127 REPERTORIO AMERICANO en Nueva York a empréstitos cuyas tados Unidos acreditada en la capital del amortizaciones ahora no son abonadas. país deudor. Tampoco desconoce el Se¿En qué consiste esa presunta garantía nado de Washington que vario3 plenimoral que se ha querido ver tras de la potenciarios estadounidenses acredita conformidad política de la Casa Blan dos en naciones de Sud América abanca. Habrá alguien que crea que toda donaron sus cargos para convertirse invía pueden repetirse los tiempos, ya mediatamente en representantes de firdefinitivamente lejanos, de que los go mas negociadoras de empréstitos ante biernos iban hasta más allá de sus fron gobiernos de este continente. El hecho teras, para defender sus capitales, pres es tan notorio que varios de los ex diplotamistas o acreedores?
máticos y actuales tramitadores nan deLa investigación está, pues, demos clarado en la comentada investigación trando que existe excesiva vinculación como agentes de firmas bancarias.
entre el gobierno de Washington y los En la defensa del pequeño ahorro, en empréstitos a países extranjeros. E60 la persecución del engaño al público y es lo más grave y lo que más debe preo en la prescindencia absoluta de los funcupar al Senado investigador, el presi cionarios del gobierno y de las repartidente de cuya comisión de hacienda sa ciones del Estado, en asuntos relacionabemos que tiene en su poder la denuncia dos con los empréstitos a los gobiernos de que las principales comunicaciones extranjeros, tiene el Senado de Washrelativas al empréstito que cierta firma ington los rumbos que debe seguir para de Nueva York contrato con un país sud que su investigación ofrezca resultados americano, fueron trasmitidas telé benéficos a su pueblo y favorabies a la gramas que recibía la embajada de Es mejor armonía continental.
El chucho con rabia Envio del autor riesgos. Al fin logró ganar la calle. El sol de la una de la tarde se derretia como un plomo sobre la superficie blanda del asfalto. El reflejo cegaba. Al saltar del portón, el pobre chucho recibió, de costado, una tremenda patada de uno de los cliabacanes basureros del Tren de Aseo que, parado sin hacer nada, veía como los otros alzaban y echaban un barril de desperdicios en un carretón desvencijado. Chilló. con la pata encogida, evitó un camión que se le venía encima. Luego de un taxi que pasaba, veloz, gangueando su claxon. Las tres viejas, los ocho zipotes, los cinco vagos empedernidos y los tres chichipates, le perseguían siempre, gritando, desaforados. El chucho con rabia! El chucho con rabia. La calle se alboroto. La gente se apartaba, temerosa de que les mordiese. Los viandantes más cautos se refugiaban en los quicios de las puertas. De una ventana le arrojaron un guacal de agua. Los perseguidores habían ido aumentando.
De pronto, al volver de una esquina, el pobre chucho, ya exánime, trató de ganar la acera de enfrente y meterse en un zaguán que estaba abierto. Perdió pie, el lastimado por la patada del basurero chabacán, y rodó al suelo. En ese preciso instante desembocaba. una mioneta amarilla, repleta de pasajeros.
Una de las ruedas alcanzó pobre chucho, y lo arrolló. No se percibió, entre el estridente resoplar del mutor, más que un aullido lastimero. El motorista, sin detener la camioneta, sacó la cabeza por la portezuela, y al contemplar al pobre chucho aplastado, soltó una de esas risotadas de beodo. Las tres viejas, los ocho zipotes, los cinco vagos empedernidos, y los tres chichipates, además de sus agregados, se detuvieron y se quedaron todos quietos como petrificados, fijos los ojos en lo que de su víctima infeliz restaba, adherido al asfalto achicharrado. Un charco de sangre mezclada de pelos, unos cuantos huesos triturados, las tripas viscosas de fuera, el cuero desgarrado. La cabeza del pobre chu cho, sacrificado por la ferocidad humana, no había caído bajo la rueda de la camioneta. Estaba intacta. Con las dos filas de dientes pelados, la geta caída de lado y las grandes pupilas abiertas, vidriosas de la humedad de las lágrimas, parecía el desgraciado implorar misericordia a sus desalmados victimarios.
Arturo Ambrogi.
San Salvador, El Salvador, Pebrero, 1932. una condenada vieja, vendedora de entre ceja y ceja que el pobre chucho fritada, se le ocurrió gritar: estaba rabioso, y formaban la grandisi El chucho con rabia!
ma escandalera.
El pobre chucho se había aproximado Una tercera vieja, que no vendía nada; al canasto, olisqueando las hojas de plá pero que se pasaba toda el santo día tano que lo cubrían. Al rededor del ca aplastada al lado de cualquiera que vennasto, por sobre la cabeza murucha de diera algo, y que, sobre todo, en nada se la vieja, zumbaba el enjambre tupido de diferenciaba de las otras dos viejas, grimoscas. El pobre chucho tenía los ojos tó, desaforada a su vez: hundidos, rojos y vidriosos, y llevaba, de El chucho con rabia! El chucho con fuera, la lengua. La maldita vieja le vió, rabia!
y antojándosele que tenía rabia, se levan poniéndose de pie, unió la palabra tó espantada de su taburete de cuero, y al hecho. Agarró de por ahí cerca una principió a gritar, desaforada: raja de leña, y con todas sus fuerzas El chucho con rabia! El chucho con descargó un tremendo golpe sobre el rabia!
pobre chucho. El chucho aụlló de dolor.
La vieja de al lado, vendedora de que El leñazo parecía haberle roto el espinaso, y como ella, con trazas de bruja, se 20. Rodó casi por el suelo. Atarantado levantó también, espantada, y principió aún, escapó con toda la velocidad que a gritar desaforada: pudieron prestarle sus piernas vacilan El chucho con rabia! El chucho con tes. Pero la vieja del leñazo no paró ahí.
rabia!
Arrojó furiosa, la raja al chucho: pero El pobre chucho no se había dado lo hizo con tan mala suerte que aquella, cuenta de nada. No sospechaba, siquie rebotando, fué a darle en la espinilla a ra, el peligro que para su vida entrañaba una mujer que en ese inomento pasaba el grito aspaventero de aquel par de vie con una canasta de naranjas en a cajas sin entrañas. Se estaba quieto, al lado beza. La mujer, al recibir el golpe, estdel canasto mantecoso, olfateando, al vo a punto de botar la canasta. Yecha través de las hojas de plátano, las mo una furia, se desató en improperios. Dios rongas, el rachete, los bofes, los tosta santo. Qué boca! Aquello no se podía dos chicharrones, a cuyo olor apetitoso llamar boca. Aquello era un albañal inse unía el de las yucas sancochadas y de mundo. Un policía municipal se rió. Esa los tamales de elote. El pobre chucho risa la puso en peor estado. Pero como se sentía fatigado; e ingenuo, con in quien se reía, ofendiéndola (según ella)
genuidad de chucho, creyó que esa gen era autoridad, y podía llevársela presa te le dejaría, tranquilo, reposar un rato. por el menor desmán, se conforrno con Las orejas gachas. El rabo, pelado por fulminarle con una de esas miradas que, el jiote, metido entre las patas. Los ija si fuesen Colts, dejarían seco al más pinres hundidos. El espinazo, curvo, como tado.
una caramba, de puro pecho. Las costi Mientras tanto, el pobre chucho collas, todas de fuera, como la reja de una rría. Corría desalado. Tras él iban: las parrilla. Su traza era de lo más nisera tres viejas, ocho zipotes, cinco vagos emble. luego, aquellos ojos sumidns, ro pedernidos y tres chichipates que andajos y vidriosos. Aquella lengua de fue ban por el mercado de cocinas tratando ra. Todo daba lugar a la sospecha. Ase de cachar alguna cosa para matar el diado por los rigores del sol, ja leaba. hambre. El pobre chucho, comprendienDe cuando en vez tosiqueaba. Tenía do el peligro, trataba de escurrir el bulzoco, indudablemente. Pero al par de to. Todo el mundo le mostraba hostili.
viejas malvadas, se les había plantado dad. Iba sorteando estorbos. Escapando caINDICE CON EL ULTIMO CORREO, ESTOS LIBROS IMPORTANTES: Heinz Heimsoeth: Los Filósofos: Fitche. 5. 50 Bertrand Russell: El panorama cientifico. 25 Aristóteles: Obras completas VII: Gran.
Etica, Rep. Ateniense, Economia. 00 Federico Nietzsche: Asl hablaba Zaratustia. Un libro para todos y para nadie 25 Entenderse con el Adr. del Rep. Am. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica