recuperar las riquezas de su los malos Gobiernos reparten para ganarse el silencio de los escri medio, a la circunstancia, docsubsuelo y se da una ley que tores poco combativos. llamémoslos así para no ofender, trina de débiles que se creen le devuelve su petróleo. ProTras de leer el artículo de Cassou, el hombre de la calla en nuesfuertes, moral de colosos de artestas en los Estados Unidos, tra América, el ciudadano medio de criterio libre, comprenderá por cilla, Vasconcelos sostiene la discusiones, negociaciones. El qué Paris ejerce la influencia que hace tanto tiempo retiene. Na por los bulevares bulliciosos, ni por los edificios, ni por los placeres, que idea. del todo latina, de la deasunto se arregla, pero en bealgo de eso hay en todas partes, sino por las almas universales y rrota ſecunda, de la resistencia neficio de los Estados Unidos.
generosas que le dan su sello de humanidad. En Paris, sirlo tamsecreta, de la paciencia que Otra vez, un movimiento an bién en el resto de Francia, el escritor manda!
triunfa, de la duración que se ticlerical se perfila en Méjico; Entre tantos recuerdos ine viene a la memoria la nota sobre un establece lentamente, misteriomovimiento que parece comreciente discurso de Herriot. Dijo: La paz que yo deseo para el samente, por las solas vías del pletamente nacional, inspirado mundo es la paz de alegría que se canta en la Coral de Beethoven. espíritu. El sobrepasa la publien la más pura y original in(Pasa a la página sigu. ene)
cidad el rumor sobrepasa la Despedida y homenaje Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica